Se mudaron a una casa rodante y van a viajar de Buenos Aires a Alaska para cumplir un sueño

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Aseguran que decidieron salir de su zona de confort para lanzarse a la aventura. Planean amanecer con un paisaje diferente cada día, ser nómades y aprender de la madre naturaleza. Se conocieron mientras estudiaban la carrera de Turismo y Hotelería y pronto descubrieron que tenían más de un interés en común: curiosos, apasionados por los viajes, por conocer nuevas culturas, y especialmente por hablar con la gente, escuchar las historias y aprender de ellas, Javier y Emily acaban de dar por finalizada la primera etapa de lo que dieron en llamar "locura de viaje" desde que la semana pasada terminaron de armar a "Cleta", una kombi motorhome a la que refaccionaron y equiparon de forma tal que les permita recorrer desde Buenos Aires hasta Alaska y trasformarse en su nuevo hogar.

"Antes de arrancar con este proyecto, Javi trabajaba ocho horas en una oficina como administrativo dentro de un organismo del estado, y de ahí iba a la facultad por la noche. En cambio, yo trabajé en diferentes lugares mientras cursaba la carrera. Pero la verdad es que siempre cambié de trabajo porque no es congruente con mi forma de ser estar encerrada en una oficina nueve horastrabajando por día. Pero, en síntesis, llevábamos una vida considerada normal: secundario, universidad, trabajo, pareja. Una vida convencional", relata Emily Frid e inmediatamanete aclara que aunque su nombre suena americano, ella es más argentina que el dulce de leche.

Dice que ya perdió la cuenta de las veces que le preguntaron qué se sentía dejarlo todo e ir en busca de un sueño. "En realidad no nos gusta la idea de dejarlo todo, porque no consideramos que así funcionen las cosas. No nos vamos escapando de nada, sino todo lo contrario. Creemos que todo se transforma, y lo que estamos haciendo es eso, una transformación, un cambio. Reacomodamos las cosas de nuestros cuartos a nuestra nueva casa. Aprendimos a soltar muchas cosas que teníamos, y que realmente eran innecesarias en nuestras vidas. Lo que nos invita a irnos es una inmensa curiosidad por conocer todo lo que este mundo nos puede mostrar", dice ella con una sonrisa.

Pero a pesar de la adrenalina, Emily reconoce que dar el primer paso fue lo más difícil. "Por empezar, se trata de un sueño que, de a poco, va tomando forma, se hace real. Ese hecho de dejar de soñar para despertar y comenzar a vivirlo, es único. Cuando tomás conciencia de lo que está sucediendo, empezás a pensar en los amigos y en la familia, que son lo más importante, el grupo de pertenencia. Eso no se suelta, eso uno lo lleva consigo a todos lados. Todos sus consejos y sus fuerzan son las que nos llenan el alma y nos permiten dar este gran paso en nuestra vida. Así que si tuviéramos que decir qué dejamos, creemos que nada. Todo lo contrario, nos llevamos mucho".

Aunque el proyecto de viaje se venía gestando en su interior hacía tiempo, confiesan que septiembre de 2017 marcó un antes y un después en el camino hacia concretar su sueño. En esa fecha comenzaron a buscar opciones de vehículos para emprender el viaje. Después de un mes de búsqueda encontraron a quien hoy tiene nombre y se convirtió en compañera de viaje: Cleta, una kombi Volkswagen T2 del año 1983, industria nacional. "Cleta está muy distinta a cuando la adoptamos. Para empezar, le elevamos el techo, lo que nos da la posibilidad de entrar parados. Ese techo era de una ex ambulancia de bomberos. Además, en su interior tiene un sillón cama, un anafe, un baño químico y un tiro balanceado para pasar el invierno. Para el calor, tiene un pequeño ventilador. También cuenta con una bacha y una conservadora. Creemos que es lo suficiente para salir a la ruta y vivir en ella".

Cleta se roba todas las miradas donde quiera que vaya. Por fuera, lleva una obra de arte en cada una de sus caras. Al frente es multicolor, del lado del conductor se puede apreciar un mapamundi, del lado del acompañante hay una gran ola, y en la cola se ve un paisaje montañoso, obra de Yurandir, un artista que también viaja por el mundo.

Tienen pensado dirigirse en primer lugar hacia Ushuaia, para luego empezar a subir por la cordillera hacia el norte. "Al no tener un tiempo limitado, nos queremos dejar sorprender por las rutas. Por eso no podemos describir un recorrido específico".

Si bien hablan de un viaje, en realidad lo que Emily y Javier se proponen es una nueva forma de vida para los próximos años. Por eso la manera en que van a cubrir los gastos también está contemplada. "Vamos a vender artesanías, participar en ferias, y vender comida. Vamos equipados para poder hacerlo. También nos gustaría aprovechar para comenzar a trabajar en algunos proyectos que tenemos en conjunto sobre el turismo. Nos encanta la inclusión social, el turismo como herramienta de trabajo, la planificación y el desarrollo. Tenemos un montón de ideas y proyectos con respecto a ello, y quizás esta vida más itinerante nos de una mano para poder estar en diferentes lugares y concretar esto. Por otro lado, llevamos ahorros, pero queremos pensar en que no los tenemos. Eso nos va a permitir enfocarnos en trabajar para obtener lo necesario para avanzar día a día. Y los ahorros servirán para urgencias y/o para cuando tengamos que cruzar el Tapón de Darien, desde Colombia a Panamá".

Tenían previsto salir el fin de semana pasado pero la lluvia postergó los planes. Si el tiempo los acompaña, la partida oficial está prevista para el fin de semana del 5 de mayo. Se puede seguir la ruta y vivir la experiencia a través de sus ojos en su página de Facebook.

Fuente:La Nación
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