Lo que tenés que saber sobre el cáncer de mama

Interés General
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En una entrevista el Dr. Juan Luis Uriburu te contamos las últimas novedades sobre la prevención, diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad.


Una de cada ocho mujeres está en riesgo de padecer cáncer de mama a lo largo de su vida y en nuestro país se detectan alrededor de 18.000 casos anuales. Actualmente, se convirtió en la primera causa de muerte en la mujer adulta, por eso tanto los especialistas como las asociaciones que trabajan y luchan por difundir todos los conocimientos que hay sobre este tema aconsejan hacerse los chequeos correspondientes a cada edad para su prevención y detección temprana, un paso fundamental para aumentar las cifras de curaciones, disminuir la mortalidad y evitar tratamientos agresivos.

El Dr. Juan Luis Uriburu nos cuenta sobre los detalles de prevención, diagnóstico y tratamientos posibles sobre esta enfermedad.

-¿Qué es el cáncer de mama?

El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer. Se origina por la reproducción de células anormales en la mama, de manera descontrolada o "sin freno". A pesar de que en algunos pocos casos se conocen ciertas causas genéticas que lo provocan, en la mayoría de las veces, se desconoce su causa.

-¿A quiénes afecta?

Generalmente, afecta a las mujeres cercanas a la menopausia. Aunque cada vez se lo está detectando a edades más tempranas, si bien esto no es lo más habitual.

-¿Hay un grupo de riesgo? ¿Es hereditario?

En cuanto a los factores de riesgo, se suele escuchar hablar sobre "cáncer hereditario", pero este no es el más frecuente. Hoy constituye alrededor del 5 a 8% de todos los cánceres de mama diagnosticados y puede sospechárselo cuando algún familiar de primer grado (madre, hermana, o hija), o más de dos de segundo grado (tía, abuela) han padecido dicha enfermedad a edades tempranas (menores de 45 años); en forma bilateral (afectando a las dos mamas).

Esto también puede ocurrir en miembros masculinos de la familia, no hay que olvidar que el cáncer de mama puede desarrollarse en el hombre; esto ocurre en una proporción de 1 en 100 en relación a las mujeres.

Existen determinaciones genéticas de laboratorio para identificar aquellas mujeres que puedan tener este particular riesgo elevado, pero como podemos apreciar, esto sería para seleccionados casos y no para la mayoría. Es el mastólogo quien, luego de evaluar la historia personal y familiar de la mujer, aconsejará en este sentido.

-¿Cuáles son los síntomas?

El cáncer de mama puede presentarse por varios síntomas clínicos y estos son: el nódulo o bulto palpable, la secreción de sangre por el pezón, la retracción de la piel de la mama o del pezón, el prurito o picazón del pezón, ganglio en la axila aumentado de tamaño. Pero hay que saber que estos mismos síntomas pueden ser debidos a otras enfermedades benignas y es el médico especialista, el mastólogo, quien hará los estudios pertinentes para determinar de qué se trata. El dolor, en general, no es síntoma de enfermedades malignas.

-¿Cómo se lo detecta?

A pesar de los signos y síntomas mencionados, los esfuerzos deben ser dirigidos al diagnóstico temprano, en lo posible cuando el tumor no se manifieste clínicamente, o sea, cuando está presente, pero es tan pequeño, que aún no puede ser palpado. Esto se consigue a través de los métodos de diagnóstico por imágenes y los elegidos de preferencia en la mama son dos, la mamografía y la ecografía mamaria.

Ambos estudios, junto con el examen mamario a cargo del médico especialista, deben ser solicitados, por primera vez a los 35 años, aunque no haya síntomas y luego, en forma anual a partir de los 40 años. Si hubiera algún síntoma, o si existieran antecedentes familiares de relevancia, podrá adelantarse el inicio de los estudios, a criterio del mastólogo.

-¿Cómo se previene?

Con los métodos de estudio que disponemos hoy en día, sumado a la información que manejan las mujeres, que consultan al médico en forma "preventiva". Todo ello nos permite anticiparnos en el diagnóstico y poder llegar a tratar tumores mucho más pequeños de lo que podíamos hacer antaño, con lo cual se pueden obtener curaciones antes impensadas con tratamientos menos agresivos.

