MARAVILLAS SANJUANINAS: Petroglifos en el mástil de la Bandera de la Plaza 25 de Mayo

bellezas sanjuan
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La Plaza 25 de Mayo es el punto de referencia de toda la urbanidad de la provincia y en ella hay  historia y elementos que es desconocida por la mayoría de los sanjuaninos. Una de ellas es la presencia de petroglifos en la base del mástil de la Bandera Nacional. Allí se muestra el testimonio sobre la presencia de aborígenes y una cultura muy rica que forma parte de la historia de la provincia.


La Plaza 25 de Mayo fue epicentro de varios acontecimientos importante a lo largo de la historia sanjuanina. Fue lugar en donde se realizaron corridas de toros, allí se formaron las fuerzas de la IV División del Ejército de los Andes o incluso convirtió a esta plaza en sede provisoria de la Iglesia Catedral y lugar para atención de heridos luego del terremoto del 1944, entre otros. Pero más allá de esto, cada espacio y monumento cobra relevancia por la historia y la importancia que revisten. Uno de ellos es la base del mástil de la Bandera Nacional. En sus rocas está plasmado el testimonio de la cultura aborigen que pobló el parte del territorio sanjuanino.




En innumerables ocasiones las personas pasan frente a este monumento y pocos han advertido que entre las rocas que conforman el soporte hay petroglifos que dan cuenta del valor que tiene este sector de la plaza con respecto al patrimonio aborigen de la provincia. “El mástil de la bandera de la Plaza 25 de Mayo tiene como ornamentos decorativos petroglifos en su pedestal, posiblemente trasladados desde Pachaco o El Palque por el tipo de roca soporte, donde habitualmente pasamos sin verlos. Los petroglifos no son bienes muebles, es decir trasladables, sino inmuebles ya que además de indicar rutas, indican zona de pastoreo y de caza, además de la vida cotidiana de nuestro pasado prehistórico, ya sean por rituales, intercambio con grupos del norte chileno y el noroeste argentino, cacería, pastoreo”, cuenta Adriana Varela, investigadora en Arte Rupestre y Cerámica Indígena.


Sobre la presencia testimonial de los aborígenes en el territorio provincial, la especialista cuenta que “San Juan es tal vez el sitio de Sudamérica con mayor concentración de petroglifos, ya que a pesar del clima desértico, tenemos pasturas todo el año (invernadas, veranadas). Tal vez esa sea la causa de su gran nivel de concentración”. Además, Varela explica que “indican rutas, zonas de pastoreo de la llama, lugares de cacería. Estas rocas o paredes no están en cualquier lugar, sino en sitios estratégicos, por lo tanto son una señalética de lugares de rutas, pastoreo y caza, además de sitios rituales, es decir, serían una arquitectura sin techo destinada al alojo de hombres y animales, ya que no se encuentran en cualquier lugar sino en sitios estratégicos. Además cambia su visibilidad según las horas de día y la época del año y el clima”.


Entre las insignias en los petroglifos se puede apreciar distintos elementos que remiten al pasado de la provincia. En una de las rocas se observa una escena compleja donde aparece la huella de un felino (esquina inferior derecha), la bola guacha (al centro) y en la parte superior izquierda la flecha y el lazo que indica una acción humana. En otra aparece una doble cruz incisa que da muestra del contacto con el noroeste argentino con la cultura santamariana .Pero no es posible determinar el lugar en dónde fueron halladas ni reconstruir la historia completa sobre la identidad cosmogónica de los aborígenes. “Calculo que fueron trasladados con una concepción patrimonialista de los años ’50, ’60 o ’70, en donde esta concepción del petroglifo no fue tomada con la importancia actual sino como meros dibujos hechos por los indios”, expresa Varela.


Por otro lado, tampoco se puede determinar la fecha exacta de la construcción del mástil de la Bandera en la Plaza 25 de Mayo, puesto que entre los mismos historiadores hay discrepancia sobre el momento.


Plaza 25 de Mayo: Símbolo de cambios, urbanidad y hechos históricos


Esta plaza nace a mediados de 1593, ya que el entonces el emplazamiento de la ciudad de San Juan fue trasladado 25 cuadras al sur por las inundaciones del río San Juan. Nuevamente fue trazada la Plaza Mayor en un cuadrado desnudo y a su alrededor comenzó a crecer por segunda vez la ciudad. A pesar de las inundaciones y grandes terremotos, este fue el lugar definitivo de la que hoy es la Plaza 25 de Mayo. Además, este cambio de su disposición geográfica no modificó en absoluto su carácter de símbolo de la ciudad y testigo de todos los momentos que marcaron la historia de los sanjuaninos.


La Plaza Central, como fue llamada en la primera fundación, presenció en el San Juan colonial del 1600 las populares corridas de toros, cuya costumbre fue importada de España. Vio construirse en 1712 la vieja Catedral. Adhirió al Cabildo Abierto del 7 de julio de 1810, en apoyo a la Gesta del 25 de Mayo. Contuvo la manifestación que derrocó a De La Roza en 1820, entre otros momentos históricos para la provincia y el país.


 Con el paso de los años se produjo también el cambio de su nombre. Pasó a llamarse Plaza 25 de Mayo cuando se inauguró la Casa de Gobierno, justo enfrente y por calle General Acha en 1884. Se construyó su actual fuente de agua en 1895 y las estatuas de Santa María de Oro y Sarmiento se dispusieron entre los años 1897 y 1901. La electricidad con la inmediata iluminación en la plaza se produjo en 1909.


Fuente: Blog Patrimonio San Juan

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