Una imagen de la Virgen de Luján que había sido llevada a Malvinas durante la guerra de 1982 -y de la que luego se perdieron rastros- será restituida por Gran Bretaña a la Argentina. En retribución, el obispado castrense entregará una réplica a los capellanes militares británicos y el intercambio se hará el mes próximo en el Vaticano, donde el papa Francisco bendecirá ambas imágenes.
La increíble historia fue revelada por el obispo castrense, Santiago Olivera, quien compartirá con su par inglés, Paul James Mason, el encuentro con Francisco el próximo 30 de octubre, en una audiencia pública en la plaza San Pedro.
La imagen se encuentra actualmente en la ventana oriental de la Catedral de San Miguel y San Jorge de Aldershot, en el condado de Hampshire, que es sede del obispado castrense británico y cuya piedra basal fue colocada por la reina Victoria. Una placa explica allí que "los argentinos invadieron las Islas Malvinas en 1982 y llevaron con ellos esta estatua de Nuestra Señora de Luján. Después de su rendición dejaron la imagen con el prefecto apostólico de las islas, monseñor Dan Spraggon. Él se la presentó al padre Alfred Hayes, quien estaba con las fuerzas británicas a lo largo de la campaña".
Finalizada la guerra, el padre Hayes le pidió autorización a monseñor Spraggon para llevar la imagen y entronizarla en la catedral castrense de Aldershot, en memoria de los soldados de ambas partes que murieron en el conflicto.
La increíble historia fue revelada por el obispo castrense, Santiago Olivera, quien compartirá con su par inglés, Paul James Mason, el encuentro con Francisco el próximo 30 de octubre, en una audiencia pública en la plaza San Pedro.
La imagen se encuentra actualmente en la ventana oriental de la Catedral de San Miguel y San Jorge de Aldershot, en el condado de Hampshire, que es sede del obispado castrense británico y cuya piedra basal fue colocada por la reina Victoria. Una placa explica allí que "los argentinos invadieron las Islas Malvinas en 1982 y llevaron con ellos esta estatua de Nuestra Señora de Luján. Después de su rendición dejaron la imagen con el prefecto apostólico de las islas, monseñor Dan Spraggon. Él se la presentó al padre Alfred Hayes, quien estaba con las fuerzas británicas a lo largo de la campaña".
Finalizada la guerra, el padre Hayes le pidió autorización a monseñor Spraggon para llevar la imagen y entronizarla en la catedral castrense de Aldershot, en memoria de los soldados de ambas partes que murieron en el conflicto.