Pilar Mugica, una joven que usó su discapacidad como impulsor de superación

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Pilar Mugica, una joven profesional, tuvo una parálisis cerebral de nacimiento que afectó su motricidad. Pese a movilizarse en sillas de ruedas, ella nunca se detuvo para conseguir sus objetivos dejando los estereotipos de lado y transformando su discapacidad como un motor de superación. Participa de organizaciones, charlas y talleres para llegar a otras personas que atraviesan problemas motrices.

“Enfocarse en lo positivo. Porque la verdadera discapacidad está en los pensamientos. Y la clave está en sentir que podemos. En pensarlo conscientemente”, asegura Pilar Mugica, una joven de 29 años, que es contadora y demuestra que la fuerza de voluntad vence cualquier tipo de discapacidad.

Ella da charlas en escuelas, instituciones y ONG sobre su discapacidad para ser un ejemplo hacia los demás teniendo como punto de partida la idea que las limitaciones motrices son solo una excusa.  Según Pilar su discapacidad se dio al nacer, posiblemente por una demora en el parto, lo que habría generado falta de oxígeno que afectó su parte motriz y generó que tenga que desplazarse en sillas de ruedas.

“A pesar de eso pude hacer siempre una vida como todos. Hoy en día tengo 29 años, hace 5 que me recibí de contadora y trabajo desde ese momento. Tengo un grupo de amigas que me banca constantemente, con las que salgo los fines de semana y lo mejor es que siempre fue así en todas las etapas de mi vida. Estoy convencida de que es todo gracias a cómo me criaron mis papás. Principalmente que ellos aceptaran mi discapacidad -que es de por vida- y de ahí que buscaran las maneras de ayudarme en lo que necesito pero nunca sobreprotegiéndome, siempre integrándome”, cuenta Pilar.




Tiene espasticidad en los miembros inferiores y superiores con una hipotonía de columna. Su rehabilitación le permitió recuperarse casi totalmente. Se moviliza generalmente en silla de ruedas, aunque desde los seis años caminó con andador o con asistencia de alguna persona.

Su sonrisa la distingue en la comunidad del partido de San Lorenzo, provincia de Santa Fe, donde vive y fue su inquietud por vivir el momento lo que la impulsó a organizar la primera maratón bajo la lema “Correr las diferencias”, a llegar a la cima del cerro Champaquí, hacer esquí acuático, escalar el volcán Lanín, volar en un parapente. Rafting, snorkel y buceo son otros de los deportes que ha practicado. “Me da una satisfacción enorme poder llegar tan lejos. Soy consciente que si no hubiera recibido la ayuda que tuve para subir nunca podría haber llegado. Yo me animé a hacerlo y puse todo mi esfuerzo y el mejor humor. Pero el mayor trabajo lo hizo la gente que me ayudó, y esto me enseña a confiar en la gente, a que dejándose ayudar uno puede llegar mucho más lejos que con una actitud orgullosa o egoísta. Que juntos en grupo se puede más que solo, porque en la montaña al igual que en la vida todos necesitamos ayuda en algún momento, y lo importante es llegar todos. Hay momentos en los que es mucho el esfuerzo y hay que seguir igual, pero la recompensa es muy grande, nos deja un sabor incomparable y casi indescriptible de haber logrado un poco de cielo en un lugar del corazón”.

"Tener una discapacidad no me privó de pasarla bien en la vida", expresa Pilar y recuerda que en su infancia “jugábamos a la mancha con mis hermanos, yo con el andador, y cuando a mí me tocaba ser mancha ellos corrían saltando sobre un pie para que los pueda alcanzar. La clave está en poder disfrutar de la vida, a veces como todos y a veces de otra manera".

Luego del fallecimiento de su padre hace unos años, quien le enseñó desde siempre la importancia para las personas el ayudar a los demás, es que se avocó aún más a las actividades solidarias empleando cada vez tiempo a estas acciones. Está más involucrada con distintas organizaciones dedicadas a la temática de la discapacidad, organizando charlas y, a su vez, contribuyendo social y culturalmente.
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