Sanjuanina sobrevivió al cáncer de mama y lo celebró con un tatuaje sobre la cicatriz

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Es la historia de Ana, que pese al duro diagnóstico, se sintió bendecida de haberlo descubierto a tiempo. Hoy, mediante la tatuajeterapia de otra sanjuanina, puede ver su cicatriz como un trofeo de guerra.






A los 33 años Ana se iba a hacer implante de lolas, pero tuvo que cambiar de planes. Aún cuando en los estudios pre quirúrgicos no le pedían mamografía, por una corazonada se hizo el estudio. Y allí salieron micro calcificaciones. Al ampliar la imagen y estudiar esas manchitas, se corroboró el diagnóstico: cáncer de mama.

"Yo me palpaba y no notaba nada. Las microcalcificaciones eran pequeñas pero muy invasivas y había focos en toda la mama. Me tuvieron que sacar toda la glándula y una cadena de ganglios del brazo izquierdo. En lugar de ponerme lolas, me sacaron. Pero me fui agradecida. Porque si no se me hubiera ocurrido, ¿cuándo me iba a enterar?", reflexiona para DIARIO MÓVIL. La mujer es profe de educación física, preceptora y madre. "Pensaba que dentro de la gravedad del caso, me sentía bendecida de enterarme tan temprano. Mi abuela materna falleció de cáncer de mamas. Mis hijas eran chiquitas, tenían 3 y 6 años. Pensaba en ellas nomás", dijo Ana.

Vino la quimioterapia, se quedó pelada, tomaba drogas fuertes y se inyectaba en la panza. "Me produjeron la menopausia por 2 años de tratamiento porque el 50% de la enfermedad era alimentadas por hormonas. No me podía quedar embarazada porque si quedaban células se podrían poner cancerígenas. Pero no dejé de trabajar, quería estar ocupada, me costó conseguir una peluca, pero prefería mis pañuelos de muchos colores combinando con la ropa. Me lo tomé con mucho optimismo", confesó.

"Y tomé muchas decisiones. Pensé: "o dejo pasar la vida o empiezo a vivirla". Me separé y empecé a encarar las cosas solas, aunque mi ex marido me acompañó en todo hasta el día de hoy como padre de mis hijas. Y, las vueltas de la vida, a los 41 años volví a ser mamá ¡y de mellizas! Pese a que son mucho trabajo, son una bendición y una alegría"
En el 2007 Ana llegó a pensar que sus hijas mayores se iba a quedar sin madre. "Cáncer era sinónimo de muerte. Ahora hay más avances y más cosas que uno ve en internet", recordó.

Por internet fue que contactó a Lily Munster la artista de tatuajes terapéuticos con la que pudo poner un cierre a esa etapa dolorosa. "A los dos años de la quimio, me hicieron la cirugía reconstructiva de mama y después de la areola con dermopigmentación. Yo no sabía de nadie que hiciera en San Juan ese trabajo de tatuajes terapéuticos hasta que la vi a Lily en la tele de Buenos Aires. La busqué en Facebook y me animé a mandarle solicitud. En agosto me hice el tatuaje", contó Ana.

Su cicatriz va desde el esternón a la axila y está recorrida por cuatro mariposas, dos más grandes y dos más pequeñas por sus hijas. Estuvimos como 6 horas con el tatuaje y un post con ardor. Pero estoy feliz. Ahora si me pongo una remera que deja que se vea esa zona se ve algo lindo y no un recuerdo feo", afirmó.




Tatuajeterapia

En San Juan Lily Munster es la única artista que realiza estos procedimientos, que requieren de un profesional que aplique una técnica artística que produzca resultados físicos como psicológicos satisfactorios, de tal manera que la persona tatuada vuelva a sentirse satisfecha con su cuerpo al eliminar las imperfecciones corporales provocadas por cicatrices.



Lo mejor, es que este servicio de tapado de cicatrices post masectomia lo realiza de MANERA GRATUITA para las interesadas. Esto es posible gracias a P-Ink, una organización con sede en Colorado,EE.UU., que selecciona y patrocina a artistas del tatuaje.
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