La DESGARRADORA historia de una MAMÁ de 17 años que perdió a su beba por COVID: "Ella no va a volver"

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Nikeyla nació prematura el 18 de julio, pero semanas más tarde no soportó su segundo contagio de coronavirus. o. “Este virus no tiene compasión con nadie. Así como le puede quitar la vida a un adulto, también a un bebé”, lamentó la mamá de la beba. 








A casi 7 meses desde que se detectó el primer caso de coronavirus en Mendoza, la provincia ya roza los 30 mil positivos y los 400 fallecidos. La pandemia tiene muchas caras: luchadores, recuperados y los que perdieron a un ser querido en el camino. “Este virus no tiene compasión con nadie. Así como le puede quitar la vida a un adulto, también a un bebé”, lamentó Ayelén, la mamá de la víctima más joven de la provincia.

Ayelén Torrez tiene 17 años. A mediados de julio concurrió al Hospital Lagomaggiore donde los médicos decidieron inducirle el parto porque estaba “muy anémica, a punto de que me hicieran una transfusión de sangre”.

Así el 18 de julio nace Nikeyla Adelin Torrez Montero. La beba era prematura y pasó dos semanas en el área de neonatología del Lagomaggiore. Sin embargo, “como no podían controlar la hipoglucemia” debieron trasladarla al Hospital Notti.

El sábado 1 de agosto, Nikeyla llegó al centro asistencial pediátrico de referencia de la provincia. Horas antes la habían sometido a un hisopado para poder concretar el traslado.

“No me dejaban verla porque me tenía que hisopar yo también. A mí me hacen la prueba al miércoles siguiente y dos días después me dan el resultado. Cuando fui, estuve todo el día con ella porque tenía que darle el pecho cada tres horas”, dijo.

Según su testimonio, desde la institución le comunicaron que la pequeña había dado positivo y debió ser sometida a una cuarentena de dos semanas, periodo en el que no pudo verla.

Tras cumplir con el aislamiento, Nikeyla tuvo neumonía. “Tuvieron que intubarla y todo eso”, contó la joven madre que dejó sus estudios durante el embarazo y comenzó a trabajar los domingos. Pero, ante la situación de su hija, también tuvo que abandonar su trabajo para poder acompañarla.

Con el correr de los días le informaron que la beba tenía tumores y debían someterla a una biopsia al hígado. Sin embargo, ante lo delicado de su cuadro, los médicos decidieron esperar un par de semanas para poder realizar la intervención.

“Cuando se la iban a hacer, le volvió a agarrar COVID. Pero la segunda vez le dio muy fuerte, más allá de que tenía una neumonía fuerte y los pulmones los tenía muy afectados”, relató Ayelén.

 



Ayelén junto a la pequeña Nikeyla.

 

Pasó una semana y media más desde ese momento. “Ella estaba muy delicada. Le afectó el corazón y los pulmones, que ya los tenía delicados”, indicó la joven. Y sostuvo que 10 días después, ya entrado septiembre, y tras 69 días de vida, Nikeyla se apagó.

Hasta ese momento desconocían los resultados de la biopsia, intervención que soportó a pesar de su estado delicado. “Perdió mucha sangre, pero pudo salir bien. Pero bueno, sus pulmones dejaron de funcionar el miércoles 23 y nos avisaron que nos estaban esperando a nosotros”.

Así, esta madre primeriza y su pareja entraron a ver a su pequeña hija, con todos los medios de protección necesarios. En tiempos de pandemia, donde muchos no pueden despedir a sus seres queridos, eso representó una oportunidad.

Estuvieron juntos cerca de una hora, según explicó Ayelén. Tras salir de la sala, “a los 5 minutos, ella se había cortado”. Eran alrededor de las 11 de la mañana.

 



Los papás de Nikeyla.

 

Si bien esta mamá es consciente de que su pequeña falleció a raíz del coronavirus, en su mente aún hay dudas: “Nunca me explicaron bien, en el sentido de que es lo que le dejó de funcionar en primer lugar y eso”.

“’Mamá, quédese tranquila, su hija está bien’, me decían. A las horas llamaba y la historia era otra: ‘No mamá, su hija tiene problemas de esto, ha saturado mal’”, indicó al respecto de una situación lógica, en cuando al no poder ver a su hija, que se encontraba en aislamiento, lo que generó aún más incertidumbres en la joven.

Sin embargo, resaltó la atención de la doctora Barros, una de las profesionales que cuidó a su bebé: "La admiro, gracias a ella se supo todo lo que tenía mi hija".

“Llegó por un tema de la sangre y le agarró neumonía, COVID, le encontraron otras cosas y así”, lamentó Ayelén. Y agregó: “No me la van a devolver, pero quería que se conociera su historia”.

Desde el centro asistencial pediátrico informaron a El Sol que la pequeña fue derivada allí para realizarle estudios metabólicos porque tenía hipoglucemia. “Se detecta en la eco tumores y se empieza a estudiar un síndrome genético. El COVID se detecta el 7 de agosto y muere por una falla multiorgánica a los 69 días de vida”.

“Nos dijeron que era genético, que se conoce en un bebé cada 200. Ella tenía un problema y casi nunca era de verse. Hace unos días firmamos un consentimiento para que estudiaran su enfermedad”, agregó la joven oriunda de San José, que en un mes cumplirá 18 años.

Hasta el momento, Ayelén no tuvo coronavirus. O al menos eso demuestran los tres hisopados y los dos test serológicos a los que se sometió para poder estar con su hija. “Al principio le di el pecho, pero casi no tomó leche. Al ser positivo le daban fórmula. La última vez que tomo leche fue un día antes de fallecer”, recordó.

Más allá del dolor, esta joven madre indicó que accedía a contar su historia, la de su hija, para que las personas tomen conciencia: “Que se cuiden para que vean que este virus no tiene compasión con nadie. Así como le puede quitar la vida a un adulto, también a un bebé. Mi hija ya está, no va a volver”, resaltó.

Para finalizar, reconoció que la lleva como puede, le cuesta a diario. “Pero bueno, estoy tratando de pasarla. Mi familia me apoya mucho, está siempre conmigo: mi mamá, mi papá y mis hermanos”, concluyó.

Fuente: El Sol de Mendoza
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