Tiempos actuales, acerca del utilitarismo y el pragmatismo

Cultura
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Los tiempos actuales nos llevan a transitar la vida a un ritmo frenético, una subsistencia rodeada, modelada, adornada y, a veces, hasta empobrecida como consecuencia del bombardeo incesante de información que recibimos desde todas partes.

En este contexto, quedamos impávidos a merced de la catarata mediática que nos “ataca e invade” de manera constante, actuamos cual esponja absorbiendo el flujo de data y en numerosas ocasiones no utilizamos, por razones varias o solo porque sí, un tamiz que posibilite darnos un instante, detener esa vorágine y analizar el alcance de nuestras acciones, decisiones, conductas.

Son numerosos y diferentes escenarios de la cotidianeidad en los cuales desempeñamos una alternancia de roles; en cuántas ocasiones obramos de acuerdo a lo que creemos o sentimos que está bien, conforme a nuestra idea del BIEN. Sin duda, en estas acciones personales que cada quien adopta y aplica en su diario vivir, hasta de manera intempestiva entran en juego algunos conceptos de vieja data con sus difusos límites. Hablo de PRAGMATISMO y/o UTILITARISMO. Para poder situarnos en contexto se torna necesario ver cuanto menos una definición de estos conceptos.
Podemos decir a grandes rasgos que el PRAGMATISMO es un movimiento filosófico y educativo surgido en los Estados Unidos en la década de 1.880. En realidad, el PRAGMATISMO se dispersa y se abre a campos y disciplinas como educación, psicología, sociología, derecho, ciencia política. En este sentido, se presentó como un instrumento crítico para la clarificación del pensamiento, pretende recuperar la razón y los valores humanos para el dominio sobre una acción.

El UTILITARISMO, también dentro de una definición amplia, es una teoría ética que trata de diferenciar el bien del mal al enfocarse exclusivamente en los resultados de las acciones, determina que la opción más ética es la que produce el mayor beneficio para el mayor número de personas. Es el único marco moral que puede ser usado para justificar el uso de fuerza militar y hasta la guerra.
El UTILITARISMO tiene dificultades con valores tales como la justicia y los derechos individuales. Por ejemplo, supone que en un hospital hay cuatro personas cuyas vidas dependen de un trasplante de órganos: un corazón, unos pulmones, un riñón, y un hígado. Si una persona llega al hospital, sus órganos pueden ser usados para salvar cuatro vidas a cambio de perder una. Esto podría producir el mayor bien para el mayor número de personas, pero hay quienes lo considerarían una medida inaceptable, y mucho menos la más ética.

De acuerdo a estas definiciones, apreciamos que los límites entre uno y otro se tornan confusos, la línea que los separa es muy delgada, traspasarla es solo una cuestión que involucra decisiones personales, son determinaciones que se encuadran en el marco de nuestro libre albedrío, aunque en innumerables ocasiones somos empujados a burlar esos límites en prácticas que debemos cumplir en pos de conservar nuestro estatus, por ejemplo, el laboral.

La pregunta sería, ¿en qué momento se transgrede la línea entre el PRAGMATISMO y el UTILITARISMO?

Creo definitivamente que en el preciso momento en que se violenta “LO MORAL” y entra en acción la CONSCIENCIA PARTICULAR. Es cuando debería aparecer el llamado de atención que nos permita parar el mundo sin dilación para, de esta manera, analizar lo que nuestras acciones, decisiones, conductas, pueden ocasionar en los semejantes.

José Luis Lisi – Analista en Comunicación y Publicidad – Diplomado en Marketing Digital – Filósofo 
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