Aseguran que la baja de los combustibles no repercutirá en los precios de otros productos

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Los economistas evalúan que es una señal positiva, pero no esperan que desate un efecto cascada; en el índice de inflación de enero el impacto será de -0,2%.



Una señal positiva que no tendrá un impacto muy grande en el índice de inflación. Así evaluaron los economistas consultados por el efecto de la baja de 5% en el precio de la nafta y el gasoil que entrará en vigor el próximo jueves.

De acuerdo con los analistas privados, la medida anunciada por el Gobierno no tendrá consecuencias más allá de los surtidores de las estaciones de servicio y no se producirá un efecto cascada de recorte de precios en el resto de los productos y servicios.

Cuando se anunció la rebaja en las naftas y el gasoil, el ministro de Planificación, Julio De Vido, no dudó en asegurar que se trataba de "una ventaja económica al usuario con sostenimiento de la actividad", y graficó que cada 10 centavos que se podan del precio de los combustibles, son 2000 millones de pesos por año que se vuelcan al consumo.

"La instrucción de la Presidenta fue que ante un escenario de baja del precio internacional se tomara una medida para reflejarlo en el usuario, darle una ventaja económica, pero con sostenimiento de la actividad, que no se pierda un solo puesto de trabajo. Cada 10 centavos que bajen los combustibles, son 2000 millones de pesos por año que se vuelcan a la economía real, al consumo, ya que se consumen 20.000 millones de litros por año", fueron las palabras del funcionario.

Sin embargo, los analistas tienen una visión un poco menos optimista de los alcances de la medida. "El peso de los combustibles en el IPC es muy menor y en una economía con una inflación muy por encima del 30%, una baja del 5% en las naftas se diluye mucho frente al resto de los aumentos en los costos que tienen las empresas. En este escenario, es difícil pensar que este anuncio se vaya a trasladar en una baja sensible para el consumidor final", explicó Fausto Spotorno, economista jefe del estudio Orlando J. Ferreres.

En la visión de los economistas, la inédita rebaja en los combustibles significa, principalmente, una señal favorable que acompaña el proceso de desaceleración de la inflación que se vive en los últimos meses de la mano de la recesión y la estabilidad en el mercado cambiario.

"Está claro que se trata de una medida con un componente simbólico político más grande que el económico, pero también significa un alivio en los costos para muchas empresas. La cadena del petróleo es muy grande e incluye industrias como la petroquímica y los plásticos. Para estos sectores es un signo muy positivo que se haya frenado la escalada de los costos de los últimos meses", señaló Jorge Todesca, economista de la consultora Finsoport.

La lectura es parecida a la que hacen en el Estudio Bein. "La medida amortigua las presiones inflacionarias. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde el traslado al surtidor es inmediato, con una caída superior a 20%, en la Argentina la noticia es que las naftas dejaron de subir luego de acumular un aumento de casi 40% en lo que va del año", explicaron en la consultora de Miguel Bein, economista que está trabajando en el equipo de Daniel Scioli.

En el nuevo índice de precios del Indec que fue presentado en febrero pasado, el transporte representa el 13,6% del indicador, mientras que la incidencia puntual de los combustibles no llega al 4 por ciento, con lo cual una baja de 5% en los precios locales significará un retroceso de 0,2% en el índice de inflación de enero.

"Más allá del rubro combustible, puede haber un efecto indirecto, pero se trata de un impacto de una sola vez. Además, tampoco hay que perder de vista que el petróleo cayó un 30% a nivel internacional y acá estamos hablando de una baja del 5 por ciento", explicó el economista Camilo Tiscornia. En otros países de la región el panorama es diferente porque los precios de los combustibles están mucho más atados a la cotización del petróleo, y en las últimas semanas tuvieron bajas mucho más sensibles, que se reflejaron en los índices de inflación.

El mejor ejemplo de un impacto mayor de los combustibles en la inflación es el de Chile. En octubre el costo de vida en ese país había pegado un preocupante (para los parámetros chilenos) salto del 1% y un mes después la tendencia a la aceleración se frenó en forma abrupta -en noviembre la inflación en Chile fue de 0%- gracias a la baja de casi 10% que registraron los precios de los combustibles.

Fuente: La Nación.
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