Comprobado: La risa ayuda a la evolución de niños enfermos

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La ONG Alegría Intensiva, que trabaja con payasos profesionales para llevar humor y juego a hospitales pediátricos, difundió un estudio que analiza el efecto benéfico en los pacientes.



¿La risa cura? Sin dudas colabora, y mucho, para que eso suceda. Basta con observar la sala de espera de algún hospital pediátrico por el que pasan los payasos de Alegría Intensiva, la organización no gubernamental que se dedica a llevar música, humor y ternura a cinco de los 10 hospitales para niños de 
Argentina.

Las caras de padres y chicos que esperan aburridos, temerosos o cansados en aquellos pasillos, generalmente sombríos, o en las habitaciones de internación, se iluminan al paso de los payasos como por arte de magia. De este modo, los actores clown realizan una limpieza poética, pero muy concreta, del ambiente hospitalario: donde hasta entonces sólo había lugar para la espera y el dolor, nace un horizonte colorido de esperanza y 
deleite.

Pero aquello que, como dijera El Principito –el niño sabio y adorable que creó el escritor Antoine de Saint Exupéry– “es invisible a los ojos”; aquello que “sólo se ve con el corazón” pudo ser, de alguna manera, medido y estudiado por Doutores da Alegría , la ONG brasileña que sirvió de inspiración a la organización argentina que dirigen los médicos Mariano Rozenberg y Andrés Kohan.

Rozenberg difundió recientemente los resultados de la investigación efectuada por sus pares, que consistió en una encuesta con “más de 700 casos para darle sustento conceptual, sobre todo cualitativo, al impacto de la intervención de los payasos de hospital en pediatría”.

Con este estudio se evidenció que la risa y el juego mejoran en un 85 por ciento la evolución clínica de niños internados. Y que a partir de la intervención de los payasos, el 96, 3 por ciento de los chicos se sienten más cómodos con el entorno del hospital, logro por demás importante debido a que muchos de ellos pasan horas, días e incluso meses en aquel austero lugar. También se supo que el 95,4 por ciento de los niños que reciben la visita de payasos colaboran con los profesionales de la salud y que el 74,3 por ciento aceptan más exámenes y procedimientos médicos. Y, por si fuera poco, el 77,7 por ciento se alimenta mejor luego de una buena dosis de carcajadas. Asimismo, el 95,4 por ciento se vuelve más activo, lo que evidencia que no olvidan, pese a todo, que son niños y, como tales, enérgicos amantes del juego y la diversión.

Sanar entre sonrisas

Los datos brasileños bien pueden trasladarse a Argentina ya que el trabajo de ambas organizaciones tienen la misma metodología y el mismo objetivo: “Llevar alegría a los chicos enfermos y hospitalizados, a su entorno y al personal médico y no médico del hospital a través del arte clown ”, explica Rozenberg que además de médico –más dedicado a la gestión que a lo asistencial– es profesor de educación física.

“Tuve oportunidad de trabajar con Doutores da alegría en 2003 y cuando volví a Argentina quise traer la organización aquí. Si bien ellos me ayudaron mucho, me pidieron que hiciera una institución independiente que llamé Alegría Intensiva, un poco en homenaje a ellos y otro poco en homenaje a Clown Care Unit (Area de Cuidados por Payasos), de Estados Unidos”, indica.

“ Doutores da alegría hace un trabajo muy profesional que nosotros hemos tratado de replicar ya que contratamos actores formados, especializados clown , que en general tienen más de 30 años y a quienes capacitamos para favorecer su adaptación al medio hospitalario”, afirma. Y agrega: “Conformamos grupos fijos durante un año que, una vez por semana, de marzo a diciembre, realizan un recorrido preestablecido que se consensúa con cada centro pediátrico”. Describe que “cada grupo tiene su coordinador artístico y por encima de ellos hay una directora artística. También un supervisor psicológico que una vez por mes trabaja con todos los actores”. En ese sentido, aclara que la tarea de los payasos no queda en el hospital. “Hay trabajos y encuentros de supervisión generales. El objetivo es compartir las experiencias que pueden ser generadoras de obstáculos para poder destrabarlas y continuar”, apunta.

