Francisco proclama santo al "apóstol de Sri Lanka"

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Es el misionero José Vaz, nacido en 1651. En ocasiones disfrazado de mendigo, ayudó y salvó a la comunidad católica de la entonces Ceylán, perseguida por los calvinistas holandeses.



El Papa argentino proclamó esta mañana santo, en un parque central de cinco kilómetros de extensión en el que lo aclamaron más de medio millón de personas, al misionero José Vaz, del siglo XVII, nacido en la colonia portuguesa de Goa en la India de una familia inmigrada desde Portugal.

Francisco insistió en la necesidad de reconciliación en un país que atravesó una sangrienta guerra civil de 30 años que concluyó en 2009, pero que ha dejado rencores, tensiones y nuevas persecuciones.

Jorge Bergoglio afirmó que el ejemplo del nuevo santo, beatificado hace veinte años en la misma Colombo por san Juan Pablo II, "es un estímulo en la vía del evangelio y un ejemplo "para superar las divisiones religiosas en el servicio a la paz".

Destacó que la iglesia católica "en su servicio no hace distinciones de razas, credos, pertenencia tribal y condiciones sociales o religiosas". Aseguró a la multitud de contribuir a curar las herida de la sociedad debido a los enfrentamientos sociales y religiosos, representan para los católicos srilankeses "lo que Cristo espera de ustedes en el tiempo presente".

Cientos de miles de personas se congregaron desde anoche en el gran espacio del Galle Face Green, frente al océano Índico. "No son sólo católicos ni solo cristianos", destacó el padre Federico Lombardi, portavoz pontificio, que estimó en "más de medio millón" a los asistentes.

Los católicos son poco más del 6% de los veinte millones de habitantes, que en más del 70% siguen las enseñanzas de Buda.

Jorge Bergoglio exaltó la figura del "apostol de Sri Lanka", como llaman al nuevo santo, como un ejemplo "no agresivo" de misionero.

Sacerdote a los 25 años, san José Vaz, se trasladó a la isla de Ceylan, el nombre colonial de Sri Lanka, para confortar a la comunidad católica perseguida por los calvinistas holandeses, que habían echado a los portugueses.

Tradujo el Evangelio en cingalés y en tamil, las dos principales etnias del país, que son las que protagonizaron la larga y muy sangrienta guerra civil concluida hace cinco años.

Su acción hizo reflorecer a la Iglesia católica y contó con las simpatías del rey budista Kandy por los esfuerzos de José Vaz y los cristianos por salvar vidas durante la epidemia de viruela.

"El padre Vaz fue un ejemplo de paciente sufrimiento por la causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de amorosa devoción por la Iglesia de Dios", dijo el Papa en su homilía de proclamación litúrgica del nuevo santo.

Bergoglio aludió al presente al decir que José Vaz "nos ha mostrado la importancia de superar las divisiones religiosas en el servicio de la paz. Era indivisible su amor por Dios y el prójimo: dedicó su ministerio a los necesitados, donde ellos estuvieran".

San Vaz, nacido en 1651, murió en Srilanka a los 59 años, en 1711.

En el contexto multirreligioso de la sociedad srilankesa (hay también un 7,5% de musulmanes y casi un 8% de hinduistas tamiles), "la libertad religiosa es un derecho humano fundamental", dijo Francisco.

"Cada individuo debe ser libre, solo o asociado a otros, de buscar la verdad y expresar abiertamente sus convicciones religiosas, libre de intimidaciones y constricciones externas.

El Papa argentino concluyó su homilía destacando que "la auténtica adoración a Dios no lleva a la discriminación, al odio y a la violencia, sino al respeto por la sacralidad de la vida el respeto de la dignidad y la libertad de los otros, y al compromiso de amor por el bienestar de los demás".

El arzobispo de Colombo, cardenal Ranjith, al final de la misa consignó al pontífice para sus obras de caridad un cheque de 70 mil dólares fruto de una colecta entre los fieles.

Tras la proclamación del primer santo de la historia de Sri Lanka, el Papa fue en vuelo al santuario de Nuestra Señora de Madhu, en el norte de la isla, pleno territorio de la minoría tamil. Durante la guerra civil el santuario cobijó a refugiados de ambas partes en la guerra civil.

Decenas de miles de personas lo esperaban en la explanada frente al santuario, hasta donde arribó Francisco poco después de las 15 hora local (ocho horas y media menos en la Argentina), para pronunciar una oración a la virgen.

Jorge Bergoglio pronunció también una homilía en la que rogó a María su intervención en favor de una paz duradera.

El primer santuario se erigió en 1670, construido por 30 familias católicas que huían de los calvinistas holandeses. En toda Ceilán se difundió el culto a la virgen curadora y que protegía de los mordiscos de las serpientes.

En 1687 arribó a Madhu el nuevo santo José Vaz, cuya labor misionera y una fama creciente hizo resurgir al catolicismo y Madhu se convirtió en un centro misionero. La nueva construcción se inició en 1872 y se convirtió en un lugar sagrado hasta el que llegan personas de todas las convicciones religiosas.

Durante la guerra civil los obispos lograron que el santuario fuera desmilitarizado y fuera considerado una estructura segura para los refugiados. Pero en 1999, durante la guerra civil, el enclave fue bombardeado y murieron 38 personas, entre ellos 13 niños.

En 2008 la Iglesia recuperó el santuario de Madhu, que fue reabierto al culto en diciembre de 2010.

Fuente: Clarín.
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