Crece el temor por otro fallo a favor de los holdouts

Economía
Los abogados de la Argentina en el exterior deberán multiplicar sus esfuerzos en estos días. No sólo afrontan la negociación para pagarles a los holdouts que ganaron el caso en Nueva York; sino que también temen que, como lo indicaron varias fuentes, en el corto plazo se confirme una sentencia a favor de un grupo de bonistas italianos por 2700 millones de dólares ante el Tribunal arbitral del Banco Mundial.

Amenaza. Aparentemente en Italia también pedirán vía judicial el pago de deuda argentina.

 

Fuente: La Nación

Así lo señalaron a La Nación fuentes que participan del caso que se dirime en el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) desde 2006, a instancias de la Task Force Argentina, liderada por Nicola Stock, representante de unos 50.000 bonistas italianos. Por este caso viajaron a Washington funcionarios de la Secretaría de Finanzas, liderados por el abogado Matías Isasa, que luego se trasladaron a Nueva York por la negociación con los holdouts.

Una fuente que participó como testigo del arbitraje afirmó que "las preguntas respecto de la Argentina eran muy duras y anticipan un fallo negativo para el Gobierno", una percepción que confirmaron dos fuentes de Wall Street a La Nación. El panel, integrado por un árbitro holandés, uno suizo y uno español, terminará esta semana de escuchar todos los alegatos. Ayer fue el turno de Stock, que desde Washington, luego de declarar ante los árbitros y antes de regresar a Roma -apenado por la eliminación de Italia del Mundial-, dijo a La Nación: "Esperamos que haya un fallo favorable a nuestra demanda por 2000 millones de euros".

Nicola Stock, representante de los acreedores italianos, indicó que están "muy positivos con que la demanda nos favorezca". Una vez que el Ciadi emita su laudo (lo que los representantes de los bonistas esperan para las próximas semanas), comenzará a regir el proceso de ejecución de la sentencia.

Al respecto, Stock dijo que "luego del fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos por el pari passu [a favor de los fondos NML-Elliot y Aurelius y otros 13 inversores minoristas argentinos], están más firmes nuestras aspiraciones de negociar, algo a lo que la Argentina siempre se ha negado, a diferencia de varias provincias y empresas privadas con las que sí llegamos a acuerdos" por la deuda en default.

Deseo de negociar

"Si quieren, podemos negociar, pero hasta ahora no nos han convocado. Si hay un arreglo, será más fácil que el país reciba inversiones y vuelva a crecer", consideró el representante de los demandantes. Hasta el año pasado, la Argentina se había negado a reconocer la posibilidad de ejecutar en el extranjero los fallos firmes del Ciadi y les reclamaba a las empresas que se presentaran para cobrar en los tribunales porteños.

Stock fue tajante en este sentido: "Si ganamos este arbitraje, podemos ejecutarlo en los 102 países que forman parte del Ciadi, pero no lo haremos en la Argentina, porque allí todas las sentencias son contrarias a los acreedores y además está la «ley cerrojo», que nos impide cobrar lo que pedimos".

Pero como parte del cambio de estrategia que comenzó en 2013 para volver a financiarse en los mercados internacionales ante la fuerte caída de las reservas -y tras la fuerte presión de varios países desarrollados, sobre todo de Estados Unidos-, el Gobierno aceptó pagarles en octubre pasado a cinco empresas que ganaron casos de arbitraje. Las empresas fueron Azurix, Blue Ridge Investments, Vivendi, Continental Casualty Company y National Grid, y se les pagó con bonos (Boden 2015 y Bonar 2017) un total de 506 millones de dólares, sobre un total de 677 millones.

Las cuatro primeras habían demandado a la Argentina ante el Ciadi, mientras que la restante lo hizo ante el Uncitral (un tribunal arbitral que depende de las Naciones Unidas). Entre Azurix, que brindaba servicios de agua potable, y Blue Ridge, que compró la demanda al adquirir la participación de CMS Gas Transmission Company en una transportadora de gas natural en el país, habían obtenido sentencias favorables por más de 300 millones de dólares.

Ésta fue una de las condiciones que el gobierno de Estados Unidos exigió a la Argentina (junto con el arreglo con el Club de París, el cambio en las cifras del Indec y el arreglo con los holdouts) para destrabar una nueva cartera de créditos del Banco Mundial por 3000 millones de dólares, que, sin embargo, todavía sigue congelada. El problema es que la Argentina enfrenta demandas ante el Ciadi por unos US$ 20.000 millones. La mayoría de estos pleitos surgieron a raíz de la crisis de 2001-2002.

Más deuda

Estos pasivos se suman al dinero que se les debe a los holdouts y a la deuda recientemente reconocida con el Club de París, sin ninguna quita, para evitar la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) como auditor.

Los analistas en Wall Street creen que, dados estos pasivos que se suman a los vencimientos regulares que venía cumpliendo la Argentina, el Gobierno deberá buscar financiamiento en el mercado de capitales en los próximos meses, algo que el equipo económico viene explorando en forma tímida, pero constante. "Si arreglaran el tema de los holdouts, podrían emitir deuda a una tasa apenas por encima de la que tuvo que pagar Ecuador y llegar sin problemas hasta 2015", comentó un operador de bonos, mucho más preocupado por la crisis en Medio Oriente y en Ucrania que por la Argentina.

"La Argentina tiene para subir 5 puntos si hay arreglo, pero para perder 20 puntos si hay un default", advirtió esta fuente, en un café de la Quinta Avenida. De todos modos, no todos los operadores tienen la misma postura. Mientras que esta fuente comentó que "comprar bonos de la Argentina tiene un bajo potencial de beneficio y un alto riesgo de default hasta que no se solucione lo de los holdouts", otros colegas saben que pocos rendimientos pueden igualar la tasa de interés que ofrece la Argentina.

En este sentido, otro experimentado operador afirmó que "a diferencia de 2013, cuando sólo había dinero de los fondos de inversión de riesgo, ahora la mayoría de los bancos tomaron posiciones en la Argentina, sobre todo por los cambios registrados en los últimos meses y por la expectativa de tener un gobierno más racional desde fines del año próximo". Por esta razón, "ahora el volumen en bonos argentinos que se negocia es bastante mayor que en 2013, y por lo tanto el riesgo es mayor: si todo sale mal, serán varios los que perderán por goleada", dijo la segunda fuente, apelando a la jerga mundialista, que ha llegado también a esta ciudad, tradicionalmente ajena a los vaivenes del soccer.

Críticas al juez Griesa

Publicaciones de prestigio internacional criticaron la orden de Griesa de pagar toda la deuda a los holdouts. El periódico inglés Financial Times sostuvo en un artículo firmado por Martin Wolf: "Los acreedores que aceptaron cambios y los holdouts no son casos similares. Forzar a que se los trate como iguales parece un error. Es más, el argumento de que los holdouts están ayudando a la Argentina mediante el castigo a la corrupción del Gobierno parece absurdo. Corresponde a los argentinos elegir al gobierno. Peor, si la Argentina es obligada a pagar la totalidad a los holdouts, el precio pesará sobre los argentinos. Eso es extorsión apoyada por el Poder Judicial de Estados Unidos".

Las críticas al juez norteamericano también llegaron desde Foreing Affairs. Un texto de Felix Salmon sostiene que "hay muchas instituciones suficientemente poderosas para poner a una nación soberana sobre sus rodillas. La mayoría maneja su poder con mucho cuidado; el resto son fundamentalistas peligrosos". Y agrega: "La Argentina no está mintiendo cuando dice que simplemente no puede pagar lo que demanda la corte norteamericana".
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