Sucedió en el Médano de Oro. La víctima tenía 37 años.
GENIA: Médica salvó a pequeñito humilde y lo alojó en su propia casa
El pequeño padecía una anomalía cardíaca. Hasta alojó en su casa a familiares del pequeño para poder concretar la cirugía.
Una médica tucumana y un niño de la localidad santiagueña de Suncho Corral protagonizaron en los últimos meses de 2018 una historia profundamente humana y solidaria que habla de que nada es imposible cuando se tiene un objetivo superior como lo es salvar la vida de un pequeño.
Recuperado de su dolencia, este niño de apenas tres años puede disfrutar de una vida con controles, pero sin sobresaltos, después de tres años de angustia al demorarse su tratamiento en Córdoba.
Se trata de la doctora Natalí Pumara, una joven profesional de 31 años, oriunda de Tafí Viejo, en la provincia de Tucumán, quien detectó una anomalía cardíaca en el pequeño Francisco Yñiguez y de inmediato se preocupó por la fragilidad de la salud del pequeño, a tal punto que no comprendía “cómo seguía vivo”.
Acerca de aquel primer encuentro, Pumara recordó: “Cuando llega Francisco, me avisan que era un nene nuevo, incorporado al centro; le hago un examen físico y le descubro que tenía un soplo importante en el corazón, con características determinadas. Le pregunto a la mamá si lo sabía y me dice que sí sabía, saca una carpeta con papeles, estudios que le habían hecho previamente, ecocardiogramas, electrocardiogramas, etc., donde mostraban una tetralogía de Fallop, que es una cardiopatía compleja que tiene que ser operada quirúrgicamente apenas se hace el diagnóstico”.
“En la misma carpeta tenía la documentación sobre varias postergaciones de esa operación por distintos motivos. Así pasaron tres años. Al estar tres años sin medicación, para mí era un milagro que él estuviera vivo y que crezca”, relató emocionada.
Compromiso
Luego, tuvo que hacer un planteo serio: “Entonces le pregunté a la mamá que si ella se comprometía, y se sumaba al compromiso que yo iba a hacer con Francisco de hacerle hacer los estudios acá en Tucumán. Entonces la mamá, Claudia, que está limitada en recursos, pero no lo es en actitud ni en las ganas de tratarlo a su hijo, me dijo que sí se hacía cargo y que, por supuesto, de la responsabilidad de estar pendiente“.
Sobre los primeros pasos para lograr el milagro, relató al diario El Liberal: “Esto fue un sábado, en la semana contacto a la mamá a través de la Fundación, saco un turno en Cardiología. Cuando llegó a Tucumán se le hizo ecocardiograma, electro, radiografía, lo valoró el Servicio de Cardiología, confirmaron que desde un primer momento era quirúrgico”.
En este punto, Pumara resaltó la actitud de sus colegas profesionales de Tucumán, quienes aceptaron hacer una excepción dada la delicada condición de Francisco, a pesar de que “hay muchas cardiopatías esperando un turno quirúrgico en Tucumán”, gesto que agradeció especialmente la médica.
Desde allí, el proceso siguió con la doctora en Tucumán y la familia en Suncho Corrales. “Después de los estudios volvieron a su localidad; desde ahí ya me comunicaba con la fundación, desde donde le pedían cierta documentación a la mamá de Francisco, y yo le armé la carpeta en Tucumán. Como acá hay terapia con recuperación cardiovascular, se podía operar aquí, no había necesidad de derivar a Buenos Aires. Solamente tuvo que venir una vez para firmar los papeles”.
“Después ya vino para el turno quirúrgico. Fue todo muy rápido. En tres a cuatro meses, Francisco ya estaba operado. La verdad que estoy eternamente agradecida con el Servicio de Cardiología y Cardiocirugía Infantil del Hospital de Niños de Tucumán que nos dieron una mano enorme, me han ayudado en esto y a todos los administrativos que me han aportado para que las cosas se faciliten un poco más”.
La operación
“Francisco llegó y lo internaron el 12 de noviembre, lo operaron el 13. Salió todo muy bien, quedó una semana para control. Otro inconveniente fue que como la mamá no tiene los recursos necesarios, no tenían dónde quedar, así que los llevé a casa esa semana, yo vivía en departamento, con la mamá y la abuela de Francisco. El lugar es chico pero el corazón es grande. Las llevaba al hospital para que lo visitaran a Francisco en el horario de visita, y las traía de vuelta. De hecho me enteré que sacó un préstamo para afrontar los gastos del viaje, hizo un gran esfuerzo”.
