Caso Schoklender: el parricidio que conmocionó al país en los años 80

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diarios schoklender
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Tras el doble crimen cometido por los hermanastros a sus respectivos padres en Pilar, hoy sale a la luz el recordado caso de los hermanos Schoklender. Los detalles de la vida de una familia que, bajo la apariencia de una existencia normal de clase media, ocultaba un drama cuyo resultado fue fatal.




 

Los hermanos Sergio y Pablo Schoklender fueron arrestados por el doble crimen de Mauricio Schoklender y
Cristina Silva

El parricidio es uno de los crímenes más impactantes, por los interdictos que conlleva. El reciente asesinato de un matrimonio por sus hijos en Pilar evoca el recuerdo de otros casos análogos. A continuación, un repaso por el parricidio más famoso.

El 31 de mayo de 1981, una pareja fue encontrada sin vida en el interior del baúl de un Dodge Polara abandonado en la avenida Coronel Diaz. Ambos tenían signos de estrangulamiento y de haber sido ferozmente golpeados. El hallazgo se produjo luego de que el encargado de un edificio cercano denunciara que del interior del vehículo caía sangre. Al momento de comunicar a los hijos lo ocurrido, surgió el primer indicio: los dos hijos varones de la pareja, Sergio y Pablo, habían desaparecido. Pero a los tres días la fuga de los hermanos quedó trunca y ambos fueron arrestados por parricidio. Empezó a difundirse la intimidad del aberrante caso y los investigadores se abocaron a la reconstrucción de los últimos días de la vida del matrimonio.


Los diarios argentinos se hicieron eco del primer parricidio que conmocionó a la sociedad. La intimidad de la vida de la familia Schoklender fueron aun mas escalofriantes.
Los diarios argentinos se hicieron eco del primer parricidio que conmocionó a la sociedad. La intimidad de la vida de la familia Schoklender fueron aun mas escalofriantes.

Mauricio Schoklender y Cristina Silva Romano se casaron el 7 de julio de 1955 y a los pocos meses se mudaron a la ciudad de Tandil, donde nacieron sus tres hijos: Sergio Mauricio llegó al mundo el 30 de mayo de 1958, Pablo Guillermo, el 6 de febrero de 1961 y Ana Valeria en 1963. Los primeros años de la infancia de los niños trascurrieron en una pensión humilde, pero la carrera del flamante ingeniero iba en ascenso y en 1968 su ingreso al Grupo Pittsburgh -una fusión de empresas siderúrgicas de Argentina y Alemania- los obligó a mudarse a Buenos Aires.

La segunda quincena de mayo de 1981 cambió la historia de la familia que durante 23 años pareció llevar una vida normal de clase media. Mauricio tenía una carrera prometedora en la firma alemana, propiedad del magnate Carlos Jünger, que en los años de dictadura concretó grandes negocios bélicos como la transferencia tecnológica para instalación de fabricas de tanque -TAMSE- y submarinos -Astillero Domecq García- y tuvieron licencias para la construcción de seis corbetas y cuatro submarinos, entre otros. Según la información de la época. el ingeniero Schoklender había sido nombrado al frente de la empresa Lametal S.A -una de las principales del grupo- pocas horas antes de ser asesinado.


Cristina Silva Romano y Mauricio Schoklender se conocieron en enero de 1955 y el 7 de julio del mismo año se casaron. Sus hijos denunciaron que había incesto, abusos y demasiado alcohol en el piso de Belgrano donde vivían.
Cristina Silva Romano y Mauricio Schoklender se conocieron en enero de 1955 y el 7 de julio del mismo año se casaron. Sus hijos denunciaron que había incesto, abusos y demasiado alcohol en el piso de Belgrano donde vivían.

El 15 de mayo de 1981 la habitación del matrimonio ardió en llamas mientras ellos dormían. La hipótesis fue que Pablo roció el suelo con nafta y que la colilla de un cigarrillo bastó para causar el fuego que destruyó la habitación de la pareja. Sus padres salieron ilesos. Al parecer, la idea del crimen ya rondaba la mente de los hijos varones.