Por su parte, el pediatra Alejandro Fainboim, coordinador del sector hospital de día polivalente del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, da cuenta de la importancia de la existencia de momentos lúdicos. Admite que como profesional sabe “que cualquier sensación de confort y de placer favorece la adherencia a un tratamiento, sobre todo cuando se trata de enfermos crónicos o de chicos con terapias invasivas”. “En el hospital de día tratamos de que jueguen, de que vean videos, lean libros y, una vez por semana, también vienen las maestras para que hagan alguna tarea escolar, así como los payasos integran a los chicos que tienen, o no, la misma patología pero también a los enfermeros y médicos”, añade el profesional.

Fainboim aclara que la integración también abarca a los padres. “Porque no hay que olvidar que un chico con enfermedad crónica es un familia con una enfermedad crónica”, asevera. Además, revela que cuando los chicos interactúan y se divierten “también es un momento de diagnóstico y seguimiento. Porque cuando uno ve que tienen ganas de jugar y que se ríen, significa que por lo menos no están tan mal”.

Narices rojas

Lo cierto, dice Rozenberg, es que con el trabajo que realizan organizaciones como Alegría Intensiva “se ayuda a construir una percepción diferente del hospital a las familias que tienen un niño internado. Y, además, a partir de que muchos médicos y enfermeros valoran el trabajo profesional que hacemos, ellos también se involucran”. De este modo, se logra “desdramatizar y descomprimir la situación médica”, señala Rozenberg.

El médico Patch Adams, que tomó fama mundial a partir de la película sobre su vida, protagonizada por el recientemente fallecido actor Robin Williams, se vistió de payaso con la intención de mejorar la experiencia hospitalaria de los niños. ¿Cuál es la opinión que tiene la ONG de su trabajo y en qué se diferencian?

“Es una cuestión netamente conceptual. Patch Adams es un excelente médico que interpretó que usando el lenguaje clown podía mejorar la relación médico-paciente con fines terapéuticos. Nosotros adherimos a otra corriente que tiene que ver con Big Apple Circus SDRq , responde Rozenberg. El que menciona es el grupo que tiene la división de Clown Care Unit , dirigida por Michael Christensen, cuyo trabajo artístico está realizado por actores y actrices profesionales, especializados en clown y entrenados para la adaptación al medio hospitalario. Patch Adams propone que cualquiera puede ser payaso en un hospital. “Christensen dice que es cierto que cualquiera puede tocar el violín, pero si lo hace alguien que ha estudiado y que lo ha tocado durante años, será siempre un placer escucharlo. Lo mismo pasa con los payasos de hospital. Por eso no trabajamos con voluntarios sino con un plantel profesional que hace un trabajo sistemático y rentado”, corrige.

Alegría Intensiva es una ONG creada en 2008 por los médicos Mariano Rozenberg y Andrés Kohan con el objetivo de llevar hilaridad a niños enfermos u hospitalizados, a sus papás y al personal médico y no médico de los hospitales, a través del arte clown.

Por ahora, los payasos de esta ONG visitan el Hospital de Pediatría Doctor Juan Pedro Garrahan, el Hospital de Niños Doctor Ricardo Gutiérrez, el Hospital General de Niños Doctor Pedro de Elizalde, el Servicio de pediatría del Hospital Municipal Bernardo Houssay de Vicente López, el Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata y el Hospital Pediátrico de Malvinas Argentinas, contagiando sonrisas a más de 2 mil chicos semanalmente.

Su objetivo es conseguir más recursos económicos y humanos para sumar otros hospitales pediátricos como los de Córdoba, Mar del Plata, Rosario y 
Mendoza.

Fuente: La Voz.
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