Benicio, el niño de padres sanjuaninos que movilizó a todo el país

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Benicio Aballay fue un niño que movilizó a todo el país en la oración y la solidaridad e incluso recibió un llamado del propio papa Francisco. Era hijo de sanjuaninos y durante casi un año padeció de glioblastoma. Para dar batalla al cáncer sus padres intentaron recaudar fondos para un tratamiento alternativo en Estados Unidos. A un poco más de un año, el recuerdo y la fe aún están latentes.


Benicio Aballay era un niño como cualquier otro. Era hijo de Luis Aballay, es jachallero, y de Analía Constantini, una pediatra capitalina, y vivían en Río Gallegos. Sin embargo, en diciembre del 2015,  cuando tenía 9 años  su mundo de fantasías e inocencias comenzó a cambiar. El niño empezó a sentirse mal, tenía mareos, le costaba caminar y tenía visión doble. Asustados por los síntomas su familia lo llevó al Hospital Regional de Río Gallegos donde le hicieron la tomografía y detectaron una masa en su cabeza. Al otro día viajó de urgencia en el avión sanitario a Buenos Aires donde lo atendieron en la Clínica Bazterrica. Allí le hicieron estudios y le detectaron una glioblastoma, que es un tumor troncoencefálico.


Si bien lo operaron inmediatamente, solo pudieron extraer el 60% del tumor, y para parar el resto, era necesario viajar a Estados Unidos para realizarse un tratamiento alternativo. "El problema es que, después de la quimio, en Argentina no queda más por hacer y estos tumores tienden a seguir creciendo hasta desgastar el sistema nervioso central. Suelen terminar con la vida de los chiquitos en seis meses o un año”, explicó Luis, su padre, agregando que la única alternativa que tenían en ese entonces fue participar de un ensayo en el Hospital de Niños de Cincinnati, de Estados Unidos. Como los costos eran altísimos, sus padres unieron a todo el país en oración y solidaridad intentado reunir fondos con la organización de jornadas y eventos solidarios.


Benicio incluso le escribió una carta al papa Francisco pidiéndole que rece por él y por su doctora Mercedes así lo curara pronto. La sorpresa llegó cuando Bergoglio llamó a la casa de Benicio para llenarlo de bendiciones y prometerle que rezaría por él. Toda la familia quedó sorprendida por el gesto. "La llamada del Papa fue un alivio muy importante desde lo espiritual. Lo vio en la canonización del Cura Brochero, siempre que lo veía se sorprendía. En casa siempre, desde que asumió el papado, lo alabamos. Nos llenó de muchísimo sentimiento", cuenta Analía, su mamá.


A pesar de todo el panorama poco favorable, Benicio seguía manteniendo su fuerza y las ganas de vivir como todo niño. Le gustaban mucho los cómics, todo lo referido a Star Wars como sus películas, muñecos y naves. Su mayor hobbie eran los Legos, armar todo tipo de cosas y soñaba con poder viajar hasta el parque temático de la empresa en Estados Unidos.


Su historia movilizó a miles de argentinos y los unió en la oración. Días antes de fallecer, el pequeño Benicio venía padeciendo la parte más crítica de su enfermedad, lo que incluso le había impedido poder emprender el viaje hacia los Estados Unidos donde iba a someterse a un tratamiento experimental para amortiguar el avance de su enfermedad. En ese momento su mamá publicó en las redes sociales que “Benicio está pasando por la peor fase de su terrible enfermedad aun cuando parece haberse detenido la progresión del glioblastoma, está de manera permanente en su cama ortopédica y se alimenta por sonda nasogástrica y ya no puede hablar".


Finalmente, y tras 11 meses de luchar contra esta enfermedad, el 11 de noviembre del 2016 falleció.  "Hoy, nuestro bello Benicio se puso su traje de Ironman y subió rápidamente a los cielos! Allí podrá correr y jugar y reír hasta cansarse, era lo que más extrañaba. Tan valiente y aguerrido que pudo romper los barrotes de acero de esta cárcel llamada glioma! Gracias mi niño adorado, pochoclo de mamá y papá por darnos tanto amor y amor del mejor. Sabrás perdonarnos que no pudimos salvarte", publicó su mamá en las redes sociales.

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