Hay 2,5 millones de diabéticos y los pobres son los más afectados

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Según una encuesta del Ministerio de Salud, hay mayor prevalencia del mal en los sectores de bajos recursos. Y es alta en los de menor nivel educativo. El trabajo desmiente dichos de la Presidente.



Fuente: Clarín

La diabetes crece en todo el mundo de la mano de la obesidad, el sedentarismo y la longevidad.

En Argentina se estima que hay 2.500.000 diabéticos, pero la mitad –más de un millón– no sabe qué es y sólo el 30% de los enfermos sigue un tratamiento. La diabetes lleva a tener valores elevados de glucemia (glucosa en sangre). Están quienes nacen con la enfermedad, que en algún momento se muestra, y comienzan los cuidados –que incluyen la insulina– de por vida. Pero está la otra diabetes, la 2, que se desarrolla y aparece con los malos hábitos, como la mala alimentación y la vida sedentaria. Esa es la diabetes que crece sin pausa. Esa es la diabetes que padece el 90% de los enfermos. Esa diabetes no es simplemente un asunto de ricos, sino más bien la padece gente que come mal porque no puede pagarse una buena alimentación ni tiene tiempo de hacer gimnasia.

El martes, durante el discurso en el que presentó el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo una frase que generó polémica: “La diabetes es una enfermedad de gente de alto poder adquisitivo, porque son sedentarios, porque comen mucho”, sentenció (ver página 51). Sin embargo, decenas de estudios internacionales y la información oficial desmiente esta aseveración, mostrando la relación que la diabetes tiene, justamente, con la pobreza y los contextos desfavorables.

Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud, de 2011, el 9,6% de la población argentina tiene diabetes o glucemia elevada. La incidencia es levemente mayor en las mujeres, con un 10,2% contra el 8,9% de los hombres. Las provincias que registran los niveles más altos son Santiago del Estero (15,6%) y La Rioja (12,9%), mientras que el índice más bajo lo tiene la ciudad de Buenos Aires (7,4%). En la Provincia, el nivel es similar al promedio nacional (9,8%) y desciende un poco en el GBA (9,1%).

En el mismo informe, se advierte que “ el menor nivel de ingresos se relacionó significativamente con la prevalencia de diabetes o glucemia elevada a nivel nacional”, siendo en los estratos de ingresos más bajos de 10,3% (de $ 0 a $1.750) y de 9,3% ($ 1.750 a $ 4.000). En tanto, la incidencia desciende a 7,3% en la población cuyos recursos superan los $ 4.000. El menor nivel educativo también está relacionado con una mayor prevalencia de diabetes: es del 7,4% en los que alcanzaron un nivel secundario o más y sube al 15,3% en los que tienen primaria incompleta.

“La diabetes tipo 2 afecta a adultos mayores de 35 años, hombres y mujeres por igual y de todas las clases sociales”, explicó a Clarín Dana Sobol, nutricionista y diabetóloga del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires.

“Es una enfermedad que está muy ligada a factores genéticos de riesgo como el colesterol, la presión arterial, la obesidad, el sobrepeso. Esto es algo que afecta a personas de todas las clases sociales, no sólo a los de alto poder adquisitivo. Son personas que comen mal, mucha harinas y grasas, pocas frutas y verduras, y son sedentarios, no hacen actividad física”, detalló Sobol.

Otro factor importante son las mediciones de glucemia, claves para la detección y control de la enfermedad. Según las conclusiones del relevamiento oficial, “se observó una mayor realización en los grupos de mayores ingresos” en comparación con los de menores recursos. Otra tendencia observada es que las mediciones de glucemia se hacen con menos frecuencia en los grupos que tienen cobertura médica pública.

Se dice que la diabetes es una enfermedad traicionera porque no avisa. Y por eso mismo es que está subdiagnosticada. Su inicio es silencioso, pero después puede traer un montón de complicaciones: la diabetes es la primera causa de ceguera adquirida, de insuficiencia renal y de amputaciones no traumáticas de dedos, pies y piernas. Y es uno de los principales factores de riesgo en enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares (ver “Una enfermedad...”).

La clave está en que la diabetes 2 puede prevenirse: pero es necesario tener buenos hábitos, como practicar actividad física regularmente, comer frutas y verduras, no abusar de azúcares ni golosinas, balancear hidratos, proteínas y grasas saludables. Demasiado si no se dispone de información, tiempo y dinero.
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