A partir de ese día se teje una maraña de hipótesis sobre los detalles que llevaron al violento desenlace. Una de ellas establece que, tras el intento de quemar a sus padres, hubo una violenta pelea entre Cristina y Pablo -en la que ella lo habría golpeado y lastimado- que terminó por encender el deseo de venganza nacido en los tormentos ocasionados por los abusos sexuales a los que supuestamente era sometido.

La noche del crimen

Era la noche del viernes 29 de mayo de 1981 y faltaba un par de horas para que Sergio cumpliera 23 años, motivo por el cual la familia decidió salir a cenar y brindar por el homenajeado. Mauricio, Cristina, Sergio y Ana Valeria celebraron en un restaurante de la Costanera y a las 3 de la mañana regresaron al departamento de la calle Tres de Febrero 1840, en Belgrano. El padre fue directo a dormir, la joven de 19 años salió con su novio, la madre optó por dar un paseo sola y salió a caminar. El "cumpleañero" se quedó despierto en la sala. Las hipótesis del caso se inician en ese instante. Una de ellas indica que Pablo ya no vivía en la casa (una discusión con su madre terminó en una golpiza y su mudanza provisoria a un hotel), por lo que aprovechó la ausencia de la familia para ingresar a la vivienda y allí esconderse a esperar a su hermano; otra dice que un intento que Cristina regresó a la casa ebria y que acosó sexualmente al menor de sus hijos.

Silva era alcohólica, tomaba psicofármacos y, cuando no llevaba amantes a la casa, jugaba a seducir a sus hijos, especialmente a Pablo, desde que tenía 12 años. Todo esto sucedía ante la indiferencia del padre, insumido en otras preocupaciones: tenía relaciones homosexuales con un colega de la empresa donde trabajaba.

Del expediente judicial surge que en la madrugada del 30 de mayo de 1981, Cristina estaba ebria y sedujo a Pablo para tener sexo, a lo que él se negó. Luego de una fuerte discusión producto del rechazo, Pablo descargó su furia tomando una barra de metal y pegando de lleno en la sien izquierda de su madre. Sergio se habría despertado al escuchar esos ruidos y al encontrarse con esa escena decidió terminarla y ahorcó con una soga a la mujer moribunda. Minutos después, Sergio golpéo con el mismo elemento a su padre y Sergio lo ahorcó. Entre los dos envolvieron los cuerpos entre las sabanas y cobijas de la cama. Uno de ellos armó un bolso para armar una coartada.

Juntos sacaron los cuerpos del departamento y, tras bajar los 4 pisos hasta el estacionamiento del edificio, los depositaron dentro en el baúl de uno de los autos de la familia, un Dodge Polara que más tarde dejaron abandonado en la Avenida Coronel Diaz -entre Pacheco de Melo y Peña, en Recoleta- con la intención de regresar e incendiarlo y borrar rastros.

Después del crimen, la huida

Durante la mañana del domingo 31 de mayo de 1981 un auto estacionado llama la atención de los vecinos de Barrio Norte y al indagar sobre él el encargado de un edificio descubre que de su interior manaba sangre. Alrededor de las 11 de la mañana alertó a la comisaría 21 de la Capital Federal. Cuatro horas más tarde llegaron los efectivos que, al confirmar que el liquido era sangre, tendieron un cerco de seguridad alrededor del auto.

De las informaciones del caso se desprende que no fue fácil abrir el baúl y que los policías debieron acudir a una brigada experta en explosivos para que lo detonara. Cuando la tapa se levantó, la escena fue más que macabra. La ampliación entregada a la prensa decía que los cuerpos de la pareja vestían pijamas y estaban envueltos en una sábana blanca con las cabezas cubiertas por sendas toallas y por bolsas de polietileno. Ambos presentaban golpes hechos con una barra de metal, que aún estaba en el cuello del ingeniero Schoklender. Había también una soga, que se presume fue la que utilizaron para provocar la asfixia o estrangulamiento. El detalle más escalofriante: "El cráneo del ingeniero Schoklender, especialmente, parecía casi destrozado".

