Sanjuanina vivió en la calle con sus hijos y hoy da de comer a 150 niños

Es Ivana, una sanjuanina muy amorosa y solidaria. Sueña con poder darles merienda y cena a sus hijos del corazón que se acercan por su casa en Chimbas. 






La casa de Ivana, cercana al templo de San Cayetano en Chimbas, se llena de niños a eso de las 18. Hacen fila para que les pinten la carita, luego para una sopaipilla y el chocolate. Es una fiesta, haya mucho o poco. "Y  por ahí se quedan hasta las 12 de la noche, compartiendo lo que uno les da", cuenta Ivana a DIARIO MÓVIL.

Con lo que juntan, con lo que piden y les donan, junto a las mujeres de la Agrupación Guadalupe festejan cumpleaños, navidades, si pueden los llevan a algún cine gratuito. Son 150 chicos de la zona del Parque Industrial que encontraron allí un lugar para disfrutar la infancia y la inocencia.

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Ivana Elizondo tiene 5 hijos biológicos y la pasó muy mal hasta que pudo armar su casita. "Nos ha golpeado mucho la vida, pero yo siempre para los Reyes a mis niños les hacía algo, aunque sea muñequitos cosidos a mano. Mis hijos se acuerdan y me dicen que parecían de El Exorcista porque se les daba vuelta la cabeza a los muñecos" recordó con humor. Ahora sus chicos tienen 22, 21, 19, 14 y 13 años. "Ellos me ayudan con esto. Uno cose, el otro da ideas, la otra hace bizcochuelos. Les he inculcado valores, el estar unidos, así no tengamos nada", afirmó.
"Nos pasó peor que a estos niños, por eso no queremos que les falte nada. Yo me quedé viuda a los 19 con tres bebés, la de 19 tenía 6 meses de vida", recordó con los ojos llenos de lágrimas.

No había Asignción Universal ni mucha ayuda en ese entonces. "Dormíamos en las plazas y les daba de comer lo que podía. Hubo uno que me quiso dar alojamiento a cambio de algo y le dije que no. Nunca dejé a mis hijos. Un día no tenía nada, era el 2001 y salí a pedir. Una señora me dio un puñado de azúcar, un saquito de té y un bollito. Corrí a la casita precaria que tenía en este fondo", señala Ivana hacia el patio donde ahora juegan a la calesita los más chiquitos. "Cuando llegué, con los niños juntamos leñita, para hacer fuego, hice una mamadera de té para cada uno y partí el pan para ellos. Nos mirábamos...No quiero que les pase a estos niños", reitera emocionada.

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Los chicos la interrumpen a cada rato, algunos le preguntan cuándo estará listo el chocolate otros aprovechan para denunciar a un tercero que les quitó un juguete. "Bueno hijo, ahí voy" les dice. Ella los ha adoptado en el corazón. "Ahora estoy viendo situaciones difíciles y trato de estar atenta a la integridad física de los niños. Cuando no vienen, los voy a visitar a la casa. Les miro los deberes, los dibujos. A veces no dibujan al papá o se dibujan solitos. Todo representa algo. Ellos me cuentan y yo estoy para ellos", afirma.

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"Siempre pensé en una casa así de grande para ellos, para tener muchos niños y que estén jugando hasta que yo sea viejita. No me molestan. Les enseñamos a hacer penquitas y cuidarlas, para hacerse responsables del agua, de que no se seque ni muera. Ellos hacen cosas con tapitas, reciclando. Y así van aprendiendo valores", comentó.
"Quiero que el día de mañana ellos digan que pasaron una infancia bonita"

Desarrollo Humano le brinda los elementos para el merendero, pero con eso solo le alcanzaría para algunos días. "Pido, no me canso de pedir. Queremos hacer viandas para darles en la noche. He visto que cuando nos donan y hacemos comida, algunos niños comen y se guardan en el bolsillito algo para la mamá o el hermanito. Queremos que puedan comer y conversar en familia. También trato de inculcárselo a las madres cuando vienen un ratito. Yo sé que hoy en día andamos muy a full, pero nos paremos un minuto a decirles 'te amo, te quiero mucho hijo'. Si el niño se siente amado, no va a salir a hacer nada malo", aseguró.

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"Sé que por ahí soy muy pedigüeña. Pero que venga un niño y le tengamos que decir que no hay más es un puñal al corazón. Un día de Locura Millonaria nos donaron 5 tachos de locro, sacamos 10 tablones a la calle, vinieron muchas familias y no quedó nada. Y después me preguntan cuándo hay otra. Porque hay que comer todos los días".
"No voy a bajar los brazos porque tengo que pelear por más de 155 hijos"

Quienes puedan colaborar pueden acercarse con mucho o poco por el Lote Hogar 38 Manzana F casa 14 o bien llamar al 264 410-7457.
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