Así es el proyecto para que vuelva la "COLIMBA" para jóvenes que no estudian ni trabajan

El proyecto despertó polémica.






Desde 1994 rige en Argentina el Servicio Militar Voluntario, implementado bajo la ley 24.429 sancionada luego de la abolición de la obligatoriedad tras la muerte del soldado Omar Carrasco.

Después de 25 años el sistema sigue vigente y cada año se suman cinco mil nuevos aspirantes que se instalan en los regimientos ubicados a lo largo del territorio argentino. Actualmente hay en servicio 20 mil soldados voluntarios que cumplen servicio con tareas específicas que van desde paracaidismo hasta conducción y mantenimiento de tanques, además de recibir instrucciones tácticas, técnicas y logísticas para la defensa del territorio argentino, en la formación se hace particular hincapié en los derechos humanos.

A diferencia de lo que ocurría con la obligatoriedad de la vulgarmente llamada “COLIMBA” (por “correr, limpiar y barrer”), el soldado voluntario recibe un sueldo mensual que va entre los 18 y 20 mil pesos en mano y cuenta con obra social y comida. Sólo duermen en las cuadras los días de guardia, por lo general se les brinda facilidades para alquilar su propio departamento en las cercanías del regimiento. No existen los castigos físicos, las sanciones que se aplican son administrativas.

¿CÓMO FUNCIONA EN LA ACTUALIDAD?

Para ingresar como aspirante, la persona debe tener entre 18 y 24 años en el momento de la inscripción, aprobar un examen psicofísico y al menos haber terminado el colegio primario; no se aceptan jóvenes con antecedentes penales. Del total de aspirantes, un 30 por ciento son mujeres, que tienen la misma formación que los varones; teniendo en cuenta las diferencias de fuerza y peso del género.

Se puede ser soldado voluntario hasta los 28 años de edad, allí se define si esa persona tiene condiciones para seguir en la carrera militar o se le da de baja, la ley no autoriza a que siga incorporado. Mientras tanto, durante los años como voluntario se abren cupos en el ejército donde los aspirantes pueden ir rindiendo exámenes para ser oficiales u suboficiales.

En su mayoría, los chicos que llegan al servicio voluntario tienen historias duras de fuertes restricciones económicas. Llevar uniforme en los barrios donde vivían con sus familias suele ser criticado, por momento hasta puede ser riesgoso; ellos eligieron cambiar su vida alejándose de la marginalidad. Otros soñaron desde siempre con ser soldados, realizar el servicio voluntario les otorga facilidades para acceder a las fuerzas. Los soldados voluntarios ven ajeno y lejano lo ocurrido durante la última dictadura militar, todos coinciden en que ese ejército ya no existe y tampoco los representa.
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