Caso Archerito: Cortéz a un paso de la libertad, y la "benevolencia" de la ley penal

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En el año 2009, uno de esos tantos desubicados que vemos a diario a cargo de un volante, se llevó la vida de una piba que a las 9.00 horas caminaba por la vereda. Sí, por la vereda. Sí, la mató. Desde el 14 de marzo, comenzará a recuperar su libertad.

Celeste Archerito. El culpable de su muerte, gozará la libertad transitoria desde marzo.

 

Después de un tormentoso proceso Judicial para la familia de Celeste Archerito, que puso su mayor esfuerzo para lograr la condena de Gustavo Cortez (conductor del auto que iba por la “vía equivocada”), la Justicia permitirá desde el 14 de marzo sus salidas transitorias. Luego, la semi libertad. Luego, la libertad.

Sucede que Cortez cumple la mitad de su condena por esa fecha, y debido a que las condiciones judiciales lo posibilitan, saldría pronto. Su abogado, Leonardo Villalba, explicó que “el régimen de salidas transitorias, son 2 veces por semana. Salen a las 7.00 horas y a las 20.00 horas se presentan de nuevo en el penal”.

“En un principio el Juzgado otorga salidas transitorias por dos o tres meses, y una vez cumplido ese plazo, se otorga la semi libertad de lunes a sábados, pero volviendo a dormir al penal”, agregó.

Cabe recordar que Cortez salió  algunas veces del Penal, acompañado de personal penitenciario, para rendir materias del terciario de Higiene y Seguridad Laboral que estudia. Al respecto, Villalba expresó que “no fue un beneficio especial para él”, sino que cualquier preso tiene ese derecho, “como cuando se muere algún familiar”.

“Higiene y seguridad estudia Gustavo. En lo que va del año estuve una sola vez con Gustavo. Asumió la responsabilidad de lo que vivió, y quiere reintegrarse a la sociedad y llevar su vida con normalidad adelante. Estaba embarazada su ex novia, no sé si ya habrá sido padre”, señaló el abogado.

Desde este punto, ¿Qué conclusiones se pueden sacar? Un tipo, sin antecedentes judiciales, que viene de festejar la aprobación de una materia “de la casa de un amigo”, se cruza con una chica de 19 años que caminaba tranquila por la vereda camino a estudiar. El auto termina en la vereda y Celeste embestida por este. ¿Cómo puede soportarse un “error” tan estúpido?

Los vericuetos legales son así. Como Cortez, muchas personas poseen ese beneficio: Quienes no tienen intención, y quienes sí la tienen. Quienes roban, quienes matan, quienes estafan, quienes trafican. Y detrás, se encuentran las complejidades de un sistema penal que no es capaz de “contener” las condenas sociales. Que no está preparado, que no da abasto. Un sistema que prefiere expulsar una condena simple por retener alguna con dolo, qué prefiere las salidas transitorias a la capacitación penitenciaria, o atenuar la “reincidencia”, antes que enseñar que los delitos se pagan con creces.

“Cómo podemos tomar que vaya a estar libre, más que con mucha tristeza, fue una burla. Estamos preparándonos de a poco, ya que no queda mucho para que se cumpla”. Así lo manifestó Sebastián Archerito, luego de escuchar las palabras de Villalba, alentando que el “fantástico ejemplo de buen comportamiento penitenciario” Gustavo Cortez, pronto sentirá que la Justicia no pesa.

“Decimos que estamos preparados pero es mentira, porque hasta que no lo vivamos y este asesino salga a la calle y viéndolo disfrutar, caminar, y recordar el daño que nos hizo, no va a ser fácil”, aseguraba Sebastián, a la vez que sostuvo que su mayor preocupación es que la Justicia no dará garantías de que Cortez “cumpla los 7 años sin manejar” que le atribuyó la condena.

Por eso, Sebastián no puede pensar más que el Código Penal argentino “es una burla para todos los familiares de víctimas y es un beneficio para los delincuentes. Es una parte indiscutible”. Quizás sí, y cada vez peor según las medidas que se están planteando.

“¿Quién controla, quién asegura que no maneje, los 7 años que tiene de inhabilitación? No existe un sistema judicial que me de la seguridad de que me va a controlar. Está muy bien que sea un ciudadano más, pero quién me va a garantizar que cumplirá la salida transitoria. Hoy salen en libertad, y va manejando, porque a mí nadie me asegura que no manejará”, expresó el hermano de Celeste.

Según Sebastián, Gustavo Cortez no está arrepentido por la muerte de su hermana. Perdón, se le pide a Dios. Aún hoy, para la familia Archerito, Gustavo representa la impotencia, el descaro, la indiferencia. Porque vengo de joda, vengo distraído, vengo rápido, y bueh…te cruzaste en mi camino. ¿Es así? ¿Cómo deben tratarse estos temas?

“El no está arrepentido, la culpa la tiene celeste por venir caminando a las 9 de la mañana por la vereda.  Eso sí, que no se acerque a mi familia”, sentenció Sebastián.

Por su parte, del otro lado de la balanza, Villalba objetiviza, fríamente,  sobre el dolor de la familia de Celeste, y aclara: “Una cosa es lo que crean y otra lo que mandan las normas. Entiendo el dolor de la familia Archerito, pero demasiado consiguieron con que le dieran una pena con delito efectivo, más no teniendo antecedentes judiciales”.

Así de simple. La Justicia argentina “suele ser más benigna”, Villalba lo asume, lo sabe, y trabaja con eso.  “Es un caso único. Yo creo que el logro fue demasiado, yo lo cuestioné, pero bueno seguir con esto, entiendo el dolor, pero es un sinsentido, porque estos beneficios se le otorgan a todos los internos, a todos los condenados”, concluyó.

Nunca existirá satisfacción legal para la familia de Archerito, en este sentido. No sirve el perdón, no sirve la ley. Tan imposibles de conciliar, como dolorosos, casos como estos solo tienen un fundamento de fondo: Un sistema con baches por donde se mire, donde un infeliz que no sabe manejar ni se preocupa por la seguridad de los ciudadanos, termina con la vida de una estudiante universitaria, pero sin culpa.
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