9 de cada 10 jóvenes en la Argentina manifiestan tener PROBLEMAS de SUEÑO a raíz de la PANDEMIA

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Preocupa también la cantidad de personas que por el COVID-19 reportaron tener poca concentración; aumento de peso y una profundización de sentimientos de cansancio y soledad, según advierte un informe preliminar de la consultora Taquion.






Insomnio tecnológico: cuando Internet no nos deja dormir

 

Un informe preliminar confeccionado por la compañía de investigación de mercado Taquion al que accedió en exclusiva Infobae, exploró el bienestar emocional en pandemia de los argentinos y señaló que de un cuestionario semi estructurado online a 2363 mayores de 16 años con acceso a Internet y redes sociales, 9 de cada 10 jóvenes tienen problemas de sueño a partir del escenario introducido por el COVID-19.

En los mayores, la cifra también es alarmante, donde 8 de cada 10 reporta problemas para dormir. Ambos valores reflejan un comportamiento que evidencia un trasfondo emocional producto de la irrupción de un virus desconocido, alterando la capacidad de descanso de las personas. El escenario se torna más preocupante aún, al ver que, principalmente los jóvenes, son los que mayormente no hacen nada para solucionar la falta de sueño.

A su vez, la encuesta advirtió que el cansancio es la emoción que eligieron los argentinos que más los representa en relación a lo que les significó este panorama. El cóctel de emociones habla por sí solo: La ansiedad y la depresión están presentes con niveles de mención más altos que en las otras generaciones. Sin embargo, en el polo opuesto, la alegría se ubica por debajo del cansancio como emoción más vivida entre los argentinos. El ida y vuelta de emociones positivas y negativas han sido los ingredientes de una ‘ensalada emocional’ que se ha vivido en tiempos del nuevo coronavirus, en el país y en el mundo.

La investigación indagó, en su versión preliminar, en una de las conductas que más parecieran acentuarse: 6 de cada 10 argentinos aumentó de peso durante la crisis del coronavirus. Un 61,8% manifestó haber observado tener “unos kilos de más” luego de los meses de confinamiento, esquemas de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) y Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO).

En otro punto fuerte de la investigación, los encuestadores llegaron a la conclusión de que 5 de cada 10 argentinos perdieron la capacidad de concentración durante la pandemia y 3 de cada 10 participantes de entre 39 y 55 años dijeron que su vida sexual empeoró durante este lapso analizado, en este relevamiento que se llevó a cabo entre el 24 de agosto y el 1 de septiembre, a nivel nacional y con un margen de error de más menos 2%.

9 de cada 10 jóvenes experimentaron más soledad durante la pandemia. “El estudio fue conducido exclusivamente para comprender los efectos de la pandemia en los argentinos así como los hábitos de consumo y preferencias de marcas”, resaltaron a Infobae desde la organización que confeccionó el informe preliminar.

Más allá de la convivencia con alguien, la soledad impactó en la juventud, entre la Generación Z de 25 años o menos y la Generación Y de 26 hasta 38 años. Se manifiesta más entre quienes se sintieron abatidos, deprimidos, nerviosos e irritables. La ansiedad por salir, rutinas interrumpidas, estudio y trabajo compartido, despiertan conflictos intrafamiliares. Es la generación que más afirma haber atravesado problemas de convivencia. Los mayores, más acostumbrados a una vida hogareña, logran atravesarla de mejor manera.

En relación al lado más íntimo de la pandemia, la economía, la vida social y la salud no han sido los únicos ejes alterados por la pandemia. El cóctel de emociones y las obligaciones laborales entrometiéndose en el hogar, han sido responsables de socavar un pilar tan importante como la vida íntima sexual. Alejando el deseo y espaciando los momentos íntimos, producto de la multiplicidad de obligaciones, se ha visto afectada esta generación “bisagra”.

Sobre nuestro nuevo día a día en un marco de pandemia, salud, relaciones y nuevos hábitos, el estudio alertó que en la Argentina de jóvenes que no duerme, 38,5% del total país tuvo o tiene problemas de sueño; algunas veces 41,2% y nunca 20,3%. Un 28,6% reportó haber despertado varias veces durante la noche; un 22% levantarse cansado o sintiendo que no tuvo un sueño reparador; un 21,2% que le cuesta dormirse; 15,4% que le cuesta dormir más de 6 horas de corrido y un 9,9% dijo dormir más de lo que debía.

