Buscó a "Nana" por dos años y finalmente se produjo el reencuentro

María Farfán es jujeña y extravió a su perrita en diciembre del 2016. Durante casi dos años empapeló los alrededores de la zona buscando a su compañera hasta que alguien compartió la imagen de una callejera sentada sobre el techo de una casa y volvieron a estar juntas.

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“La verdad estoy sin palabras...los milagros existen y ahora estoy mas convencida que nunca“, escribió María en su cuenta de Facebook. Nunca dejó de creer en que volvería a verla, pero tras dos años de búsqueda y de recorrer 10 pueblos cercanos a la zona donde la perdió, María y Nana regresaron juntas a casa.

Hace cinco años, María adoptó a una cachorra, a la que llamó “Nana” y la crió como a su hija. Junto con Nana, María salía a pasear por San Salvador de Jujuy y la llevaba a todos lados con ella. La relación continuó profundizándose año tras año hasta que en diciembre de 2016 viajó junto con su familia y Nana a Cieneguillas, un pueblo situado al oeste de La Quiaca donde vive la madre de María.

Era la tercera vez que iban con Nana y como todos los años aprovechaban el viaje para honrar a la virgen de Santa Bárbara. La perrita conocía el pueblo y la gente del lugar también la conocía a ella, por lo que durante la jornada Farfán y sus 50 familiares organizaron la celebración que duró hasta la noche. Al llamarla para que entre a la casa a dormir, María descubrió que Nana no estaba en ningún lugar de la casa, por lo que rápidamente salió a buscarla por el pueblo. Pero no hubo suerte y Nana no apareció.

Al día siguiente bien temprano salió con el resto de la familia a continuar la búsqueda, ya que debían regresar a San Salvador. Nana no estaba y decidieron seguir buscando y retrasar el regreso. Así, durante 10 días, siguieron en Cieneguillas recorriendo todas las esquinas y buscando en todos lados. Su desesperación era tan grande que la Policía de Cieneguillas colaboró en la búsqueda casa por casa.

Cuando llegó la hora de volver, María sintió un profundo dolor porque pensó que no la volvería a ver: “se me partía el alma, sentí que la abandonaba. Ella era mi vida y yo la suya, nosotras somos una prácticamente. Volví a capital con el corazón roto, pasé año nuevo y navidad con una tristeza inconsolable”.

Pero no se quedaron de brazos cruzados. En enero de 2017 regresaron a La Quiaca, pegaron carteles, visitaron la radio y el nombre de “Nana” apareció por todos lados. A pesar de la búsqueda constante, la perrita seguía perdida. La escena se repitió todos los meses durante casi dos años: María viajaba con carteles y hablaba con todas las personas que podía contándoles la historia de Nana para que la ayuden a difundir la foto de su ‘hija’ en redes sociales.

El 30 de julio, un profesor de Santa Catalina compartió una foto donde se ve a una perra que, aseguraba, vivía en el techo de una casa abandonada de esa localidad. A pesar del tiempo y de la suciedad del pelaje, María reconoció instantáneamente a “Nana” y no pudo esperar a que le respondan el teléfono. Durante la madrugada partió hacia el poblado donde se hallaba la perrita: allí, acostada sobre el techo, dormitando, estaba Nana, la perrita por la que María nunca bajó los brazos.

Al principio se miraron y “Nana” tardó en reconocer a su dueña.Finalmente, cuando logró recordarla, todo fue felicidad y llanto.  “Ahora está al lado mío recuperándose, porque ella la pasó peor que yo. Le deben haber pasado mil cosas todo este tiempo y yo estoy para curarle las heridas”, indicó María al diario El Tribuno mientras tenía a Nana en brazos y agradecía a la Policía de Cieneguillas, a Radio Nacional de La Quiaca, a las protectoras y a todas las personas que difundieron la búsqueda.