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Marcos, el primer varón trans del fútbol argentino
VARONTRANS
Marcos Rojo, delantero de Unión del Suburbio de Gualeguaychú, es el primer hombre trans en formar parte de un equipo masculino del fútbol argentino.
El jugador de 20 años se llama Marcos desde hace dos años, cuando después de mucho sacrificio pudo tramitar su DNI, con la ayuda de la Ley de Identidad de Género.
Si bien actualmente es un atacante nato, le costó encontrar su posición dentro de la cancha: supo pararse de 5 y de enganche. A los 15, Rojo comenzó a jugar de 9 en Las Toritas, un equipo de mujeres al cual ingresó por un conocido de su tía. En 2016, fue la goleadora y la mejor del torneo.
Ahora le restaba hallarse fuera del campo de juego. "Desde que tengo uso de razón yo sabía lo que quería. Pasa que pensé que mis viejos no me iban a apoyar. A los 17, cuando estaba en cuarto año, pude hacerlo. Les dije que era varón. Antes había algunas personas que hacían comentarios, en el colegio o en la calle. Cuando lo dije estuvo todo bien. Mi mamá me insistió con lo del DNI porque decía que así nadie me podía decir nada", expresó en diálogo con La Nación.
No fue tan fácil para él, ya que tuvo que soportar mucho bullying, discriminación y transfobia. "Me mandé de una y la verdad que la mayoría de los jugadores no entendía. Tampoco querían entender. ‘El fútbol está hecho para hombres’, me decían. No aguanté ni un mes", relató.
Sin embargo, pudo superar el machismo que gira en torno a este deporte y hacer conocida su historia. "Me gusta que se conozca mi historia porque quizá sirve para demostrar que se puede. El mundo tiene que darse cuenta de que todas las personas somos iguales y que tenemos derechos. Pensá que yo estuve un año sin jugar después de pasarla mal en aquel club y acá estoy”, concluyó.
El jugador de 20 años se llama Marcos desde hace dos años, cuando después de mucho sacrificio pudo tramitar su DNI, con la ayuda de la Ley de Identidad de Género.
Si bien actualmente es un atacante nato, le costó encontrar su posición dentro de la cancha: supo pararse de 5 y de enganche. A los 15, Rojo comenzó a jugar de 9 en Las Toritas, un equipo de mujeres al cual ingresó por un conocido de su tía. En 2016, fue la goleadora y la mejor del torneo.
Ahora le restaba hallarse fuera del campo de juego. "Desde que tengo uso de razón yo sabía lo que quería. Pasa que pensé que mis viejos no me iban a apoyar. A los 17, cuando estaba en cuarto año, pude hacerlo. Les dije que era varón. Antes había algunas personas que hacían comentarios, en el colegio o en la calle. Cuando lo dije estuvo todo bien. Mi mamá me insistió con lo del DNI porque decía que así nadie me podía decir nada", expresó en diálogo con La Nación.
No fue tan fácil para él, ya que tuvo que soportar mucho bullying, discriminación y transfobia. "Me mandé de una y la verdad que la mayoría de los jugadores no entendía. Tampoco querían entender. ‘El fútbol está hecho para hombres’, me decían. No aguanté ni un mes", relató.
Sin embargo, pudo superar el machismo que gira en torno a este deporte y hacer conocida su historia. "Me gusta que se conozca mi historia porque quizá sirve para demostrar que se puede. El mundo tiene que darse cuenta de que todas las personas somos iguales y que tenemos derechos. Pensá que yo estuve un año sin jugar después de pasarla mal en aquel club y acá estoy”, concluyó.
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