EJEMPLAR: Sergio, un albañil que trabaja pese a no tener sus piernas

TRABAJADOR EJEMPLAR
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Sergio tiene 36 años, vive en Buenos Aires,  y es albañil desde que era chico. Cuando apenas tenía 8 años, perdió sus piernas en un accidente ferroviario, pero se pudo superarlo y rearmó su vida. Formó una familia y siguió con el oficio de albañil y parquista. Para sus vecinos se ha convertido en un ejemplo de constancia y superación.


Desde muy chico, Sergio Juárez aprendió que su vida no sería fácil. Cuando apenas tenía 8 años, perdió sus piernas en un accidente ferroviario, algo que no lo amedrentó a lo largo de su vida. En la actualidad, este vecino de 36 años, vive en el barrio Agustoni, en Pilar, y trabaja como albañil y parquista, oficios a los que se dedica desde que era niño.


En su oficio, comenzó como ayudante en las obras. El accidente ocurrió en la zona de Bella Vista. “Era ayudante de albañil de mi papá, el tren venía lleno y aunque tenía boleto no pude entrar al vagón del todo. Al entrar a Bella Vista las vías hacen una curva y ahí se me soltaron las manos. Después no me acuerdo más nada”, cuenta Sergio.




En principio, el tren le cortó las piernas a la altura de los tobillos, pero luego, debido a ciertas complicaciones, los médicos que amputar sus miembros inferiores casi a altura de las rodillas. Luego de un tiempo en silla de ruedas, comenzó a movilizarse con los brazos.


“Hace unos 3 o 4 años que tengo las piernas ortopédicas, pero eso nunca me impidió trabajar”, asegura. “Me gusta el trabajo. Hice un horno de barro y salí a vender pan casero, siempre me las rebusqué trabajando con algo”. En este sentido, Sergio afirma que le gusta trabajar sin las prótesis. “Trabajo mejor así, me siento más seguro y más ágil”.


Sergio es casado y tiene dos hijos, uno de 10 y 15 años, y sueña con terminar la casa propia. Su esposa Andrea contó que "siempre se dedicó a trabajar y a ganarse la plata así”. Aunque muchas veces no le quisieron dar trabajo porque no tiene las piernas, según comentó. "Cuando nos conocimos él ya no tenía las piernas y caminaba de rodillas. Recién a los 24 años, después de cuatro años de trámites, conseguimos las prótesis. Sin embargo, él se siente más cómodo sin ellas para andar y trabajar", recuerda su esposa.


"Hace de todo, levanta paredes, pone techos, pisos, todo. Sube las escaleras, anda en bicicleta, todo de rodillas. Incluso se fue en bici así a Luján”, detalló Andrea, quien aclaró que el uso de las prótesis es simplemente por cuestión estética y de aceptación de los otros.


Sobre su relación con el barrio, si bien al principio le daba vergüenza que la gente del barrio lo viera,  le costaba salir, pero ahora que lo conocen es reconocido y admirado por todos los vecinos. Para ellos, su constancia y valor ejemplo de superación.


“Hay gente que no se da cuenta de que me faltan las piernas. A veces me pongo a charlar con algún cliente, me pregunta si tengo algún problema en la cadera, y le cuento lo que me pasó. Se le caen las lágrimas. Y a mí también”, dice Sergio Juárez.


Fuente: La Gaceta Salta.

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