Sigue el escándalo por la leche contaminada que se cobró la vida de una bebé

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Las autoridades evitaron informar que una leche en polvo destinada a los hospitales contiene una bacteria peligrosa. Es del mismo lote al que pertenecía la muestra del lactario del Posadas, donde murió una beba intoxicada. ¿Quién defiende a los consumidores?








Más de 30 días pasaron desde un brote infeccioso en una sala de neonatología del Hospital Posadas, en el que murió una beba, para que el Instituto Nacional de Alimentos (INAL) comunicara que el lote al que pertenecía una de las muestras de leche en polvo utilizadas en el lactario del hospital estaba contaminado con una bacteria emergente que puede causar muerte, meningitis o secuelas neurológicas en los recién nacidos vulnerables. Aunque, claro, no lo hizo con esos términos, a pesar de que sus técnicos conocen bien la amenaza para la salud que representa ese germen asociado con las fórmulas lácteas en polvo, que no son estériles como las líquidas.

Hace una semana, el INAL, organismo responsable del Sistema Nacional de Vigilancia Alimentaria, le informó a todas las direcciones bromatológicas del país y sus delegaciones que el área de vigilancia alimentaria de la Ciudad de Buenos Aires había detectado la bacteria Cronobacter sakazakii en una caja del lote 0064 de fórmula de inicio Sancor Bebe 1 de 1000 g destinado a los hospitales.

Pero en el mismo documento aclaró que el análisis de una "muestra oficial reglamentaria" del mismo lote en su Departamento de Control y Desarrollo fue negativo. Hasta precisó que el producto cumplía con las condiciones de calidad que exige el Código Alimentario Argentino, aunque hacía más de un mes era vox pópuli la relación entre la enterobacteria y el brote del Posadas entre especialistas de renombre en el estudio microbiológico de los gérmenes que producen las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA).

En su único comunicado, el INAL destacó que la empresa "procedió al contacto inmediato y directo con los clientes a nivel nacional" para que "en caso de existir stock del producto mencionado en su poder, fuera bloqueado". Nada dijo sobre la relación del lote con el estudio de un brote en un hospital ni del resultado de los dos envases del producto obtenidos originalmente del lactario del Posadas, luego de que el jueves 16 de abril, a la madrugada, muriera Mía, una beba que había nacido el 24 de enero con apenas 26 semanas de gestación y 800 gramos. Esa semana recibiría el alta.

Mía estaba en la sala de recuperación nutricional y ya pesaba 2,2 kilos. Esa semana de abril, también se enfermaron otros chiquitos. Entre 7 y 10, incluida Mía, con tres pacientes de Pediatría, según pudo reconstruirse con autoridades del hospital escuela de El Palomar que continúan en sus cargos tras la sorpresiva intervención que declaró el Gobierno. La medida permitió que el partido Nuevo Encuentro, que dirige Martín Sabatella, se hiciera del control del Posadas con la salida de Donato Spaccavento, del Movimiento Evita.


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A los pocos días de la muerte de Mía, y ante la consulta periodística, la cartera sanitaria nacional respondió por escrito en lo que adelantó que sería lo único que diría sobre lo sucedido en el hospital a su cargo. "La semana pasada, en el hospital Posadas, se detectó un episodio de infección intrahospitalaria en una de sus áreas cerradas, por lo que se procedió a aplicar el protocolo habitual para estos casos, que consiste en el aislamiento de la zona, el control estricto del paciente y la realización de cultivos de todos los sectores", informó Nicolás Kreplak, secretario de Salud Comunitaria.

Recién hace pocos días, el Comité de Mortalidad del Posadas aclaró: "Todos los análisis bacteriológicos y virales efectuados en el Hospital Malbrán dieron negativos. La causa de mortalidad fue: enteritis necrotizante en un bebe prematuro extremo". Hay que aclarar que el Malbrán no es un hospital, sino la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis), el organismo de referencia del Ministerio de Salud para la vigilancia y la prevención de enfermedades infecciosas.

