Candela Mohr, una adolescente que rescata perros y gatos de la calle, los recupera y les consigue una familia

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Candela es una adolescente que tiene 16 años y ayuda a animales que fueron abandonados. Los alimenta, los recupera y por las redes sociales se concentra en conseguirles una familia que quiera adoptarlos responsablemente. Al día de la fecha ya rescató 200 perros y gatos.



Candela Mohr tiene 16 años, vive en Tres Arroyos y quien ya rescató a 200 perros y gatos de la calle. Desde niña tiene un amor especial por los animales, y ese sentimiento la acción cada vez que puede para que ninguno de ellos viva en el abandono. Ella está a punto de egresar de sus estudios secundarios y sus momentos libres lo dedica íntegramente a la ayuda y la recuperación de los animales abandonados. Les busca un hogar y una nueva familia que los cuide.

Desde finales de 2013, se dedica a rescatar perros que andan en la calle, abandonados por distintas circunstancias. Al día de hoy contabiliza unos 200 "tránsitos", como ella misma los describe. Recuerda que el primer rescate lo hizo con unos cachorritos recién nacidos que estaban abandonados en la ruta. Desde aquel momento contó con el apoyo de su familia, y de Felín, su perro.

Se encarga de cuidarlos desde todo punto de vista. Les cura la dolencia que arrastren, los baña, alimenta y también entretiene. Les mejora su calidad de vida, mientras que por las redes sociales se concentra en conseguirles una familia que quiera adoptarlos responsablemente. Una vez que los entrega, no se desentiende de la historia de ninguno de ellos. Y sus nuevas familias le envían fotos de cómo transitan su vida con el nuevo integrante.

Su mamá explica que mientras toda persona que la conoce se la imagina en el futuro como veterinaria. Pero Candela ha decidido estudiar abogacía, una profesión que desde "la defensa de los derechos" vincula con al amor que siente por los animales.

Uno de los perros que rescató, Spod, lo había atropellado y se le había quebrado la columna. "No tenía movilidad y vivía en una calle de tierra. Se arrastraba y le habían quedado los huesitos a la vista", cuenta Candela. Para poder ayudar al can, junto con un amigo Cande le construyó un carrito que le mejoró considerablemente su calidad de vida.
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