Conmovedor: era la ÚNICA con COVID y cenó con su FAMILIA desde la ventana

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Tiene 25 años y recibió el resultado positivo el 24 de diciembre. Sus padres sacaron la mesa a la calle y ella los acompañó desde las alturas.








Toda persona tuvo el miedo de tener que pasar las fiestas aislado con Covid-19, sin embargo, más de 2.700 neuquinos atravesaron el coronavirus de forma activa el 24 de diciembre. Entre las ocurrencias y la necesidad de festejo, una joven de 25 años, que lo había contraído, celebró de una forma distinta: ella desde la ventana en el segundo piso de su casa y su familia desde la calle. “Fue un año atípico y una Navidad como nunca imaginé, pero se disfrutó mucho”, describió.

Micaela Brillo pasó su cuarentena en la capital neuquina. Su familia vive acá, pero ella hace 5 años se instaló en Capital Federal. En octubre debió viajar “para algunos proyectos laborales pendientes” sabiendo que cuando volviera “iba a tener que estar aislada”. “Yo tengo mis viejos que son factor de riesgo y siempre supe que si iba para allá, al volver me iba a tener que aislar e hisoparme por las dudas”, contó.

El 20 de diciembre, con los días contados para la Noche Buena, la joven tomó un colectivo de 14 horas para retornar a la provincia. ”Cuando vine, hacía mucho frío dentro del colectivo y me empezó a doler la garganta y tuve tos, pero creía que era por el aire acondicionado”, describió.

Al llegar a su casa, “sin saludar a nadie”, se encerró en su habitación que es la única de la planta alta de la casa. “Ni siquiera toque a mi papá ni a nadie. Llegué el lunes a la madrugada y esperé pasar algunos días para hacerme el test y quedarme tranquila. Quería esperar dos o tres días”, relató, pero un mensaje cambió todos sus planes: “Una amiga, con la que estuve antes de venirme, dijo que su mejor amiga le había dado positivo y ella estaba asilada. Ahí me dio mucho miedo”, reconstruyó.

Con el paso del tiempo, Micaela se tranquilizó porque supo que no había estado en contacto con ninguno de sus padres.

Si bien siguió aislada, los primeros días no presentó síntomas. El miércoles 24 de diciembre fue a una clínica privada a hacerse el hisopado. “Fui ahí para que me den los resultados rápidos”, dijo, y lo peor fue confirmado: “Era positivo”.

Lo que le parece más “curioso” es que viajó en el colectivo al lado de una de sus amigas que dio negativo, “lo mismo que todos los pasajeros”. “Pero bueno, es tranquilizante para la culpa no haber contagiado a nadie de mi entorno”, comentó.

La cena familiar que estaba organizada en la casa de Micaela se suspendió con un mensaje de WhatsApp: “Parientes, les informo que el hisopado de Micaela dio positivo. Por lo tanto les ruego no se acerquen por casa, para evitar contagio. No presenta síntomas, pero debe permanecer en soledad”.

Con olfato y gusto, la joven “organizó una fiesta especial”. “¿Qué íbamos a hacer? Celebrar con todas las medidas. Mi habitación tiene una ventana que da a la calle, así que sacamos la mesa para comer afuera con mis convivientes”, rió.

De esa forma, la fiesta “fue segura”. Desde la ventana, Micaela fue jurado del juego de las silla y estuvo encargada de la música. “Nos reímos mucho a pesar de todo”, aseguró. Lo peor llegó después de Navidad. “El 26 empecé con más síntomas con dolor de cuerpo, fiebre y eso. Se me fue el gusto y el olfato”, dijo y bromeó: “Lo peor es que en Año Nuevo comenzaré comiendo galletas de arroz, total no voy a poder saborear nada”.

Con el alta oscilando entre el último día del 2020 y los primeros del 2021, dependiendo si presenta síntomas en las últimas horas, Micaela afrontó el encierro entre la creatividad y la risa. “Intenté aprovechar el tiempo lo que más pude, pero bueno, tengo ganas de ya volver a la libertad”, aseguró, tras decir: “Lo que me deja tranquila es haber respetado las medidas y eso me tranquiliza. Porque sino ahora estaría muy preocupada por mi familia y es una realidad que no me atravesó”.
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