Al indagar sobre si los análisis de las muestras de materia fecal y sangre de los bebés afectados por el brote infeccioso habían incluido específicamente la búsqueda de la bacteria Cronobacter sakazakii, que la literatura médica señala como una causa de sospecha de enteritis necrotizante en lactantes alimentados con fórmula en polvo, se pudo confirmar lo que ya había adelantado una fuente reservada del INAL hacía un mes. Que en el hospital se habían descartado sólo los gérmenes patógenos transmitidos por alimentos más comunes: salmonella, shigella, Escherichia coli y Campylobacter, además de virus. Nadie fue más allá, aunque los síntomas de los chicos afectados (diarrea aguda, fiebre, distensión abdominal, mucosidad en la materia fecal y decaimiento, entre otros) describían "de manual" por lo menos la sospecha clínica de una infección por Cronobacter sakazakii relacionada con la leche, como lo mencionaron casi al instante pediatras e infectólogos conocedores de este universo de gérmenes alimentarios.

En el Posadas, según se pudo conocer, se recibió asistencia técnica desde el Ministerio de Salud para investigar el brote. Los médicos insisten en que ni las leches ni las mamaderas analizadas estaban contaminadas. El INAL recibió dos envases cerrados de fórmula en polvo Sancor Bebe 1 para chicos de 0 a 6 meses y uno de leche pre NAN, más seis mamaderas.


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Notificación y presiones 

El único informe conocido del INAL no es del mismo día que su Mesa de Entradas selló la notificación NO-2015-09073654 del 15 de este mes que la Dirección de Seguridad e Higiene Alimentaria de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña le envió al director, Matías De Nicola.

Ni siquiera los convenció para emitir una alerta sanitaria que el informe técnico de la AGC advirtiera que se trataba de un hallazgo asociado con el "Brote Hospital Posadas" y una bacteria "de altísimo riesgo para la salud de la población". Semejante aclaración no era para menos. En el manual sobre Cronobacter sakazakii en fórmulas lácteas de Funcei, se la define como "causa rara, pero potencialmente mortal" de meningitis neonatal, bacteriemia, enterocolitis necrotizante y meningoencefalitis necrotizante, cuando esas leches no se producen ni se preparan con la higiene y la seguridad adecuadas.

Pero volviendo al comunicado del INAL, tampoco es del 20 de este mes, cuando el ingeniero Ignacio Parera, director general de Higiene y Seguridad de la AGC, presentó una segunda nota (NO-2015-10326089) para reclamar "toda la información disponible" sobre la denuncia de contaminación del lote 0064 entregado a obras sociales y hospitales, con vencimiento en enero del año que viene.

La comunicación es, recién, del día siguiente al que un vocero de Sancor se comunicó con por "comentarios" que asociaban la marca con este artículo. Habían pasado 36 días desde que trascendió el brote del Posadas y 7 desde que una jurisdicción notificó que un lote de leche en polvo estaba contaminado.

Según se pudo reconstruir desde el 20 de abril, una denuncia extraoficial varios días después del brote del Posadas alertó a funcionarios de la AGC de la existencia en los hospitales porteños de un lote de leche en polvo (0064) Sancor Bebe 1 contaminado. En las notas que recibió el INAL consta que esa agencia solicitó a la empresa las muestras que indica el Código Alimentario Nacional el 30 de abril. Al detectar la presencia de Cronobacter sakazakii, se le ordenó a la empresa retirar el producto del mercado y se informó al INAL para emitir un alerta sanitario. También, se le pidió a Mercado Libre que eliminara de su sitio las ofertas de este producto.


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Los hospitales porteños habían recibido 3720 kg del lote, mientras que los 23.928 kg restantes estaban distribuidos por el país. Para cuando el INAL difundió su comunicado, el 22 de este mes, el producto ya se había terminado de consumir en 9 hospitales y obras sociales. Paralelamente, los técnicos de la AGC que habían hecho el análisis microbiológico elevado al INAL y que terminaría confirmando el Instituto Malbrán, empezaron a recibir presiones para retroceder en lo actuado.

