Tensión entre el Gobierno y los gremios por las paritarias

La suba de las tarifas de servicios y el incremento en los precios de los productos de la canasta básica, ha provocado una ola de reclamos al Gobierno nacional y los gremios ya amenazan con medidas de fuerza.








Las primeras señales de moderación sindical surgieron antes de la suba de tarifas energéticas. El hecho más concreto fue el de los petroleros del Sur, que ofrecieron bajar la paritaria a cambio de estabilidad laboral. Hubo también otros casos: la resignación de la mayoría de los gremios a cerrar un bono de fin año o aceptar una negociación salarial atada a futuras medidas, como la eventual modificación del impuesto a las ganancias o una suba de los beneficios de la asignación familiar.

Sin embargo, con el anunciado aumento en las tarifas de luz, al que se agregará pronto el del agua, los sindicatos parecen ahora dispuestos a romper la virtual tregua. La primera reacción será de la influyente alianza de gremios del transporte, que reclamará mañana, a través de un documento, soluciones a viejos problemas sectoriales, además de exigir que los cambios prometidos en Ganancias sean retroactivos a diciembre. Detrás de la queja de los transportistas está la mano de Hugo Moyano, uno de los aliados más incómodos que tiene hoy el macrismo.

Las tres vertientes de la CGT también romperán su letargo. La mesa de 15 dirigentes que empuja para la reunificación se reunirá próximamente para evaluar los primeros pasos de las negociaciones paritarias. A algunos de esos dirigentes, el Gobierno ya les adelantó cuál será su intención: a través del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, les propuso a los gremios un acuerdo semestral con aumentos de 15% y el otro tramo de un 10%. Los sindicatos se quedaron en silencio. No aceptaron ni rechazaron. Pero ante la suba de tarifas, ya surgieron las primeras voces díscolas.

"El impacto del aumento en las tarifas se percibirá en marzo y abril, en plena ronda de paritarias. Es un error porque el Gobierno trata de resolver todo de fondo y esto afecta directamente al bolsillo de los trabajadores", dijo Héctor Daer, uno de los referentes del sector de "los Gordos" (grandes gremios).

Coincidieron con Daer referentes de las centrales de Moyano y de la de Luis Barrionuevo. "Está claro que tendremos en cuenta, además de la inflación, las últimas subas en la luz, el combustible y lo que falta por venir", advirtió un sindicalista que está hoy cerca del Gobierno.

En la cumbre de gremios cegetistas chocarían dos posturas. Por un lado, Moyano presionará para alinear a la tropa y fijar el 30% como piso para los aumentos. El jefe de los camioneros expondrá sus argumentos: el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de su central calculó una inflación anual de 29,06% en 2015. El relevamiento aportó otra curva que generó alarma: la inflación superó el 90% en los últimos tres años.

Moyano se encontrará del otro lado con algunos dirigentes con posturas más moderadas. Son los que evalúan aceptar una suba por debajo del 30%, siempre y cuando se pacte con los empresarios y el Gobierno que se mantendrán intactos los puestos de trabajo. Detrás de esta idea están algunos de los gremios industriales, afectados desde hace meses por despidos y suspensiones.

El taxista Omar Viviani, que no participa de las negociaciones por la unidad de la CGT, dio una pista sobre las paritarias. "Si no está la actividad para un 35 o 40% de aumento, hay que discutir para cuidar la fuente de trabajo", dijo hace unos días a LA NACION.

Algunos sindicatos ya avanzan por ese camino. El líder del gremio petrolero de Chubut, Jorge Ávila, ofreció la paritaria de este año a cambio de que no haya despidos. Habría 5000 empleados en riesgo.

Otro gesto vino de Omar Suárez, un portuario que intenta despegarse del kirchnerismo. "La suma fija y todo eso es para lo que menos ganan. No vamos a hacer presión ni fuerza porque nuestros trabajadores ganan muy bien", dijo el 8 de enero a Radio El Mundo el jefe del Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU). Su postura dio ahora un giro después del anuncio oficial por el alza en las tarifas de los servicios públicos.

El metalúrgico Antonio Caló cedió en sus pretensiones de un bono de fin de año para compensar la inflación cuando percibió que los despidos en su sector dejaron de ser una amenaza. Logró que Techint diera marcha atrás con 180 cesantías, pero se abrieron otros conflictos, sobre todo en Tierra del Fuego. Caló ya le comunicó su inquietud al ministro de Producción, Francisco Cabrera, para conocer qué sucederá con la protección de la industria nacional, el plan Ahora 12 y el Régimen de Incentivo a la Producción de Bienes de Capital. Miles de puestos de trabajo de la UOM están sostenidos por estos programas que impulsó el kirchnerismo desde el Estado.

En el Gobierno, sin embargo, se muestran optimistas de cara a las paritarias. "Hay un estado de comprensión generalizado. Hay mucha madurez en la mayoría de los gremios. Y también hay expectativas por las medidas que se van a tomar", dijo Triaca a LA NACION. Su mensaje blanqueó un costado de las negociaciones salariales: el Gobierno está poniendo sobre la mesa los futuros cambios en Ganancias, en las asignaciones familiares y la reducción del IVA en la canasta básica para intentar contener el porcentaje de aumento anual.

Fuente: La Nación.

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