Fue abandonado cuando nació enfermo, pero encontró una familia y recibió el alta

El nene tuvo complicaciones de salud desde su nacimiento pero encontró una nueva familia y fue dado de alta.






León tiene tan solo cuatro años pero ya ha superado muchas más cosas que otras personas a lo largo de toda una vida. Su historia contiene dificultades, impedimentos y pérdidas, aunque también cariño desinteresado y esperanzas. Hoy tiene una nueva familia y ya está en su hogar, algo que hasta hace un tiempo desconocía.

León nació de forma prematura y con una dependencia de oxígeno. “Al Hospital de Alta Complejidad en Red El Cruce llegó trasladado desde otra Institución con problemas respiratorios, por lo que tuvimos que hacerle una traqueotomía, y con epilepsia refractaria”, explicó a CONBIENESTAR Pablo García Munitis, pediatra que trató al niño en El Cruce (MN 110.869).

León nació prematuro, con una dependencia de oxígeno y epilepsia refractaria.
León nació prematuro, con una dependencia de oxígeno y epilepsia refractaria.


En principio, fue colocado en un anexo de la Institución: unas casas destinadas a pacientes crónicos con atención médica constante. Allí estaba con su mamá, quien falleció muy poco después de cumplir un año, a causa de una pulmonía. Por lo que el pequeño quedó al cuidado de su papá, quien lo visitaba con la frecuencia que le era posible debido a su trabajo.

Dos meses después, Liliana Orellano entró en su vida. En ese momento era auxiliar en un jardín y voluntaria de la Pastoral de la Salud, un grupo perteneciente al Obispado de Quilmes. “Me enteré que en el anexo había niños que necesitaban acompañamiento y fui. Me interioricé en la historia de León, cuya salud estaba bastante deteriorada, y comencé a visitarlo. Pero conectamos y él me respondía muy bien, así que empecé a verlo cada vez más seguido”, explicó la mujer, quien hoy es su mamá adoptiva, a CONBIENESTAR.

Así transcurrían los días del nene, entre médicos, enfermeros y Liliana. Su salud iba en aumento pero un ataque de convulsiones severo frenó la mejoría y lo dejó con una parálisis cerebral. Su papá se encontró solo, en una situación económica complicada y con la oferta de Liliana de ayudarlo en cuanto pudiera. Y entonces, un llamado cambió el rumbo de la historia: el hombre le preguntó si quería hacerse cargo de León.

En diciembre cumplirá un año desde que vive con la familia de Liliana y el próximo año comenzará el jardín.
En diciembre cumplirá un año desde que vive con la familia de Liliana y el próximo año comenzará el jardín.


“Hacía un año y medio que lo cuidaba todos los días y mi marido se había sumado después de conocerlo, así que íbamos los dos. Cuando nos ofreció adoptarlo le dijimos que sí y empezamos un camino cuesta arriba de trámites para lograrlo, porque teníamos que probar que existía un vínculo”, detalló Liliana. Durante un año más se extendió el costado legal pero hoy lograron la guarda definitiva y, desde diciembre, León fue dado de alta y está en su nuevo hogar.

“Con el apoyo del Hospital y del Juzgado Nº2 de Varela pudimos solucionarlo y hoy León sigue al lado nuestro. Fue mucho sufrimiento pero gracias a Dios hoy está bien y salió adelante. Mi familia lo aceptó con mucho amor, tanto mi esposo Daniel como Ludmila, mi hija de 18 años, que nos acompañó y ayudó en todos estos años”, afirmó la mujer.

El camino para conseguir la tenencia fue difícil y llevó un año, en el que la familia se internó con el pequeño en el Hospital El Cruce.
El camino para conseguir la tenencia fue difícil y llevó un año, en el que la familia se internó con el pequeño en el Hospital El Cruce.


Hoy León está perfecto. Las secuelas respiratorias se fueron casi íntegramente y la epilepsia refractaria está controlada. Tiene un retraso madurativo, por lo que debe realizar estimulación temprana, pero tuvo muchos progresos también en cuanto a la parte neurológica”, puntualizó el pediatra.

León fue bautizado recientemente en la capilla del Hospital El Cruce, donde transcurrió la mayor parte de su vida.
León fue bautizado recientemente en la capilla del Hospital El Cruce, donde transcurrió la mayor parte de su vida.


“El pronóstico no era alentador pero hoy se para agarrado de nuestra mano, cumplió cinco años y es nuestro milagro. Aunque no habla, con la mirada y los besos dice muchísimo. No hay palabras que describan el agradecimiento que tengo con el Hospital, que me dio el amor mágico que tengo enfrente mío”, concluyó Liliana, emocionada.

El médico, por su parte, resaltó el trabajo de los voluntarios que, como esta mamá, acompañan a los pacientes pediátricos: “su rol es extremadamente útil en la Institución, porque los chicos internados no pueden estar solos y necesitan un cuidador, así que estas personas alivian mucho la carga de las familias, que a veces no logran organizarse para estar todo el día al lado de una cama”.
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