Botellas del amor, una iniciativa sanjuanina para ayudar al planeta

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Tratar el impacto que ocasiona la basura generada por el plástico en el medio ambiente a temprana edad es sumamente necesario para incentivar a futuras generaciones a ser parte de la transformación de los hábitos cotidianos que suelen ser perjudiciales para el medio ambiente. Es por ello que desde la Escuela de Verano de Rufrano decidieron trabajar trasversalmente el cuidado del medio ambiente y decidieron realizar una campaña muy novedosa: botellas del amor.






Todos los elementos que  se desechan son degradables, pero algunos llevan mucho tiempo, incluso siglos, para que puedan desaparecer y esto ocasiona un perjuicio al medio ambiente. Para tener una actitud responsable con la naturaleza se requiere tomar conciencia sobre lo objetos se utilizan y tener una actitud proactiva en el momento del consumo y del reciclaje.

Esta fue la impronta que tuvieron desde la Escuela de Verano de Rufrano a la hora de generar conciencia desde la infancia de la necesidad de atender el planeta. Es así que temática de este año decidieron trabajar trasversalmente el cuidado del medio ambiente y decidieron realizar una campaña muy novedosa: las ecobotellas o botellas del amor.

“En nuestra colonia hemos realizado distintas actividades relacionada al cuidado del medio ambiente y a la ecología. Dentro de las distintas campañas, una era la de la botella del amor. Esta  es una botella a la que se le llena de plástico de un solo uso. Entonces lo que intentamos es que se reduzca el consumo”, cuenta Lula Rufrano, en una entrevista para DIARIO MÓVIL.

Esta iniciativa impulsa el aprovechamiento de los denominados "plásticos de un solo uso". Es decir, aquellos que se convierten en basura inmediatamente después de su consumo, como los envoltorios de galletitas o los sachets de leche. Si bien esta nueva forma de reciclaje y toma de conciencia sobre la basura que se genera fue creada en Colombia, con el tiempo comenzó a expandirse a otros países, entre ellos, la Argentina. En este caso llegó a la provincia de San Juan de la mano de esta institución.

“Cuando surgió la idea de realizar estas actividades, una fue la botella del amor y nos pareció muy importante porque uno cuando empieza a hacer la botella es como que se toma conciencia la cantidad de plástico que se genera y que generamos por día una persona. Es impresionante”, expresa.

Estos plásticos, en vez de tirarlos a un tacho común y que se mezclen con cualquier otro residuo, al introducirlos en la botella, quedan separados, y al llevar estas botellas al punto de recolección, esto puede ser reciclado, y reutilizado. La parte en donde hay que prestar mucha atención es en qué plásticos y cómo introducirlos dentro de la botella. Es sumamente importante que los éstos se encuentren limpios y secos, de lo contrario no sirven, y, en este caso, no puede haber papel, cartón y tampoco envases de tetrabrik.

Una vez que estén listas las botellas de amor, se puede llevar a los centros de acopio. En el caso particular de la Escuela de Verano de Rufrano, ellos se contactaron con distintas asociaciones y fundaciones, que algunas son de Buenos Aires y otras de Mendoza, en donde las reciclan para elaborar desde  maderas plásticas hasta ladrillos mediante distintos procesos.

“Nos pareció buenísimo que en vez de estar tirado el plástico por distintos lugares como generalmente uno los ve, que pudiéramos hacer este gran aporte y este cambio de hábitos tanto en nosotros que realizamos la colonia como en los niños y sus familias”.

En este sentido, al haber una conciencia verde otorga, sin dudas, grandes beneficios económicos y ambientales, teniendo en cuenta que en Argentina 12 millones de botellas son desechadas por día y solo el 30% son recicladas.

Pequeños gestos para cuidar el medio ambiente

Generar altos niveles de concientización en diversos sectores de la sociedad es un factor crucial cuando se trata del cuidado de nuestro planeta. No obstante, tratar estos temas a temprana edad es sumamente necesario para incentivar a futuras generaciones a ser parte de la transformación de los hábitos cotidianos que suelen ser perjudiciales para el medio ambiente.

De esta manera, desde la Escuela de Verano de Rufrano buscaron llevar a los niños y jóvenes que allí asisten la misión de ayudar a conservar el medio que habitamos. “El año pasado cuando empezamos a pensar la colonia de este verano sentimos que debíamos darle una mirada con el cuidado del medio ambiente del planeta. Esta mirada atravesaba a todas las actividades, era una mirada trasversal en toda la colonia y todas las áreas en las fuimos desarrollando distintas actividades estaban siempre tocando el tema del cuidado del medio ambiente”, expresa Lula.

Allí asisten niños desde los 3 a los 13 años y ellos participaron de actividades en común y otras adecuadas a su edad. Para ellos significó una experiencia increíble por cómo a partir de basura se puede ayudar al medioambiente con acciones concretas.

“Lo que buscamos es dejarle una semilla al niño, movilizar al niño, quien es quien produce el cambio en la familia y es quien va a tratar de realizar actividades para cuidar el medio ambiente. Además que el niño con esto contagiara a la familia, a los amigos, a los abuelos con todas estas actividades del cuidado del medio ambiente y concientización. Es por esto que hicimos distintas actividades. Nos paramos fundamentalmente en que los niños sean líderes verdes, que conocieran qué actividades contaminan y cuáles no, que contagiaran a otros”.

Jóvenes comprometidos con el medioambiente, una generación que marca la diferencia

Dentro de las cadenas de reciclaje, la recuperación distintos productos elaborados a partir del plástico no ha logrado una consolidación suficiente para responder a la creciente preocupación por su adecuada disposición y uso. No obstante, los volúmenes de residuos de este tipo de material son importantes y la reutilización que puede hacerse de ellos encuentra numerosas aplicaciones en diversos campos.

Es a esta necesidad a la que está respondiendo los chicos que asistieron a esta colonia de verano con fortísimo compromiso. Ellos han aprendido a  reducir el consumo, a reciclar los materiales y reutilizar, y a cuidar lo que ellos denominan las tres casas: nuestro planeta, nuestra casa y nuestro cuerpo.

“Han llevado muchísimas botellas y por lo que nos cuentan los padres y la actitud que vimos es que han estado muy comprometidos y llevando esta idea a sus casas. Es por eso que primero trabajamos con ellos en enseñarles qué era y luego aquellos que se sientan líderes verdes que vayan trasmitiendo todos los conocimientos”.

Es por esto que si bien a esta campaña tuvo su concepción e inicio en la Escuela de Verano Rufrano, la han hecho extensiva a todo el año e invitan a toda la comunidad a participar con las botellas del amor. Así, los interesados pueden dejar sus botellas en el Complejo Rufrano.

“Nos basamos en esto de que gente pequeñas con cosas pequeñas en lugares pequeños cambian el mundo. Entonces el mensaje por ahí es que entre todos podemos hacer un cambio por más pequeño que sea, nuestro granito de arena es importante”, concluye Lula.
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