Respecto a la prevención, o lo que los mastólogos llamamos "prevención primaria" (estudios que consiguen evitar el desarrollo de una enfermedad antes de su iniciación), ha demostrado ser de mucha utilidad y se están difundiendo tácticas médicas e incluso quirúrgicas que se aplican a mujeres que tengan un elevado riesgo de presentar la enfermedad. Hay diferentes maneras de medir ese riesgo, principalmente basándonos en antecedentes familiares y personales de enfermedades mamarias. El hecho de que una madre haya padecido cáncer de mama, no basta para definir que sus hijas tienen alto riesgo de desarrollarlo; eso es sólo un "antecedente familiar", no despreciable por cierto, pero, para establecer un riesgo, ese antecedente debería combinarse con otras características, como por ejemplo que la madre lo hubiera padecido a una edad temprana, o en ambas mamas, o sumado a otros antecedentes en esa línea familiar (hermanas, hijas). Es cierto que existe el cáncer hereditario, pero afortunadamente es muy poco frecuente (aproximadamente el 8% de todos los cánceres de mama). Desde ya que el objetivo de establecer este riesgo en una mujer, por laboratorio, o simplemente por antecedentes, será el de aconsejar conductas a seguir, tales como, medicaciones hormonales preventivas ("quimioprevención"), cirugías, o simplemente controles más estrictos.

Esta prevención primaria no es para todas las mujeres, pero sí debería ser para todas ellas la "prevención secundaria", que permite diagnosticar la enfermedad en una etapa temprana. Esto se logra informando a las mujeres, educándolas, concientizándolas en el hábito de la consulta periódica en salud y estimulándolas a realizar un examen mamario y una mamografía una vez al año a partir de los 40. Es así que pudimos aumentar los diagnósticos en etapas iniciales, en detrimento de aquellos en estadios avanzados; y por ello logramos aumentar las cifras de curaciones, disminuir la mortalidad, evitar tratamientos agresivos, y en algunos casos mutilantes.

-¿Cuáles son los tratamientos indicados para su curación?

El tratamiento del cáncer de mama, con intenciones curativas, es multidisciplinario y generalmente comienza con la cirugía. Hasta la década de 1980, se trataba casi exclusivamente con mastectomía (extirpación completa del pecho). Desde entonces, gracias a trabajos europeos y norteamericanos, se pudo establecer que en muchos casos (no en todos) era equivalente realizar una cirugía conservadora de la mama, la cual trata la enfermedad mediante la resección limitada de un sector de la mama (no toda ella), la exploración de los ganglios axilares y el tratamiento radiante (radioterapia). Pero para poder ser candidata a estos tratamientos conservadores, es fundamental cumplir con los estudios preventivos.

En los centros especializados de nuestro país, en los mejores casos, el cáncer de mama es tratado con cirugías conservadoras en el 80% de los casos. Esto significa que, aún, es necesario efectuar la extirpación de toda la mama (mastectomía) en una proporción no despreciable de los casos (20% en nuestra experiencia, pero hasta 50 o 60% en otros centros de la Capital Federal). Y esto muchas veces no quiere decir que se haya llegado tarde; en ocasiones hay tumores "iniciales" en su transformación, pero extendidos localmente en el tejido mamario, que impiden un tratamiento preservando la mama, pero, como contrapartida, permiten la curación con una cirugía más amplia.

Lo alentador para estas mujeres que no pueden conservar su mama es que hoy día es universalmente aceptada la reconstrucción de la mama en el mismo momento en que se la extirpa. Este tipo de operaciones no altera el desarrollo de la enfermedad ni dificulta su seguimiento ni sus tratamientos, por lo que, cada vez que debemos indicar la mastectomía a una mujer, le informamos y la alentamos a que acepte la reconstrucción en forma inmediata, con lo que se podrán obtener mejores resultados estéticos y anímicos en estas pacientes.

El tratamiento del cáncer de mama no acaba con la cirugía. Dijimos que con frecuencia es complementada por la radioterapia, tratamiento local, muy bien tolerado, que tiene por objeto disminuir la posibilidad de reaparición de la enfermedad y mejorar la sobrevida. Pero muchas veces es necesario también realizar tratamientos "sistémicos" (para todo el cuerpo), para prevenir el desarrollo ulterior de la enfermedad, tanto localmente como en otros órganos. Y aquí juegan su rol fundamentalmente la quimioterapia y la hormonoterapia.

