Dos policías SANJUANINOS son los mejores del país

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Esta es la historia de dos policías sanjuaninos que en 2017 demostraron ser los mejores del país. 

ORGULLO: Dos policías sanjuaninos entre LOS MEJORES del país


Es la historia de los cabos Mario Caselli y Sergio Muñoz, del grupo GERAS. Fueron a la exigente prueba física y mental del GEOF para ser policías de elite. Entre 126 inscriptos de todo el país, aprobaron 18. Uno de los sanjuaninos sacó el 1° promedio y el otro el 4°.

“Todavía no caemos en lo que hemos logrado”, confesó el cabo Mario Caselli a DIARIO MÓVIL, con sencillez. Y le hace honor al lema del GERAS: “humildad y autodisciplina”. Todo eso se puso a prueba en los últimos 4 meses, probablemente los más intensos de su carrera y la de su compañero Sergio Muñoz.
DE 126 INSCRIPTOS DE TODO EL PAÍS AL CURSO GEOF, APROBARON 18. Y LOS SANJUANINOS SACARON EL 1° Y 4° MEJOR PROMEDIO.




Hubo aspirantes que no dieron más y se fueron, incluso en el último día de cursado. No fue el caso de Caselli y Muñoz, aunque sobrevivieron hasta un incendio para ser policías de elite. “Ellos vienen a dignificar lo que hacemos”, agregó orgulloso el jefe del Grupo, Diego Morales. Sabe a lo que se han sometido, porque él pasó el curso en 1999 y desde entonces no hubo sanjuaninos que lo igualaran.


Caselli es de Caucete y Muñoz de Valle Fértil. Ambos están casados y tienen hijos pequeños que los extrañaron mucho en ese tiempo. “Ha sido una experiencia linda, se sufre mucho, pero sin el apoyo de la familia hubiera sido imposible. Al igual que el apoyo incondicional que nos ha dado la Policía de San Juan a través de la jefatura”, contó Caselli.

Ese apoyo fue fundamental para que puedan completar la capacitación cuando sufrieron un incidente que los marcó. Un compañero puso ropa que había lavado a secar sobre una estufa, salieron al campo y al volver, el incendio que generó había consumido buena parte de los dormitorios del GEOF en Palermo.

El cabo Caselli perdió mucho: equipos, celular, billetera, casi todo. Y a Muñoz, que era el bedel ese día, le notificaron la expulsión. “Pero las cosas malas por ahí pasan para hacer notar la bondad de la gente”, aseguró Morales. “Allá se gasta muy mucho, porque si uno no compra el equipo ideal no llega a los cambios de cargadores en tiempos de tiro, etc. Eso había que reponerlo. Desde acá el compañerismo estuvo siempre y reunimos una ayuda económica, borcegos, mercadería”, comentó. A Morales lo autorizó el Jefe de Policía de San Juan para llevar esa asistencia y también el aliento.
CON EL INCENDIO CASELLI PERDIÓ CASI TODO Y MUÑOZ QUEDÓ AL BORDE DE LA EXPULSIÓN.




“Estábamos muy cómodos, nos iba bien en el estudio y capacitábamos nosotros al resto porque teníamos una modalidad que era contagiosa, teníamos buenos compañeros y hacíamos chistes para levantar el ánimo. El incendio fue un bajón que hizo que bajara el nivel del curso. No teníamos plata, ni qué comer”, recordó el cabo Mario Caselli.

Cursaban el tercer mes y llegaban a una etapa delicada que es Tiro. Esa charla de Morales para sus cabos, en medio de la crisis, fue un punto de inflexión según comentaron. “Compartir algo, una gaseosa, lo que sea, que te den un abrazo, una bolsa de arroz, acordarse de los compañeros, de la familia. Hablar del punto de vista de él hacia nosotros, vale muchísimo”, aseguró Muñoz. Ambos se emocionan, a pesar de la visible fortaleza que tienen.

“Esas cosas internas, muy fuertes; la supieron sobrepasar. Nos unió como grupo para darles una mano y que supieran que no estaban solos”, dijo Morales.

Gracias a Dios uno de los instructores de los sanjuaninos supo entender que fue un accidente. Y junto al apoyo de los compañeros del curso, siguieron adelante hasta quedar en lo más alto.

La vuelta a casa fue igualmente emocionante. El colectivo que los traía paró en la Terminal de Caucete y allí había una verdadera fiesta con bombos y platillos. “Fue toda una sorpresa ver a todos nuestros compañeros, del jefe para abajo; el reencuentro con la familia”, contó Caselli. “Fue una caricia al alma, muy acogedor. Hasta la gente del colectivo se emocionó”.

