Francotiradores de San Juan: La delicada tarea de dar seguridad en silencio

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Son los primeros en llegar a un operativo y los últimos en irse. Trabajan más con la cabeza que con el fusil. Por eso se capacitaron con los mejores para usar armas checas de última generación.




Foto exclusiva de Marcos Agüero para DIARIO MÓVIL

Nada más lejano a la imagen de videojuegos o de películas. Los francotiradores de la vida real trabajan mucho, mental y sigilosamente; y en San Juan no han tenido que disparar a matar a nadie en la historia del grupo. Sin embargo, estar detrás de la mira no es para cualquiera.

Este año 7 efectivos del Grupo Especial de Rescate, Ayuda y Seguridad (GERAS) se capacitaron con los mejores.  Aprobaron el curso de sniper para usar los flamantes fusiles checos de precisión, Cz 750 S1M1, que adquirió el año pasado la Policía de San Juan. Con esa inversión repusieron armamento que databa desde la creación del grupo en 1985.

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“El instructor del curso fue el oficial mayor Ramón Aguilera, primer sniper, anduvo por todo el mundo y ha dado instrucción a distintas fuerzas. Es un privilegio que haya venido acá, cuando ya ha cumplido con su etapa en la policía y tuvo esa generosidad de darnos clases” destacó el líder de los snipers de San Juan, oficial subinspector Cristian Medina. Junto al suboficial Gustavo Astudillo, el oficial ayudante Darío Pizarro, el cabo Daniel Villalón y los agentes Julio Castro, Luis Rancosi y Miguel Ahumada fueron los 7, de los 29 efectivos del GERAS que reunían las condiciones para el curso. Esos requisitos son no tener ningún problema visual, saber mucho de matemáticas y tener mucha memoria visual. La antigüedad no es requisito primordial pero toda experiencia previa implica otra solvencia. Los 7 sanjuaninos tienen entre 3 y 9 años de servicio y aprobaron todos el curso para ser scout (observador) y sniper (tirador).

 

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“La policía hizo la inversión muy grande, son pocas las fuerzas de Argentina con grupos tácticos que cuenten con fusiles de esta envergadura. Ahora tenemos el material humano acorde. Fueron 15 días muy intensivos y hay que seguir profesionalizándose, constantemente”, afirmó Medina. “Requirió de mucha voluntad, porque pueden parecer pocos días pero fueron intensivos, con horario extendido desde las 6 a las 12 de la noche ó 1. Con ejercicios de disparo en situaciones límite, como efectuar disparos de precisión a mas de 600 metros, con siluetas móviles o en oportunidad”, detalló.

Lo que más ejercitaron en ese curso fue la cabeza. “El sniper es el operador táctico que aprobó el curso básico de tirador y puede efectuar disparos con fusil de precisión a corta, media y larga distancia”, explicó el oficial ayudante Sergio Darío Pizarro. Y necesita del scout, que es la otra pata del binomio. Para disparar hay que considerar distintos factores climatológicos que influyen en la trayectoria del proyectil. Binoculares y calculadora se vuelven esenciales para cruzar dato con el cálculo del blanco. No es lo mismo una persona corriendo, que trotando o quieta. “Además el equipo tiene que tener técnicas de exfiltración e infiltración. Otra de las funciones es la de recolectar información táctica desde que llega al lugar. Da cobertura al grupo. Es el ojo del comandante”, contó Pizarro.

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Y todo el procedimiento debe darse en total sigilo. “El sistema de camuflaje puede ser urbano o terrestre. Este último con el boina, chaquetilla y pantalón acompañado por mochila, guantes, binoculares y un sistema de enmascaramiento. Esto es un arte“, define el suboficial Gustavo Astudillo. “Al realizar un acecho uno tiene que pasar lo más inadvertido posible ya que puede durar 2, 10 hasta 15 horas o todo el día. Una vez confirmado el blanco tiene que asegurarse que del otro lado no lo estén acechando. Navegamos con brújula. Hay que llegar al blanco, confirmarlo, informar para correcciones. Sniper que es detectado es hombre muerto”.

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Todavía una complejidad extra implica un operativo urbano. Al llegar a la “zona de impacto” hacen el servicio para el Centro de Inteligencia Táctica (CIT) y esperan la orden del Centro de Operaciones Tácticas (COT). Una vez detectado el “punto de impacto”, se despeja el posible daño colateral. Para eso son fundamentales los binomios de sniper/scout que dan cobertura. “El calibre del fusil es muy potente, dependiendo de la munición, hay que ver que si traspasa el objetivo no dañe a otros”, explicó Medina. Aun más delicada la intervención donde los blancos son vehículos o aeronaves. El trabajo de recolección de datos se hace evidentemente más importante.