-¿Hay otro tipo de terapias para esta enfermedad?

Existen también terapias biológicas, que utilizan agentes llamados "anticuerpos monoclonales", que van dirigidos específicamente para determinadas células tumorales, pero que son útiles en un número reducido de pacientes. Hay además otros medicamentos que han demostrado su utilidad con la experiencia de muchos años, así como otros nuevos, que van apareciendo.

-¿Y qué sucede con los nuevos tratamientos?

Hay que tomar con cautela el constante caudal de información que recibimos, en ámbitos científicos y también públicos. La utilidad de todos los tratamientos médicos, especialmente de los farmacológicos, se demuestra a través de "protocolos controlados de investigación clínica", los que, luego de años de estudio, podrán ser validados si demuestran mejores o al menos iguales resultados que los tratamientos ya conocidos y así entonces se podrá autorizar su uso en la práctica diaria.

Una tendencia no tan nueva es publicar este tipo de ensayos antes de haber sido completados formalmente y no sólo en medios académicos (lo que no sería grave), sino en medios de difusión masiva, lo que lleva, por un lado a transmitir falsas expectativas, muchas veces ilusiones en la población, e incluso en la comunidad médica, la que se ve tentada de aplicar estos tratamientos en su práctica cotidiana, cuando aún se encuentran en fase de investigación. Y esto no es científico ni tampoco ético.

-¿Los hospitales públicos cuentan con el instrumental requerido para los controles y tratamientos?

En general, los hospitales públicos cuentan con los recursos materiales y humanos para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, desde los estudios por imágenes, los tratamientos quirúrgicos, reconstructivos y los tratamientos médicos oncológicos necesarios.

-¿Qué secuelas psicofísicas puede dejar esta enfermedad?

Entre las secuelas físicas que puede dejar esta enfermedad están las que son consecuencia del tratamiento quirúrgico necesario, sea extirpando toda la mama, o aún conservándola. Para prevenirlas , o tratarlas, una vez que aparecen, existe lo que se llama la cirugía oncoplástica, que es aquella rama de la cirugía que reúne las técnicas de la cirugía oncológica con las de la cirugía plástica, con el objetivo de tener un buen tratamiento quirúrgico oncológico y un buen resultado estético a la vez. Este tipo de cirugías son practicadas por aquellos cirujanos mastólogos o plásticos, que se entrenaron en estas técnicas quirúrgicas.

-¿Qué sucede con las secuelas psíquicas?

Pueden ser tratadas, o mejor aún, prevenidas, con la asistencia de psico-oncólogos en los equipos de tratamiento, no sólo en la etapa post-operatoria, sino también en la pre-operatoria.

-¿Quién es el especialista adecuado para tratar esta patología?

En cuestión de las enfermedades de la mama, el profesional que reúne la formación e información para su diagnóstico y tratamiento es el "mastólogo", especialista que proviene generalmente de la ginecología o de la cirugía general, pero que se dedica de lleno al estudio y tratamiento de esta patología. La mastología como especialidad existe en el país desde hace muchos años y reúne a ginecólogos, cirujanos, radiólogos, radioterapeutas, oncólogos clínicos, patólogos, cirujanos reconstructivos, que se nuclearon desde el año 1967 en la Sociedad Argentina de Mastología (SAM).

Cómo realizar un autoexamen mamario correcto


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-¿Para qué sirve?

Permite conocer las mamas y familiarizarse con la irregularidad del tejido mamario.

-¿Con qué periodicidad y cómo hay que realizarlo?

Se aconseja realizarlo mensualmente una semana después del ciclo menstrual y las mujeres post menopáusicas o sin menstruación deben elegir un día y repetirlo todos los meses. Lo ideal es hacerlo acostadas, paradas o en la ducha colocando una mano en la nuca y tocando con la otra el lado contrario. Hay que palpar toda la mama y axila con la yema de los dedos haciendo movimientos en espiral desde el pezón hacia fuera, de afuera hacia adentro, movimientos verticales y horizontales. Además, debe observarse las mamas frente al espejo con las manos al costado del cuerpo, con las manos en la nuca y con las manos en la cintura para detectar si hay diferencias entre una y otra, alteraciones en el tamaño, forma, contorno, presencia de bultos, durezas, hundimientos, cambios en el pezón o secreción anormal, cambios de color de la piel o erupciones.
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