Volvió a la facultad y a sus 78 años se recibió de ingeniero electrónico

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Se llama Serafín Mendizábal, y a sus 78 años consiguió su título universitario de ingeniero electrónico. Es que después de 40 años juntó valor y a sus 65, volvió a la Universidad con todo lo que eso implica.








 

Su familia le dice «Popi» y su historia recorre el país. «Trabajé desde los 15 años y como no podía costearme los estudios en la universidad me inscribí en la Escuela Industrial de la Nación. Me compré un cuaderno de 200 hojas y ahí tenía todas las materias. Egresé y comencé a trabajar como técnico electricista. Todos creían que yo era ingeniero porque sabía mucho, me encantaba lo que hacía», contó al diario La Gaceta.

En su épocas de alumno joven, Popi fue presidente del Centro de Estudiantes, pero el día que pusieron una bomba y el Ejército rodeó la Facultad y detuvo a varios de sus compañeros, ya había dejado ese cargo. «Yo pertenecía a la Agrupación Unidad Reformista de la Federación Juventud Comunista. Los uniformados rodean la manzana y después entran en la facultad y me secuestran junto a otros compañeros. Yo no había cometido ningún delito. Me torturan. Cuando se dan cuenta de que yo no sabía nada de lo que me preguntaban me liberan», expresó con tristeza.

Luego de esa experiencia siniestra que vivieron muchísimas personas durante la dictadura militar argentina, Popi abandonó los estudios pero un día muchos años después, cuando hablaba de aquellas épocas, comenzó a llorar y no pudo parar. «Me quebré y no pude dejar de llorar. Jamás me había pasado algo así. Mi esposa, asustada, consulta a un grupo de psicólogos y ellos determinan que lo mejor era que yo volviera a la facultad. Era la única manera de curarme, enfrentar ese dolor», detalla.

«No fue fácil volver. En primer lugar porque mi legajo había desaparecido. Había perdido mi estado académico. Tenía cursado hasta 5° año pero no me valía, debía volver a hacer todo. Cambié y comencé la carrera de ingeniería electrónica desde el principio. Los profesores y los compañeros me ayudaron en todo. Me abrazan cuando me ven. Aprendí mucho de los jóvenes, especialmente con la computadora, ellos vuelan», finaliza contento.

Fuente: La Nación
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