Carmen, la perra que nació sin pelo a causa del estrés, hoy se recupera del maltrato y la indiferencia

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Convivir con más de 80 perros en una precaria vivienda desató una reacción en su cuerpo que la dejó sin pelo; el miedo, la sumisión y la desconfianza marcaron sus primeros años de vida. Pero su suerte cambió y tuvo una segunda oportunidad.


Nació un día frío y nublado de julio sin saber que un duro camino iba a tener que recorrer desde el momento en que abriera sus ojos. Su mamá había sido rescatada del abandono, la indiferencia y el maltrato por una mujer humilde que, con pocos recursos, se ocupa de atender a perros en situación de calle en una precaria casa de Valentín Alsina donde se cruza con Pompeya. Allí, en ese costado olvidado del cordón que une el Gran Buenos Aires con la Ciudad, la mujer convive con más de 80 perros que, aunque tienen alimento y atención veterinaria, no conocen lo que es pisar el pasto o dormir en una cama.


A Carmen la conocimos gracias a la inconmensurable labor que realiza Mónica Pavesio, una proteccionista de Lanús, que nos había alertado sobre la situación de los perros en esa casa. El día que la vimos por primera vez fue cuando nos acercamos con María Paula Filippelli a sacar fotos de los perros y ayudar a encontrarles familia y hogares de tránsito. Entre todos esos perros y perras, sin pelo y con muchísimo miedo, se encontraba Carmen", recuerda Federico Sordo, uno de los involucrados en el caso.


Los perros y las perras de la casa de Valentín Alsina habían logrado efectivamente mejorar su salud y recuperar peso gracias al trabajo de Mónica Pavesio. Carmen, al igual que sus pares, estaba castrada, vacunada y desparasitada. La particularidad de ella que llamaba la atención por ser cachorra, y la de cinco perros que aún se encuentran en la casa, es que no tenía pelo. ¿El motivo? Una demodexia -una enfermedad que se caracteriza por la caída del pelo y la inflamación de la piel- que ya se había hecho crónica. " En algunas partes de su cuerpo parecía que tenía piel de elefante. Seguir viviendo en la casa de Alsina no era una opción para que ella pudiera sanar, por ese motivo fue decidimos brindarle un hogar de tránsito", detalla Federico, que abrió las puertas de su departamento para que la perra pudiera sanar su cuerpo, mente y emociones. "Durante el viaje de la casa de Alsina a mi departamento no dejó de llover en todo el trayecto. Cada gota que caía la interpretamos como el bautismo a su nueva vida", agrega.


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