Es el encargado del COT el que pregunta si se puede efectuar disparo y sólo cuando la situación supera al negociador y cuando se prevé que es seguro que el sujeto cumplirá su cometido, sea agredir a otro o a sí mismo. “El comandante pide un porcentaje de seguridad y tengo que darle el 110% para que autorice disparo. Si estoy 80% ó 90% seguro de que no se dispara. Y si ninguno puede hacerlo, directamente interviene el grupo de asalto y se le da cobertura a ellos”, contó Medina. “El francotirador no siempre matará a la persona. El sniper trabaja para el grupo táctico”, acotó Pizarro. “Quizá lo que se necesita es abrir una puerta y el brechero no puede llegar con la estaca, pero desde su posición el sniper sí. Estamos para salvar vidas, no para quitarlas. Esa es la última opción”, remarca Pizarro. Y para ejemplo, basta la realidad. Ni bien terminaron el curso, uno de los bonaerenses que se vino a capacitar debió interceder en una crisis con una persona que se quería suicidar. La situación superó al negociador y el sniper debió efectuar disparo en la calle, pero a la mano de la persona, para que suelte su arma y así neutralizar la amenaza de muerte.

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Los snipers sanjuaninos tuvieron su más reciente intervención cuando un hombre tomó de rehén a su mujer, a la que golpeaba. Intervinieron los negociadores Iván Frías y Sebastián Tantén del GERAS y también se conformó la estaca sólo para recolectar información. “El hombre estaba sentado en el comedor y la mujer en la habitación, con puerta verja con candado y todas las ventanas con rejas. Intervinieron los negociadores, él se retira a una habitación y ahí fue cuando da la orden el negociador de intervenir el grupo táctico. Cortan el candado y pueden salvar a la mujer sin infligir más daño que el que le produjo su captor. Y todo sin perder de vista al punto de impacto que era él”, contó Medina que estuvo en el lugar. “Otra situación en la que hubiéramos podido intervenir fue en el caso del profesor Plis Steremberg. Pero aunque estábamos cerca no teníamos punto de observación, la casa tenía paredes altas y él estuvo encerrado en su habitación”, lamentó.

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Máximo control

Para un sniper un disparo de corta distancia significa tirar a 5 cuadras. Es decir, con un blanco hasta a 500 metros del fusil. De 500 a 1000 metros es media distancia y desde el kilómetro en adelante es larga distancia. Eso sí, con un punto de impacto a más de 300 metros hay que empezar a hacer correcciones que implican cálculos matemáticos de hipotenusa y moda estadística, considerar la trayectoria del proyectil, el paralaje ambiental, el viento y hasta la rotación de la Tierra puede influir. Por eso también es importante en la eficiencia del disparo todo el sistema de armas: fusil, mira, munición y el hombre bien entrenado. El cabo Daniel Villalón explicó que parte de la capacitación fue aprender esa consigna y el cuidado de cada elemento. “Todo tiene que ser óptimo. La munición es Match, se hace específica el mismo peso de punta, vaina y grains (pólvora)”, detalló. Es casi munición de diseño y con control de calidad. Aprendieron a rectificarla si hiciera falta, desarmarla, promediarla y rearmarla.

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Nada queda librado al azar. Siempre trabajan en equipo y en situaciones delicadas: desde un allanamiento a una toma de rehenes, o la custodia de valores, o una crisis. Por eso los snipers son los que llegan una hora antes al lugar, fundamentales para el diseño de la intervención. Son muchas cosas las que pesan en un gatillo. Entre ellas la propia libertad del profesional policial. “Si se causa la baja de un captor, como medida preventiva el tirador va a prisión hasta que se resuelva su situación. Si estuvo a derecho sale y sigue cumpliendo su trabajo”, contó el líder de la rama. Y si algo les remarcaron en el curso es el marco legal Argentino. El equipo de instructores de Aguilera, Diego Molina, Mauricio Díaz y Alcides Caballero insistió en esto. “Ser sniper no es sólo apretar la cola de disparo nada más. Antes de disparar hay que tener un conocimiento muy acabado del tema y agotar instancias”, aseguró Medina.

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“La sociedad va cambiando, San Juan no es como era antes. Si se abren pasos ronterizos habrá mucho más flujo no solo de turistas sino de delincuentes o aeronaves. El delito va mutando. Hay que amoldarse a la situación y estar a la altura de las circunstancias. Nuestro jefe Diego Morales siempre está perfeccionándonos para que se sientan seguros los sanjuaninos”, dijo Medina.
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