De alta
“Después, Francisco fue dado de alta gracias a Dios al cabo de esa semana y vuelve a control una vez por mes a Cardiología y yo le hago los controles en el Hospital de Niños”.
Una médica tucumana y un niño de la localidad santiagueña de Suncho Corral protagonizaron en los últimos meses de 2018 una historia profundamente humana y solidaria que habla de que nada es imposible cuando se tiene un objetivo superior como lo es salvar la vida de un pequeño.
Recuperado de su dolencia, este niño de apenas tres años puede disfrutar de una vida con controles, pero sin sobresaltos, después de tres años de angustia al demorarse su tratamiento en Córdoba.
Se trata de la doctora Natalí Pumara, una joven profesional de 31 años, oriunda de Tafí Viejo, en la provincia de Tucumán, quien detectó una anomalía cardíaca en el pequeño Francisco Yñiguez y de inmediato se preocupó por la fragilidad de la salud del pequeño, a tal punto que no comprendía “cómo seguía vivo”.
Acerca de aquel primer encuentro, Pumara recordó: “Cuando llega Francisco, me avisan que era un nene nuevo, incorporado al centro; le hago un examen físico y le descubro que tenía un soplo importante en el corazón, con características determinadas. Le pregunto a la mamá si lo sabía y me dice que sí sabía, saca una carpeta con papeles, estudios que le habían hecho previamente, ecocardiogramas, electrocardiogramas, etc., donde mostraban una tetralogía de Fallop, que es una cardiopatía compleja que tiene que ser operada quirúrgicamente apenas se hace el diagnóstico”.
“En la misma carpeta tenía la documentación sobre varias postergaciones de esa operación por distintos motivos. Así pasaron tres años. Al estar tres años sin medicación, para mí era un milagro que él estuviera vivo y que crezca”, relató emocionada.
Compromiso
Luego, tuvo que hacer un planteo serio: “Entonces le pregunté a la mamá que si ella se comprometía, y se sumaba al compromiso que yo iba a hacer con Francisco de hacerle hacer los estudios acá en Tucumán. Entonces la mamá, Claudia, que está limitada en recursos, pero no lo es en actitud ni en las ganas de tratarlo a su hijo, me dijo que sí se hacía cargo y que, por supuesto, de la responsabilidad de estar pendiente“.
Sobre los primeros pasos para lograr el milagro, relató al diario El Liberal: “Esto fue un sábado, en la semana contacto a la mamá a través de la Fundación, saco un turno en Cardiología. Cuando llegó a Tucumán se le hizo ecocardiograma, electro, radiografía, lo valoró el Servicio de Cardiología, confirmaron que desde un primer momento era quirúrgico”.
En este punto, Pumara resaltó la actitud de sus colegas profesionales de Tucumán, quienes aceptaron hacer una excepción dada la delicada condición de Francisco, a pesar de que “hay muchas cardiopatías esperando un turno quirúrgico en Tucumán”, gesto que agradeció especialmente la médica.
Desde allí, el proceso siguió con la doctora en Tucumán y la familia en Suncho Corrales. “Después de los estudios volvieron a su localidad; desde ahí ya me comunicaba con la fundación, desde donde le pedían cierta documentación a la mamá de Francisco, y yo le armé la carpeta en Tucumán. Como acá hay terapia con recuperación cardiovascular, se podía operar aquí, no había necesidad de derivar a Buenos Aires. Solamente tuvo que venir una vez para firmar los papeles”.
“Después ya vino para el turno quirúrgico. Fue todo muy rápido. En tres a cuatro meses, Francisco ya estaba operado. La verdad que estoy eternamente agradecida con el Servicio de Cardiología y Cardiocirugía Infantil del Hospital de Niños de Tucumán que nos dieron una mano enorme, me han ayudado en esto y a todos los administrativos que me han aportado para que las cosas se faciliten un poco más”.
La operación
“Francisco llegó y lo internaron el 12 de noviembre, lo operaron el 13. Salió todo muy bien, quedó una semana para control. Otro inconveniente fue que como la mamá no tiene los recursos necesarios, no tenían dónde quedar, así que los llevé a casa esa semana, yo vivía en departamento, con la mamá y la abuela de Francisco. El lugar es chico pero el corazón es grande. Las llevaba al hospital para que lo visitaran a Francisco en el horario de visita, y las traía de vuelta. De hecho me enteré que sacó un préstamo para afrontar los gastos del viaje, hizo un gran esfuerzo”.
De alta
“Después, Francisco fue dado de alta gracias a Dios al cabo de esa semana y vuelve a control una vez por mes a Cardiología y yo le hago los controles en el Hospital de Niños”.
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