Taco, el perro que violó la cuarentena para tratar su cáncer

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El perro recorrió varios kilometros para recibir sus sesiones de quimioterapias. 








Dicen que los perros son los mejores amigos del hombre. Francisco Espinosa no tiene dudas sobre tal afirmación. Sabe que haría cualquier cosa por su fiel compañero, así sea enviarlo de un país a otro, en medio de las difíciles condiciones que ha generado la pandemia de covid-19, con tal de salvar su vida.

Luego de convivir un largo tiempo con su mascota, Espinosa notó que algo no estaba bien. A finales del mes de febrero, Taco comenzó a cambiar su comportamiento, ya no quería dormir en su cama y tampoco quería acompañar a su dueño en la de él. En algunas ocasiones, amaneció en la alfombra, con un mal semblante.

Con gran preocupación, Espinosa se dirigió a una veterinaria en la ciudad ecuatoriana de Cuenca porque pensó que el malestar de Taco se debía a un problema estomacal. El veterinario le realizó una ecografía. Sin embargo, los equipos utilizados para llevar a cabo el procedimiento no estaban en un buen estado, por lo que a Espinosa le dijeron que podría ser un problema en las articulaciones. Le fueron recetadas unas pastillas para el dolor y la artritis. 

Sin embargo, con la fuerte sensación de que Taco podría tener una enfermedad diferente, Espinosa decidió llevarlo a otra veterinaria, recomendada por el veterinario que le realizó la ecografía. En el lugar, Taco fue sometido a un estudio tomográfico, pero no fue posible encontrar la razón de su estado. En ese momento ya comenzaba a mostrar otros síntomas. Las patitas de atrás le dejaron de funcionar con normalidad, pues perdieron fuerza para caminar.

Sin poder avanzar en un diagnóstico certero, el médico veterinario le recomendó a Espinosa ir a otro centro para que vieran a su mascota. Así, el 12 de marzo Espinosa viajó con Taco a la ciudad de Quito, en avión. Al día siguiente, luego de cuadrar una cita previa, el doctor David Córdoba los recibió.



A taco le practicaron una radiografía para tener un panorama de su estado de salud. Ese mismo día, Espinosa, embargado por la preocupación, llevó a Taco para un centro médico. Lo hizo a escondidas. El doctor responsable del procedimiento no siguió paso a paso los requerimientos del galeno David Córdoba y, de acuerdo con Espinosa, realizó el estudio en dos partes diferentes de la columna de Taco. Espinosa contó que el médico le cobró en dos ocasiones por el estudio. Los resultados de ambos exámenes no mostraron alguna anomalía, por lo que un tercer estudio se llevó a cabo el domingo 15 de marzo.

La enfermedad


Los resultados llegaron a las manos del al doctor David Córdoba al otro día. Al parecer, Taco tenía cáncer. Luego de hacerle unos procedimientos, se determinó que efectivamente tenía cáncer de hueso. “El doctor Córdoba me explicó que para ese cáncer el mejor tratamiento era la radioterapia, pero que lastimosamente en Ecuador no hay centros que realicen sesiones de radioterapia para animales”, cuenta Espinosa.

Ante la situación, Córdoba le recomendó al doctor Henry Benavides la clínica Dover de Bogotá, por lo que los preparativos para el viaje comenzaron. Espinosa se encargó de organizar todo. “Fue bastante difícil porque ya había toque de queda por el covid-19, pero al final pude hacer que Taco viajara en un vuelo de carga de Avianca el sábado 21 de marzo”, narra.

Tacó pisó suelo colombiano a las 11:30 de la mañana. Sin embargo, un nuevo problema se presentó. Debido a las restricciones por la pandemia, al doctor Henry, quien iba a recoger a Taco, se le comunicó que no se podía realizar la inspección necesaria para que Taco saliera, por lo que tendría que permanecer en las bodegas de Avianca Cargo hasta el martes.

Espinosa, desde la distancia, movió cielo y tierra para ayudar a su amigo. Llamó a sus familiares y amigos de Ecuador y Colombia para ponerlos al tanto de la situación. “En estas llamadas me recomendaron a la agencia Pet Services y me dijeron que comunicara el problema vía Twitter. No es una red social que yo utilice con frecuencia, entonces le pedí a mi primo que me ayudara y también pedí a la agencia que maneja las redes sociales de la empresa que me colaborara”, describe.

En pocas horas, todo se convirtió en una misión para salvar a Taco. “Recibí llamadas de personas en Colombia, recibí muchos mensajes en Twitter y Facebook con ideas y apoyo para que Taco pudiera salir”. Ese mismo lunes, Taco llegó a la clínica Dover, acompañado del personal de la compañía Pet Services, a las 11 de la noche.

En el país, en total se le practicaron seis sesiones de radioterapia, dos sesiones de quimioterapia y una dosis de ácido zoledrónico, medicamento que se emplea para el tratamiento de la osteoporosis. Taco regresó a Ecuador el 17 de abril, llegó a la capital del país. Espinosa viajó el día anterior para recibirlo y darle su medicina. “Por error del Agente Aduanero el trámite para liberar a Taco se demoró hasta las cinco de la tarde”, dice.  Finalmente, el viaje terminó. A las 11 de la noche llegaron a Cuenca. Su amigo fiel regresó a casa.
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