La emoción de Santi Maratea: "Creo que mi vieja estaría orgullosa de mí"

El influencer habló de su madre y se emocionó al recordar momentos juntos. 

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La colecta para ayudar a pagar la deuda de Independiente es, tal vez, uno de los mayores desafíos que se ha plateando el influencer Santiago Maratea hasta el momento. Al lanzar esta iniciativa, el joven también se permitió recordar a su madre, Mariana Chevallier Boutell, quien antes de morir en 2019 se había destacado por sus acciones benéficas y sus gestos desinteresados.

“Mi vieja era alguien muy dedicada a ayudar, pertenecía a una parroquia donde había mucha dinámicas de eso construidas. Siempre era la que daba un poco más de lo que puede dar”, dijo Maratea en un mano a mano con TN.

Luego, se explayó: “Me acuerdo de ella en noches yendo a acompañar gente a a hospitales porque los había ayudado en un principio y después fueron al hospital y no tenían con quién estar. Entonces era: ‘¿Quién me lleva al Italiano? Pero tengo que pasar por casa a buscar una tarta que le hice porque le gustan...’”.

Aunque evitó decir que busca “copiar” a su mamá, Maratea explicó que ponerse al servicio de causas solidarias es lo que le “enseñaron en casa”. “Seguro el gen viene del lado de mamá”, señaló con la voz evidentemente quebrada.

Además, admitió que estas acciones son una suerte de “homenaje” a Mariana: “Creo que estaría muy orgullosa de mí hoy en día y yo estoy muy orgulloso de poder estar a la altura de lo que aprendí de ella, de ese legado”.

“A diferencia de cómo ayudaba mi mamá, yo arranqué en sectores con mucho poder. Seguir enfocado en por qué hago lo que hago es tan simple como por qué mi vieja le hacía una tarta a un tipo que estaba en un hospital”, concluyó.

Qué le pasó a Mariana, la mamá de Santiago Maratea

Mariana Chevallier Boutell se suicidó el 29 de agosto de 2019 y de ese terrible momento habló Rafael Maratea, quien era su esposo y el padre de sus hijos: “Podemos estar preparados para soportar el dolor propio, pero, cuando aparece la pérdida de tu compañera uno queda desorientado, devastado y sin rumbo. La tristeza te aborda, la desesperanza se apropia de tu ser y en determinado momento sentís que no tiene sentido seguir. Se esfuman los sueños, las ilusiones, las esperanzas y, sobre todo, sobreviene la pregunta: ‘¿y ahora qué hago de mi vida?’”.