Maduro quiere "ganar como sea" las elecciones del domingo

Internacionales
Con los sondeos en contra, el Presidente venezolano cerró la campaña para los comicios presidenciales con un llamado a la "victoria perfecta".




 



 

Venezuela cerró anoche una campaña electoral que huele a cambio. Al menos lo hizo de forma oficial, ya que Nicolás Maduro no pretende dar por terminada la "batalla rumbo a la victoria perfecta" y "como sea" hasta que las urnas sean contadas el domingo.

Los seguidores de la revolución tomaron ayer la emblemática avenida Bolívar de Caracas, el lugar que Hugo Chávez llenó una y otra vez y que, pese a la presencia de miles de personas, no lucía como antaño. Muchos trabajadores públicos, muchos traídos de otros puntos del país. Las grandes exhibiciones del oficialismo son cosa de otra época, pero también las de la oposición, que cerró con un concierto en el otro extremo de la ciudad.
Mitines políticos sobre el asfalto, pero la batalla disputándose en otros lados: los medios de comunicación y las redes sociales.

"Las colas son las técnicas psicológicas que aplican estos bandidos, estos burgueses. El santísimo hijo de su madre del gerente [de un supermercado] había recibido la orden para hacerlos sufrir a ustedes, al pueblo. Llamé al ministro de Interior y le dije que mandara inmediatamente una comisión del Servicio de Inteligencia y lo metieran preso", explicó el presidente.

Populismo en estado puro. Maduro pasó cerca de una de las cientos de colas que preñan las calles venezolanas y decidió actuar contra el gerente. Pocas horas después, cientos de estudiantes se arremolinaban en Guárico, durante horas, para obtener una de las tabletas que regala el gobierno. Ni siquiera se podía hablar de cola, aquello parecía un río desbordado de gente.

"Justicia, tenemos que liberarnos de la burguesía que le hace la guerra al pueblo", insistió el presidente. "Necesitamos la victoria para darles una lección, sería muy triste que el pueblo se rindiera, que fuera derrotado por la guerra económica. Sería un lanzazo en el alma de la patria... ¡Bastantes cojones y ovarios tiene este pueblo, imperialismo!", clamó Maduro dejándose arrastrar por una euforia pasajera, convencido de que es capaz de una remontada pese a que las encuestas mantienen una cómoda ventaja para la oposición.

Otro de los frentes clave en estos días para el chavismo es el internacional, tras la presión inédita sufrida la semana pasada. El propio Maduro ya anunció que se reunirá hoy con observadores internacionales invitados por el Consejo Nacional Electoral (CNE), entre ellos los ex presidentes Omar Torrijos (Panamá) y José Luis Rodríguez Zapatero, del gobierno español.

En ocasiones precedentes, Hugo Chávez aprovechaba estos encuentros, también con la prensa internacional, para retransmitir al país una imagen institucional sin abandonar el proselitismo político.
Maduro también participará hoy en una entrega de viviendas, convertida en uno de los ejes fundamentales de su campaña.

Torrijos y Rodríguez Zapatero se reunieron con la canciller Delcy Rodríguez y con la presidenta del CNE. Con ambas mantuvieron un talante diplomático, también en sus declaraciones ante la televisión chavista. "Siempre se ayuda más dialogando y hablando", ahondó el político español. "Zapatero viene claro, por mucho que diga el gobierno", matizó uno de los dirigentes opositores que charló con el político español. Otro de los que participaron en estas juntas no oficiales fue el alcalde de Sucre, Carlos Ocariz, quien describió la última arremetida del gobierno contra la oposición.

Su director de policía, el comisario Manuel Furelos, fue detenido acusado de infiltrar a policías para generar violencia, durante el ataque armado sufrido en Petare por el candidato opositor, Miguel Pizarro. Un grupo de radicales, vestidos con camisetas chavistas disparó con armas largas para ahuyentar la concentración opositora.

Lo más pintoresco es que Ocariz y Pizarro militan en el mismo partido y son amigos. "Furelos tiene siete años en la policía, es un comisario carta cabal, que nunca ha estado en temas políticos ni partidistas. Exigimos que Furelos sea liberado", protestó el alcalde.

La policía de Sucre fue acuartelada y la Guardia Nacional Bolivariana tomó el control de la zona, una de las mayores favelas de América latina. El alcalde rechazó de plano esta medida gubernamental, porque "aumenta la violencia". Pizarro opinó que la detención, que generó "caos" en la zona, busca amedrentar y desmovilizar a los electores.

 

Fuente: La Nación.-
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