Ex vecinos de Villa Martita felices con el primer Zonda en casa digna

ex villa martita valle grande (1)
ex villa martita valle grande (1)
Además de las lluvias, los vientos llegaron a derribarles los ranchos en "La línea" de Médano de Oro. Tras años de luchar por un techo hasta disfrutaron del vendaval. 

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"Le doy gracias a Dios que estamos en casa nueva. Me acosté a dormir la siesta y ni sentí el Zonda. En mi viejita casa no se podía dormir con el viento", contó Paola. Ella es la hija de Martita, la que le dio nombre a la villa ubicada en "La Línea", Médano de Oro.

Estuvo 21 años en la villa y fue testigo de la lucha de su madre porque todos los vecinos tengan casa propia. Les tocó finalmente el viernes pasado. "El miércoles nos avisaron, hacía un mes que había fallecido mi hermano. Yo creo, que desde el cielo me estaba dando una mano", contó Paola emocionada en la puerta de su flamante casa en el sector 8 de Valle Grande.

Foto: Nicolás Mercado para DIARIO MÓVIL

"Esto es algo que no puedo explicar. Lo lindo que es ver las paredes, el baño. Antes teníamos que salir de la casa para ir. Y mi hijo quiere vivir bañándose. "Jeremías, te vas a gastar" le decimos", cuenta entre risas.

Ella, que es la presidenta de la unión vecinal de la villa, se quedó hasta el final de la erradicación. "Veía la topadora tirar las paredes y era como que me agarrara a mi. Una cosa me dio". Eran paredes que levantaron como pudieron, más de una vez. La lluvia y los vientos las tiraron en distintas oportunidades.

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Noemí es otra de las nuevas vecinas de Valle Grande. Pasó los últimos 4 en la villa Martita. Tiene 7 hijos y vivía donde le prestaran, pero siempre por poco tiempo hasta que le pedían la casa y quedaban en la calle de nuevo.

Uno de sus chicos nació con coartación de aorta, al 5º día de vida hubo que trasladarlo a Buenos Aires para operarlo, estuvo delicado porque bajó mucho de peso y hoy está en mantenimiento. "El médico nos dijo que no podía vivir en cañas y barro, pero andábamos rodando. Gracias a Paola pudimos vivir ahí en la villa y ahora gracias a Dios tenemos una vivienda digna", contó todavía emocionada.

"La primera noche fue re linda. Antes nos llovíamos mucho y con los vientos la tierra pasaba por la orilla de las cañas y hasta la comida se llenaba de tierra", recordó.

Confesó que algo de nostalgia le dio cuando vio por la orilla de las ventanas del camión que los trasladó como tiraban abajo el rancho. "Es un orgullo que tengo, poder dejarles una casa digna a mis hijos".


Foto: Nicolás Mercado para DIARIO MÓVIL

María es otra de las vecinas de la Villa Martita con un hijo enfermo. Su nene fue operado del corazón y necesita de otra intervención por su calidad de vida. Pero los médicos se niegan a practicarle la cirugía si no le garantizan que vaya a una vivienda con condiciones mínimas de salubridad. Ahora podrían tramitarlo.

Benjamín estaba jugando con sus amigos de toda su vida, pero ahora por veredas y plazas a nuevo. "Ha sido todo muy lindo, teníamos un poco de miedo por la primera noche ya que no tenemos rejas aún. Pero por suerte todo tranquilo. Además, nos conocemos todos y tenemos a la policía pasando permanente. Gracias a Dios", dijo María.


Foto: Nicolás Mercado para DIARIO MÓVIL

 

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