5 de cada 10 jóvenes no hace nada para solucionar sus problemas de sueño, mientras que un 12,7% escucha música específica para dormir; 9,7% toma medicación recetada por un profesional de la salud; 8% medita, 5,7 hace ejercicios específicos; 3,8% se automedica y 2,5% toma aceite de cannabis.

Ante la pregunta de, ¿con qué frecuencia te sentiste o sentís de la siguiente manera durante el período de pandemia, un 79,9% manifestó sentirse cansado; un 78,9% alegre y un 74,4% ansioso. Finalmente, un 61,8% de la muestra dijo haber aumentado de peso, un 53,2% le cuesta concentrarse, un 21% bajó de peso, un 17,8% aumentó su consumo de cigarrillos, 15,4% consume más alcohol, 15,2% dejó de fumar y un 10,5% comenzó a fumar, del total de 2.363 casos efectivos.

Consultado por Infobae, Gustavo Finvarb, médico psiquiatra infanto-juvenil, psicoanalista y neonatólogo (MN 47.891) explicó: “Los datos que presenta la consultora son así, la experiencia con niños y adolescentes nos dice que transcurrieron la pandemia con mucho fastidio, irritabilidad, dificultades y trastornos del sueño; en algunos se ve un aumento en su aislamiento, y en otros aparece un aburrimiento y cansancio que dificulta el contacto social a partir de la escuela de forma virtual”.

“Obviamente esta modalidad protege de los contagios de la enfermedad por COVID-19, pero la virtualidad trae aparejada esta falta de interrelacionarse con los pares, que es una de las cosas que más extrañan los jóvenes. Por otro lado, los vínculos familiares si no han sido del todo adecuados o buenos previo a la pandemia, en algunos casos se ven aumentadas las situaciones conflictivas familiares y las relaciones padres-hijos y viceversa complicadas”, agregó el experto.

Por su parte, para la licenciada Cynthia Zaiatz, jefa del servicio de Psicología del Sanatorio Modelo de Caseros (MN 60.105), “la pandemia cambió mucho el ciclo de sueño de los adolescentes, ya que si bien antes se acostaban y tenían un ritmo de descanso normal de 10, 11 de la noche, y por el COVID-19 se atrasó todo, y se quedaban despiertos hasta tarde, incluso durmiendo hasta altas horas de la madrugada; fueron cambiando sus horarios, se encontraban en la virtualidad, en el horario nocturno”.

“Se observan muchos problemas de sueño en la población en general, por lo cuál se comenzaron a hacer mayores polisomnografías, que son los estudios del sueño, para ver si los pacientes tienen alteraciones en el sueño, en los ronquidos, en lo que es la respiración, etc. También si estudia si necesitan CPAP, un dispositivo para tratar la apnea del sueño. A raíz de la pandemia, la gran mayoría de las personas manifiesta alteraciones en el sueño, ya sea por preocupaciones, miedos, etc.”, precisó Zaiatz.

De acuerdo a la profesional, en términos generales, los jóvenes siempre suelen acostarse más tarde y lo que hizo la pandemia fue fortalecer esa conducta y esto favorecía que se encontraban a la noche de forma virtual. Esto se está revirtiendo con la vuelta al esquema presencial del colegio.

Ante la pregunta de Infobae de si cambiaron los motivos por los cuáles los jóvenes acuden a una primera consulta psicológica a partir de la pandemia, la jefa del servicio de Psicología del Sanatorio Modelo de Caseros manifestó: “Los adolescentes consultan más por ansiedad, ya que no entienden bien lo que sucedió a partir de la irrupción del virus SARS-CoV-2, quieren ver a sus amigos, ahora están comenzando a volver a verlos, se están acomodando. Sí hubo mucha depresión en esta franja etaria, pero los cuadros que más se ven son de ansiedad”.

“En lo que es el sueño en particular hubo muchas consultas en los de más de 35, 40 años, que hacían home office veían que sus horarios laborales se extendían más, y en estos pacientes se observan muchos casos de depresión”, añadió.

Fuente: Infobae
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