El jueves pasado, se recibió esta información de parte de Sancor: "La propia AGC dictaminó la nulidad de todo lo actuado y cesó la restricción sobre el producto, aunque, de todas formas, desde las empresas [por Sancor y la estadounidense Mead Johnson, dueña del 80% de la línea infantil de la lechera local] ya se había decidido su recuperación del mercado y esa medida se efectuó de inmediato".

Sin embargo, el director ejecutivo de la AGC, Juan José Gómez Centurión, nunca había emitido esa disposición. Parera, jefe directo de los técnicos de la AGC, había enviado una nota (PV-2015-12317870) por cédula de notificación al representante legal de la empresa, Lucas Piaggio, para comunicarle que había dejado todo sin efecto porque no se había cumplido con procedimientos que fija el Código Alimentario para el monitoreo de fórmulas lácteas.

Ese mismo día, Gómez Centurión emitió un dictamen (IF-2015-12565661) en el que rechazó la nulidad de lo actuado e hizo lugar al pedido de la empresa de hacer una contrapericia "en las mismas condiciones" del análisis original por tratarse no de un monitoreo de rutina, sino de un análisis asociado con un brote epidemiológico.

Y al día siguiente, el Servicio de Enterobacterias del Malbrán confirmó que los 11 aislamientos bacterianos obtenidos por los técnicos porteños en el contenido de las cajas cerradas del alimento analizado corresponden al mismo subtipo de Cronobacter sakazakii detectado. Además, recomendó hacer "una investigación del procesamiento de estos productos lácteos". Con esta confirmación en mano, el titular de la AGC dictó una resolución (No. 2015-297) en la que sostiene la vigencia de todos los procedimientos realizados.


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Autonomía

Gerardo Leotta, integrante de la Red de Seguridad Alimentaria del Conicet y coautor del manual de Funcei, explicó que "lo ideal para asociar una bacteria con un alimento es que haya, además de la evidencia epidemiológica, una comparación con lo que se obtiene de las muestras de un paciente afectado. Si hubo un brote, tuvo que haberse hecho un estudio amplio y exhaustivo, que alcanza desde la alimentación y los contactos hasta el ambiente".

En este caso, según continuó, "de ningún modo se aplican los criterios microbiológicos de un monitoreo de rutina porque ese tipo de estudio no se hace para verificar si existe alguna relación con una enfermedad. En una situación de brote, la autoridad sanitaria tiene total autonomía en sus criterios para analizar lo que sea conveniente para identificar la fuente de enfermedad. En pocas palabras, vale todo con tal de encontrar la causa".

El manual de Funcei que citan Sancor y la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil (ANI) como guía para cuestionar la investigación recomienda para el estudio de pacientes o brotes asociados con las fórmulas lácteas infantiles, "decomisar el lote en su totalidad y notificar a la autoridad sanitaria correspondiente cuando las muestras analizadas se confirmen positivas y cuando los aislamientos de Cronobacter sakazakii" tengan "el mismo perfil fenogenotípico".

En el país hubo varios brotes asociados con esta bacteria desde 2005, aunque nunca trascendieron. La contaminación puede ocurrir durante la producción o la preparación de la leche en polvo. En el Posadas, las mamaderas se hervían y la primera medida durante el brote fue trasladar el lactario a uno de los quirófanos del edificio nuevo. El director médico del hospital, Daniel Capra, dijo que Mía no estaba tomando la leche Sancor Bebe 1 del lactario, sino la de prematuros por lo que la infección pudo haber sido a través de las mamaderas o por contacto. En ese momento, la madre comentó que cuando a la beba le cambiaron la leche empeoró y, a las pocas horas, murió.

La diputada nacional Virginia Linares (FAP), secretaria de la Comisión de Salud, hizo dos pedidos de informes al Poder Ejecutivo, pero no obtuvo respuesta. Medios intentó comunicarse con el responsable del INAL, Matías Di Nicola. "Nadie va a hablar", respondió un vocero del Ministerio de Salud de la Nación. Este diario tampoco se pudo comunicar con un responsable de la empresa Mead Johnson, mientras que Sancor evitó responder si el lote 0064 se había utilizado en el hospital Posadas, aunque posee un sistema de trazabilidad para confirmarlo.

 

Fuente: La Nación.-
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