MAJESTUOSO: Ruinas de Hilario, un pedazo de la historia minera de San Juan

Cultura
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Las Ruinas de Hilario son parte de la historia de la minería más importante de la provincia de San Juan y del país. En su momento fue una de las primeras fundiciones de minerales de plata de país que impulsada por Sarmiento. Hoy es un testimonio cultural y un circuito turístico.






Las Ruinas de Hilario son los restos de una de las primeras fundiciones de minerales de plata del país.  Estas ruinas están a 3.000 metros de altura, sobre las sierras del Tontal, en Calingasta, y forman parte de los restos de uno de los asentamientos mineros más importantes del país, que propició Domingo Faustino Sarmiento.

La ciudad minera fue construida a mediados del siglo XIX, allí se distinguen una plaza y los cimientos de varias viviendas. A este sector se lo llamó villa Rickard, que es el apellido del ingeniero que eligió Sarmiento para hacer las exploraciones y trazar rutas mineras. Allí vivió la gente que trabajaba en la explotación de las minas de Hilario. La fundición de los minerales se realizaba cerca de la villa de Calingasta.




El sistema minero de Hilario, que abarca las minas de donde se extraía la plata, la villa en la que vivían los mineros y la planta de fundición, fue uno de los proyectos que Sarmiento pudo concretar cuando fue gobernador de San Juan, entre 1862 y 1864. Para llevar a cabo el emprendimiento mandó a traer al minerólogo Ignacio Rickard. Su principal misión fue montar un establecimiento para fundición de metales junto al río Los Patos. La elección de este paraje no fue casual. Unos años antes, el chileno Rafael Zilleruelo había descubierto varias vetas de plata en las sierras del Tontal.




Hacia fines del siglo XIX, Hilario era uno de los proyectos mineros más ambiciosos del país. La mayoría de los trabajadores de este proyecto eran chilenos. "En las minas trabajaban unas 200 personas. La idea de construir una villa fue para que los mineros se asentaran en un solo lugar", cuenta María Julia Gnecco. De allí salieron minerales que luego fueron exhibidos en las exposiciones internacionales de Mendoza, San Juan y Santiago del Estero, con motivo de la llegada del ferrocarril. Pero, a pesar de ser uno de los establecimientos de fundición de minerales más importantes del país, Hilario tuvo una vida útil de una década aproximadamente. Pero a principios de 1870, sobrevino la paralización de la mina. En 1893, Rafael Zilleruelo vendió sus derechos mineros a las empresas Compañía General Sarmiento de Estados Unidos y Carmen Alto Mining Co, que era de origen inglesa.

"La falta de capitales y de tecnología de avanzada hizo que las minas dejaran de ser rentables. El proyecto de Sarmiento fue demasiado vanguardista para la época, es por eso que no funcionó", expresa María Julia Gnecco. El lugar quedó completamente abandonado y nunca más intentaron realizar nuevas explotaciones.




La mina tuvo una prolífera actividad hacia 1914. Esto está reflejado en la enorme masa de relaves que fueron procesados en el tiempo a través de sucesivos intentos, entre los que hubo una pequeña planta de cianuración, que es método para separar el oro de la roca. En la década de los 1980, la Compañía Minera Lixivia desarrolló nuevamente tareas de exploración pero no tuvieron resultados.
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