Aberrante: ayudó a su marido a violar a su hija durante seis años porque tenía "un demonio adentro"

Celia-Sosa-1920-2
Celia-Sosa-1920-2

Celia Beatriz Sosa fue condenada a catorce años de cárcel tras ser acusada por su hija de forzarla a tener sexo con su pareja bajo golpizas y amenazas desde que tenía ocho años de edad. La menor incluso quedó embarazada y abortó en Paraguay. Su marido está prófugo y lo busca Interpol.










"Siempre se emborrachaba. Nunca me cayó bien. Él decía que yo tenía un demonio adentro. Y mi mamá le empezó a creer. Empezó cuando yo tenía ocho años. Ella una vez me despertó de los pelos de la cama y me dijo que haga cosas con él. Yo no quería. Antes de dormir venía y me decía: 'Vos no te duermas porque sabés lo que tenés que hacer.' Ella a mí me abría las piernas y me pegaba con un cinto de punta. Tuve que hacer cosas. A veces me tenía toda la noche. A veces usaba preservativo, a veces no. Cuando empecé a menstruar ahí siempre usaba."







Sigue: "Aborté un bebé, fue hace tres meses. Dejé de menstruar y a los dos días me agarró sin preservativo. Me fui a comprar un Evatest y salieron dos rayitas. Mi mamá me hizo tomar pastillas anticonceptivas. Él me pegaba, me daba órdenes como si fuera mi marido, lavar, limpiar. Todo pasó desde que tenía ocho hasta que tenía catorce años, casi todos los días".







Este párrafo corresponde a la declaración en cámara Gesell realizada en 2015 por D., hoy de 17 años de edad, al cuidado de un hogar y de su abuela paterna bajo la supervisión del Juzgado Civil N°56. La declaración indignó a los funcionarios judiciales que la leyeron. D., con 15 años de edad, se sentó frente una psicóloga entre los espejos fríos del Cuerpo Médico Forense para relatar la brutalidad de su propio padrastro, Sergio Eduardo Giménez, y de su propia madre. Su abuela fue quien formalizó la denuncia inicial "porque le conté las cosas que Sergio me hacía" en un viaje a Paraguay y en la pequeña casa familiar que ocupaban en el barrio de La Boca a pocas cuadras de la Bombonera, según dijo D. en su testimonio.







La acusación prosperó en la Justicia porteña, investigada por el fiscal de instrucción Eduardo Cubría. Giménez no fue encontrado: sigue prófugo hasta hoy con una circular roja de Interpol sobre su cabeza. Celia Beatriz Sosa, la madre de D., también fue buscada por Interpol y eventualmente detenida para ser llevada a juicio ante el Tribunal Oral Criminal N°27 de la Capital Federal integrado por los jueces Javier de la Fuente, Jorge Romeo y Federico Salva.










El defensor oficial de Sosa no disputó su imputabilidad en el proceso. Su argumento fue menos usual: apuntó a "un error de comprensión cultural condicionante" según transcripciones judiciales, un caso en que "el imputado sabe que está cometiendo un delito, pero se encuentra imposibilitado de impedirlo".







El defensor aludió al testimonio de una prima de la madre de D. que decía que Sosa "no estaba bien de la cabeza" y recordó la violencia física y psicológica a la cual la sometía Giménez. Un informe psicológico hecho por orden judicial apunta a una disminución de su comprensión y su facultad intelectual. El Tribunal no aceptó el argumento del abogado, no totalmente: los jueces razonaron que Sosa no vivía en ninguna otra cultura salvo el estado de derecho de la República Argentina.





Lo más visto