Domínguez propone trasladar la Capital del país, al norte

Julián Domínguez, Presidente de la Cámara de Diputados, abrió el juego para pensar nuevamente un traslado de la Capital argentina, pero esta vez, mirando al norte.



Hace más de dos décadas, específicamente el 16 de abril de 1986, el presidente radical Raúl Alfonsín lo propuso: mudar la Capital del país a Río Negro, Viedma específicamente, pero claro que el poder Legislativo (con un peronismo que le complicaba la existencia) se lo impidió con el argumento de que implicaba un costo enorme, además una inminente crisis económica arremetió contra cualquier plan.

El objetivo de Alfonsín fue muy claro y visionario: Descentralizar el poder político y económico del país, y fomentar el poblamiento de la Patagonia, un lugar con escasísima población y un sinfín de recursos energéticos.

”Ha habido una macrocefalia en el país, se ha conspirado contra el desarrollo del interior, y el traslado de la Capital  Federal aparece así como una medida de carácter fundamental, si realmente queremos cambiar un sistema que se consolide sobre la base de estas afirmaciones primigenias de las luchas políticas de la Argentina por su organización nacional, pero también el traslado de la capital tiene que estar orientado hacia lo que llamamos la integración de la Republica”.

“Nosotros tenemos en la  Patagonia uno de los espacios vacíos más dilatados  del planeta y esto hace, en cierta forma, vulnerable a nuestro país. Y la paradoja es que tenemos en la  Patagonia riquezas sin fin, riquezas energéticas,  riquezas ictícolas, riquezas en la  precordillera, que permitirían utilizaciones para la actividad agropecuaria, riquezas en cuanto a las posibilidades de explotación del turismo”, argumentaba el presidente de la vuelta de la Democracia por aquellos años

Hoy, incluso 28 años después, la situación de macrocefalia se agravó contundentemente y existe una nueva intención de trasladar la Capital Federal, pero esta vez, hacia el norte.

El Presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, señaló la importancia de “volver a repensar la Argentina”, y “repensar si la capital política debe estar en esta ciudad”. Afirmó que “son las colonias las que tienen sus capitales en los puertos” y “no los países con proyectos grandes”.

Lo cierto, es que Buenos Aires hace rato no da abasto. Cualquier problemática se ve constantemente más agravada en la Capital: llámese crisis económica, política o social, por la concentración poblacional y burocrática, sobre todo. Sin ir más lejos, los cortes de luz y agua sufridos en el país en estas semanas se sienten con mayor intensidad, sin duda, en conglomerados urbanos como los de Capital, donde todo tiende a “colapsar”.

"Hay que volver a repensar la Argentina, repensar en el norte grande, repensar si la capital política argentina debe estar en esta ciudad o en el norte argentino", sostuvo el ex ministro de Agricultura kirchnerista. "Estoy convencido que este modelo de estado fue concebido hace 200 años con su capital en el puerto y los países que tienen proyectos grandes no tienen sus capitales en los puertos. Las colonias tiene sus capitales en los puertos", añadió.

Resulta interesante imaginar como el sur y el norte, zonas argentinas vulneradas por décadas en sus raíces (pueblos originarios devastados, vulnerabilidad climática, narcotráfico, trata, fronteras, etc) fueron los lugares predilectos cuando se pensó en un traslado de la Capital.

Pero según Domínguez, Buenos Aires “tiene la lógica de lo que sucede en esta ciudad, no en el país”, y “muchas veces limitamos la mirada”. Desde este punto de vista, es correcto el planteo del Presidente de la Cámara de Diputados, al menos en lo ideológico. La realidad, más cercana, es que la Capital ya se conformó como tal, y un traslado implicaría un estrés burocrático enorme para todo el país. Ojo, quizás finalmente y a largo plazo, resulte la mejor decisión.

De acuerdo al aspecto económico y recursivo, Domínguez visualizó un canal en la capital del  norte argentino “que riegue los seis millones de hectáreas que producirán las 60 millones de toneladas a la Argentina en el año 2020 y hay que integrar la diversidad de riqueza que tiene el interior del país”.

Nuevamente, la teoría suena genial, y sobre todo, prometedora. Pero los argumentos de Domínguez parecen,  para muchos, inadecuados para el momento que vive el país, y aunque no es descabellado, sería necesario concertar soluciones más reales para comenzar a concretar un proyecto de tal envergadura.