Los hijos de Caselli, de 4 y 3 años, estaban uniformados como soldados con el nombre del papá y desfilaban. “Son terribles. El más chiquitito se aprendió de memoria y canta la canción del grupo GEOF”, contó el papá. Ni a él ni a Muñoz les molestaría que los chicos sigan sus pasos, aunque es arriesgado y duro.



“ACÁ NO VENIMOS A TRABAJAR, SINO A DISFRUTAR DE PRESTAR EL SERVICIO. ES UNA FORMA DE VIDA”.

“Disfrutamos si tenemos que buscar una persona en el campo o ir a un allanamiento. Nos sentimos como en nuestra casa, con un grupo de amigos, convencidos de lo que hacemos y lo hacemos bien. Se te llena el pecho”, afirmó Muñoz. Su compañero Caselli agrega que la carrera le ha regalado mucho. “Si bien es mucho entrenamiento, sacrificio y voluntad, hacemos cosas que no todos los policías hacen”.
“HAY UNA PALABRA QUE LLENA TODO EL ESFUERZO: EL ‘GRACIAS’ DE LA PERSONA QUE HA ESTADO EN UNA TOMA DE REHENES O ESPERANDO RESCATE”.

“Eso es impagable, viniendo de la persona que ha estado sufriendo ahí, que sabemos lo que es. Por eso vivimos y seguimos”, afirmó.

GEOF: EL CURSO DE CURSOS
Se trata de una capacitación súper intensiva de junio a octubre, por parte del único grupo antiterrorista del país y se dicta en Capital Federal. “Salimos instructores en cuerda, buceo, tiro, combate urbano, se ve algo de francotirador, custodia de dignatarios. Es como el doctorado para nosotros. Abarca tanto que no los deja descansar”, dijo Morales.
LOS SANJUANINOS DEBIERON PREPARARSE FÍSICA, OPERATIVA Y TÁCTICAMENTE POR UN AÑO PREVIO AL CURSO GEOF, QUE IMPLICA UN VERDADERO SACRIFICIO.

Los días empezaban a las 5, con la presentación para ir al campo. La mochila cargada con borcegos, una muda de ropa, otra de gimnasia, otra de trabajo de campo, chaleco y casco. Al llegar al lugar les esperaba un trote para entrar en calor, de 5 a 20 kilómetros, según la jornada. Luego, 2 horas de actividad física y después de las 10, a clases. A las 14, un almuerzo ligero y a la tarde poner en práctica la teoría áulica de la mañana. Eso demoraba hasta las 19. Al volver al dormitorio, a cenar mejor, limpiar todo para la revista y estudiar; porque todos los viernes les tomaban examen. “Es estar despierto todo el tiempo casi, porque no sabés en qué momento te sorprenden con una actividad o una jornada nocturna. Hay que tener afilados los cinco sentidos”, detalló el cabo Sergio Muñoz. Y todo sin viajar a San Juan ni un solo día para ver a la familia o los amigos.

GERAS
El Grupo Especial de Rescate, Ayuda y Seguridad está integrado por 29 efectivos: 7 snipers o francotiradores, 4 brecheros que son los que “abren” en un allanamiento, 2 negociadores y el resto “asaltantes” que se encargan de la contención de grupos o reducción.
Por su nivel, al grupo les suelen encargar tareas de alta complejidad en San Juan como es la custodia de embajadores u operativos federales. También se desempeñan en rescate y alta montaña.

Las capacitaciones son constantes y en la misma época del curso GEOF mandaron al G1 (para allanamientos de baja y media peligrosidad) a otros dos integrantes. Aprobó el Subinspector Ponce y el otro se fue en la etapa de tiro por el nivel de exigencia del mismo.

“Es muy difícil saber cuál es el límite, siempre se puede un poco más. Cuando ya los músculos duelen; sigue el espíritu, el corazón, el compañero”, aseguró el jefe Diego Morales.
“SIEMPRE HABRÁ ALGO QUE NOS VA A IR ELEVANDO EL NIVEL. EL DÍA QUE CREAMOS QUE YA SABEMOS TODO, ESTAMOS FRITOS”

Ahora los egresados GEOF van a ayudar en ese perfeccionamiento. Eso se suma a las dos instrucciones fuertes por semana, más el entrenamiento de gimnasio, la dieta y natación los lunes, martes, miércoles y viernes.

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