Denuncian nuevo caso de corrupción en la administración Gioja

El pasado viernes se conoció la información sobre la detención de dos trabajadores del Ministerio de Gobierno acusados de pedir una coima de $20.000 a un proveedor del Estado. ¿Quiénes son los involucrados?

Explicaciones. El Ministro de Gobierno contó cómo fue el caso de corrupción de dos empleados de su Ministerio.

 

La noticia corrió como reguero de pólvora entre las redacciones periodísticas y se propagó por cuanto portal hay disponible. Y desde el Gobierno no tardaron en confirmar lo inocultable, pero con un giro discursivo que sirve para llevar agua a su molino. Y sí, nada es gratis en esta vida.

El caso es que detuvieron a dos empleados administrativos del Ministerio de Gobierno comandado por el doctor Adrián Cuevas acusados de corrupción. Se trata de Carlos Alejandro Correa, delegado fiscal, y la doctora Mariela Fernández, contadora de la mencionada área gubernamental; aunque esta última ya fue liberada tras argumentar que tenía un bebé pequeño y que era la única responsable de su cuidado.

Ambos están acusados, con varias pruebas en su contra, de pedirle una coima de $20.000 a un empresario que se había presentado a la licitación pública abierta para hacer un trabajo de desinfección en el Penal de Chimbas. El dinero lo cobraban estos empleados públicos para obviar la falta de algunos requisitos que tenía que cumplir el empresario y asegurarle la victoria en el proceso licitatorio. Además, Fernández es la contadora de este empresario, y es así como se habría armado el entramado ilegal.

Acá hay que tener en cuenta que el propio empresario fue quien denunció el caso y hasta se comprometió en colaborar en la resolución del caso, ya que llevó una cámara oculta a la reunión que mantuvo con Correa para filmar el momento en que le daba el dinero de la coima.

A pesar que no es el primer hecho de este tipo que se descubre durante la gestión del actual Gobernador, y con el peso del avance de la investigación judicial en la megacausa de las expropiaciones, desde el Gobierno insisten en rescatar esto como un caso de buen funcionamiento de la reciente y cuestionada Secretaría de Inspección y Control. Ante el caso, el ministro Cuevas no tuvo alternativa más que salir a los medios y tratar de explicar el compromiso del Gobierno para esclarecer lo sucedido y afirmar que darán lugar para que avance la Justicia. Pero él, como cabeza del sector, debería trabajar y mucho para que eso no pase, no para investigar cuando se descubre el polvo lo que hay bajo la alfombra.

A fin de cuentas, como siempre pasa con en este tipo de hechos, las cabezas que ruedan son sólo de las últimas líneas, mientras que los jefes siguen atornillados prometiendo investigaciones.