Luego de dejar el Polara, los hermanos regresaron en taxi al departamento (lo habrían hecho por separado). Cuando la hermana despertó dijeron que debieron viajar de prisa, pero que estarían de vuelta a la noche para festejar el cumpleaños de Sergio. Mientras tanto, la policía era alertada por un auto abandonado.

Tras el hallazgo, para la policía fue fácil identificar a Mauricio Schoklender y a su mujer, porque en el bolso había un saco con el nombre del ingeniero. Siguiendo los protocolos, la policía dio aviso a la familia y pidióa los hijos que se acercasen a la seccional porque sus padres había tenido un accidente. Los hermanos se sintieron cercados y emprendieron la fuga en el otro auto que había quedado en la cochera -un Dodge Coronado-, pero antes, Sergio habló con Andrés Horvat, vicepresidente de Lametal S.A, la empresa de la que su padre era flamante presidente, diciendo que éste estaba en serios problemas y que necesitaba efectivo. Obtuvo 5.000 dólares, suma que, sumada al dinero que robado a su padre, representaba un buen monto para la fuga.

Fue la entonces novia de Pablo quien contó que ellos habían matado al matrimonio y que pretendían quemar el auto abandonado para hacerlos desaparecer. Para cuando la policía los buscaba ellos ya viajaban a Mar del Plata en taxi y por separado. Según la revista "La Semana", Sergio le pidió al chofer que lo llevaba que "lo contactara con una prostituta". Estuvo una hora en un hotel camino a Miramar. En Mar del Plata se registran en un hotel con el apellido Fogel; fue allí donde vieron que los canales ya hablaban de los dos cuerpos encontrados en el interior de un baúl. Una versión dice que alquilaron una aeronave para ir a Uruguay y otra que Sergio alquiló un caballo y llegó a la localidad de Cobo, y que Pablo escapó a Tucumán.

Ya en Cobo, Sergio busca hospedaje y lugar donde dormir, lo consigue en "Viejo Almancén Cobo". Mientras Sergio comía y miraba la televisión, compartía unos tragos con el encargado del lugar. Luego apareció la noticia del auto que contenía dos cuerpos. Sergio, ya muy ebrio, habría contado a los presentes que era él a quien buscaba por esos crímenes. El dueño del lugar y un empleado lo golpearon y maniataron. No supieron qué hacer luego y Sergio escapó. Las versiones indican que corrió toda la noche y que la policía lo encontró deambulando sobre el kilómetro 372 de la ruta 2. Pablo fue detenido en la localidad de Ranchillos, Tucumán.

El 12 de marzo de 1985 la jueza de primera instancia, Marta Lopardo, condenó a Sergio a prisión perpetua, por el delito de homicidio calificado por el vínculo en concurso real con homicidio calificado por el vínculo y por alevosía, con la salvedad de que debía también responder como coautor penalmente responsable, y como autor de estafa en concurso material, absolviendo a Pablo por falta de mérito.

El 7 de abril de 1986, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional (Sala V) condenó a Pablo Schoklender a prisión perpetua como coautor penalmente responsable de los delitos de homicidio calificado por el vínculo y alevosía, reiterado dos veces. Pero para ese entonces, Pablo se había fugado.

El 14 de mayo de 1994, Pablo fue detenido en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, con un giro de cheques fraudulentos y con un pasaporte falso a nombre de Jorge Velasques. La policía de Bolivia lo trae al país y lo encarcelan en la cárcel de Devoto en el pabellón de menores.

Sergio Schoklender purgó 14 años de prisión y su hermano dos tercios de la condena, aunque desde el año 2001 empezó a tener salidas laborales.

Fuente: Infobae
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