Son tres los apostadores que esta semana tendrán una suculenta suma de dinero en sus bolsillos.
Domingo, el clásico verdulero de San Juan que está por cumplir 30 años trabajando en la calle
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Con 47 años, Domingo ha pasado más de la mitad de su vida, vendiendo en la calle. Tiene una verdulería en el centro sanjuanino y con ella logró mantener a su familia y ayudar a muchas personas.
En diálogo exclusivo con DIARIO MÓVIL, Domingo contó su historia y dijo: “Tengo 4 hijos, la mayor tiene 26 años y el menor tiene 20. Ya soy abuelo y junto a ellos construí esta vida que nos ha dado todo lo que tenemos. Comencé trabajando en el mercado de abasto, luego me puse la verdulería y más tarde estuve en el hiper. Primero estuve en calle Mendoza y General paz, ahora estoy en Mendoza y Córdoba”.
Según contó Domingo, su paso por el Hiper fue muy lindo, pero sentía que le faltaba algo, estaba incompleto, él sostuvo: “Pensé que tendría un futuro, la estabilidad que todos buscamos, con recibo de sueldo, obra social y todo lo que tiene un trabajo estable, pero sentía que algo me habían quitado y eso era mi libertad, estaba acostumbrado a estar afuera. Allá no tenía atención al cliente. A mí me gusta escuchar a la gente, ellos compran y te cuentan problemas. La gente ya no tiene con quien conversar y en algún momento se descarga con el verdulero, con el carnicero, con alguno de nosotros, por eso en el hiper renuncie. Llevo 27 años en la calle, con mi puesto y no me arrepiento”.
Recordando algunas anécdotas, Vargas detalló:”Una vez a una mujer se le cayó la billetera, la buscaba por todos lados, era muy humilde, ella tenía no se unos $800 que serían como unos $8000 de ahora, se la devolví y decidí jugar en la quiniela, aposté al 032 y salió ese número. Otra cosa que es muy común es que la gente te pida plata para el colectivo, dejándote a cargo el DNI, cosa que nunca les pido, siempre les presto o que necesitan, ellos después se convierten en mis clientes y con eso alcanza”.
Entre sus clientas más destacadas, Domingo recordó a una mujer que llegó una noche, sobre las 23:00 para pedirle ayuda: “Como a las 11:00 de la noche una mujer me dijo que no tenía para comprar nada, que debía llevarle comida a su nieto, le pregunte que necesitaba y le cargué todo. Se lo llevó muy feliz y como a los dos meses, la jubilaron y vino a pagarme. Hasta el día de hoy ella es mi clienta, vive en Rawson, pero las verduras las compra aquí”.
Lleno de alegría y emoción por poder disfrutar de lo que hace, Vargas manifestó que ama su trabajo y no lo cambiaría por nada.
En diálogo exclusivo con DIARIO MÓVIL, Domingo contó su historia y dijo: “Tengo 4 hijos, la mayor tiene 26 años y el menor tiene 20. Ya soy abuelo y junto a ellos construí esta vida que nos ha dado todo lo que tenemos. Comencé trabajando en el mercado de abasto, luego me puse la verdulería y más tarde estuve en el hiper. Primero estuve en calle Mendoza y General paz, ahora estoy en Mendoza y Córdoba”.
Según contó Domingo, su paso por el Hiper fue muy lindo, pero sentía que le faltaba algo, estaba incompleto, él sostuvo: “Pensé que tendría un futuro, la estabilidad que todos buscamos, con recibo de sueldo, obra social y todo lo que tiene un trabajo estable, pero sentía que algo me habían quitado y eso era mi libertad, estaba acostumbrado a estar afuera. Allá no tenía atención al cliente. A mí me gusta escuchar a la gente, ellos compran y te cuentan problemas. La gente ya no tiene con quien conversar y en algún momento se descarga con el verdulero, con el carnicero, con alguno de nosotros, por eso en el hiper renuncie. Llevo 27 años en la calle, con mi puesto y no me arrepiento”.
Recordando algunas anécdotas, Vargas detalló:”Una vez a una mujer se le cayó la billetera, la buscaba por todos lados, era muy humilde, ella tenía no se unos $800 que serían como unos $8000 de ahora, se la devolví y decidí jugar en la quiniela, aposté al 032 y salió ese número. Otra cosa que es muy común es que la gente te pida plata para el colectivo, dejándote a cargo el DNI, cosa que nunca les pido, siempre les presto o que necesitan, ellos después se convierten en mis clientes y con eso alcanza”.
Entre sus clientas más destacadas, Domingo recordó a una mujer que llegó una noche, sobre las 23:00 para pedirle ayuda: “Como a las 11:00 de la noche una mujer me dijo que no tenía para comprar nada, que debía llevarle comida a su nieto, le pregunte que necesitaba y le cargué todo. Se lo llevó muy feliz y como a los dos meses, la jubilaron y vino a pagarme. Hasta el día de hoy ella es mi clienta, vive en Rawson, pero las verduras las compra aquí”.
Lleno de alegría y emoción por poder disfrutar de lo que hace, Vargas manifestó que ama su trabajo y no lo cambiaría por nada.
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