Cristina busca soluciones ante los holdouts

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En Nueva York, la Presidente estuvo con el magnate financiero George Soros y el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon con el tema de los fondos buitre en el centro de la agenda.

Diálogo. El magnate americano recibió a CFK para charlar sobre los fondos buitre.

 

En su primera jornada de agenda oficial en Nueva York, Cristina Kirchner cosechó tres respaldos diversos en su cruzada contra los fondos buitre: el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, líderes del sindicalismo internacional y el magnate George Soros dieron, con matices diversos, una palmada de apoyo al Gobierno, que se resiste a cumplir con la sentencia del juez federal Thomas Griesa de esta ciudad favorable a los holdouts.

Cerca de las dos de la tarde, Cristina ingresó a la sede de la ONU. La escoltaban Héctor Timerman, la embajadora ente las Naciones Unidas, la mendocina  Marita Perceval, los dirigentes kirchneristas Eduardo “Wado” De Pedro y Victoria Montenegro y el coordinador del programa de Scholas Ocurrentes, José María del Corral. El mandamás de la ONU recibía a esa hora una audiencia detrás de otra. Después de Michele Bachelet y Evo Morales, ingresó la delegación argentina para un encuentro de 15 minutos, en que el que conversaron del reciente voto favorable de 124 países a la propuesta argentina de trabajar en un nuevo marco regulatorio para la reestructuración de las deudas soberanas.

Ban Ki-Moon lo consideró “un tema importante que amerita el debate en profundidad por parte de los Estados miembros”, según un comunicado que difundió su oficina un rato más tarde. La delegación argentina fue algo más efusiva: Timerman aseguró que el coreano prometió “colaborar” en la redacción del nuevo marco regulatorio y Cristina se esperanzó en que esté listo para la próxima Asamblea General, lo que sería una auténtica proeza para los tiempos de la ONU, más allá de que no sería aplicable al caso argentino por ser anterior.

De allí, se trasladó a un salón del consulado nacional colmado  de funcionarios, periodistas y sindicalistas argentinos, donde los líderes de la Confederación Sindical Internacional y de las Américas y los de la centrales sindicales de Estados Unidos y Canadá sintonizaron con las denuncias al capital especulativo y dieron un respaldo contundente a la batalla argentina. Incluso Cathy Feingold, de la central estadounidense AFL-CIO, avaló la resistencia al fallo de Griesa y prometió que enviará cartas a las administradoras de pensión de los trabajadores de este país para que no inviertan en fondos especulativos.

Tras los breves discursos de los sindicalistas internacionales, Cristina le pidió a Hugo Yasky y Gerardo Martínez que sean aún más breves: “A ustedes los escuchamos siempre”, les dijo. Después se tomó 35 minutos para desgranar una vez más la historia de la renegociación de la deuda argentina y la batalla judicial con los fondos buitre, a los que se refirió como “virus” o “bacterias” que “infectan” el capitalismo para transformarlo en un sistema de “usura internacional”. En ese contexto, aprovechó para volver a deslizar filosos comentarios. Insistió en que el fallo de Griesa no se debe a que “es un juez municipal, un señor mayor o no entiende nada de Derecho; las cosas tienen un fin, que es tirar abajo la reestructuración (de deuda) argentina”.

Y en referencia a las trabas comerciales que aplica Washington al ingreso de productos argentinos, dijo que EE.UU. “es uno de los países que aplica mayores barreras aduaneras, a pesar de que vive hablando de libre comercio. Nadie cree en eso”. Y enseguida agregó: “Nosotros tampoco. Creemos en la administración del comercio”. Luego se vanaglorió de que en EE.UU. ya se habla de Argentina como “la nueva Arabia Saudita” (por sus recursos petroleros) “con la diferencia de que no estamos en medio de guerras ni disputas étnicas”.

Y concluyó con una referencia a la amenaza que significan los fondos especulativos para todos los países. “Esta vez no es ‘No llores por mí, Argentina’. Es ‘No llores por mí, the World (el mundo)’”, resumió, antes de regresar al Hotel Mandarin Oriental. Allí en un salón de reuniones reservado del piso 45 se reunió por cerca de una hora con Soros, en medio de los rumores que circulan hace días en los mercados financieros de que podría comprarle la deuda a los holdouts o intervenir de alguna manera.

De traje gris y rodeado de custodios, Soros no hizo ninguna declaración al entrar ni salir del hotel. Tampoco el gobierno argentino. Ya de noche, Cristina recibió a Eduardo Eurnekian, también de paso por esta ciudad. Pidió que no haya fotos. Para hoy, la Presidenta no tiene prevista ninguna actividad: preparará sus discursos de mañana para la Asamblea y el Consejo de Seguridad de la ONU.

El pago a través del Nación abrió una nueva polémica

El ministro de Economía, Axel Kicillof, negó ayer que los pagos de la deuda pública externa que se hagan a través de la empresa Nación Fideicomisos -tal como se dispuso en la ley de Pago Soberano- puedan ser embargables. Así, salió al cruce de una advertencia que hizo Guillermo Nielsen, un economista que fue secretario de Finanzas del gobierno de Néstor Kirchner y que manejó el canje de la deuda en default que se hizo en 2005.

Sobre los dichos de Nielsen, el ministro sostuvo que “de ninguna manera” se podrán embargar los pagos a través de Nación Fideicomisos, empresa del grupo Banco Nación. En ese punto, buscó generar sospechas sobre las intenciones del ex funcionario kirchnerista: “Me llaman mucho la atención sus declaraciones, porque en todas augura el desastre o dice que todo va a andar mal”.

“Algunos analistas no dan soluciones y se la pasan marcando los errores y problemas que supuestamente genera el gobierno, cuando todos sabemos que el juez (Thomas) Griesa y la justicia norteamericana son las verdaderas trabas del sistema financiero internacional”, añadió el ministro en declaraciones radiales. Un rato antes, Nielsen había dicho también por radio que “lo que Nación Fideicomisos transfiera desde Argentina a Europa, Japón o Estados Unidos, va a ser embargado”. Y explicó que esto se debe a que se trata de una “entidad del gobierno argentino”, y que no es “agente fiduciario de los tenedores de bonos, es agente pagador”.

Además, agregó que Nación Fideicomisos “no tiene la hoja de ruta para pagar”, y “no sabe a quién pagarle, no tiene los convenios con las casas depositarias en Estados Unidos, Europa y Japón, como para hacerlo”. El banco oficial designado para intermediar en los pagos a los bonistas también fue objeto de otra polémica después que trascendió un informe crítico del Banco Central sobre aspectos técnicos de su desempeño. De inmediato, el BCRA emitió un comunicado para bajarle el tono a la disputa, sobre todo porque se sabe que su presidente Juan Fábrega se lleva muy mal con Kicillof. “Nación Fideicomisos puede cumplir acabadamente con el rol asignado como agente de pago de la deuda soberana”, aseguró.

 

Diario: Los Andes
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