¿Que piensa Kicillof del futuro de la economía argentina?

Economía
La sede del Ministerio de Economía es un sitio de debate. Así como en el último mes el Ministro recibió a 35 sindicalistas consensuar paritarias, desde siempre fue un lugar que diariamente entre 10 y 15 personas hacen fila para resolver las inquietudes económicas que afectan a la Argentina.

Sede del Ministerio de Econimía de la Nación

 

Llegar a Axel Kicillof no es una tarea sencilla. La puerta del Ministerio de Economía en Hipólito Yrigoyen 250 suele tener una cola de entre 10 y 15 personas que atraviesa el hall de entrada y llega hasta las escalinatas exteriores. Sin embargo, la gente de protocolo agiliza el proceso. En los últimos 30 días más de 35 empresarios y sindicalistas siguieron la misma rutina. Tomaron primero un café en la antesala, pasaron luego por el saludo de rigor al equipo de secretarias y finalmente atravesaron la puerta del despacho que mira a la Plaza de Mayo. Poco quedó en el lay-out de los tiempos en los que el por entonces ministro de Economía, Amado Boudou, les había dado a los muebles un estilo moderno con un tono metálico como decoración predominante.

Hoy el despacho tiene una fuerte presencia de imágenes de Cristina Fernández de Kirchner y de Néstor Kirchner, otra foto del equipo de Economía que se repite entre todos los miembros del gabinete y una disposición casi exacta a la que tenía en los 90 o comienzos de 2000, prellegada del matrimonio Kirchner al poder. Un sillón con una mesa redonda, otro con un espacio para pequeñas reuniones y finalmente, el escritorio respaldado por una especie de vitrina en la que están los lanzamientos del Plan Procrear, un avión de Aerolíneas, un recuerdo de YPF y fotos con las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo.

Delante llaman la atención seis pantallas debidamente instaladas. Cada una tiene su razón de ser -le explicó Kicillof a uno de los delegados sindicales que selló con un abrazo sus paritarias-: el nivel de reservas le indican al ministro el minuto a minuto del flujo de fondos a nivel país; la cotización del dólar le da el panorama de una de las cuestiones que alteran el humor de los argentinos y a la que el viernes sumó una nueva batalla con los controles conjuntos al dólar ilegal. La soja y el petróleo, entre otras commodities, lo sitúan en el mundo y sus vaivenes a través de una pantalla específica; la recaudación descubre qué tributos son factibles de modificar o no además de darle la proyección de ingresos versus egresos y el EMBI (Indicador de Bonos de Mercados Emergentes) le facilita el análisis de su cruzada contra los fondos buitre.

La Bolsa de Comercio local también se ganó su propia pantalla con las alzas y bajas del índice Merval, aunque más por una cuestión simbólica que por una preocupación. "Mueve menos que la quiniela", solía repetir Néstor Kirchner a quien quisiera escucharlo cuando se le preguntaba por la incidencia del Merval en la economía real, sobre todo por el escaso volumen de dinero que allí se opera. "Es ciencia ficción", suele repetir el ministro cuando le preguntan por tal suba o baja pronunciada en los días "negros" de retrocesos generalizados. De hecho, se divierte cuando surgen versiones respecto de que "una alianza entre Massa y Macri dispararon el Merval" o cuestiones como por ejemplo: "El mercado descuenta un cambio en la política económica". "Me pasó de verlo mirando fijamente la pantalla con una sonrisa cuando caían las acciones y me explicó su razonamiento", revela un ejecutivo que participó de los encuentros.

El mate estaba tibio. Casi frío. Sin embargo, lo compartieron hasta el final. Qué tiene en mente el ministro era el objetivo del CEO de una metalúrgica. Respuestas no faltaron. "La economía se entiende en la Argentina desde el patrón de la derecha. Por eso no me preocupa que determinado sector de economistas me ataque. Lo hacen desde el imperio del miedo", disparó el ministro a su interlocutor. "Nunca existieron los problemas que se vaticinaban ni tampoco las luces rojas a las que se hacía referencia. Ahora los hechos lo demuestran", retrucó desde su ordenado escritorio. Los dos celulares estaban apoyados cerca del teléfono de base que no paraba de sonar.

Sin embargo, un CEO de una empresa de comercio minorista descubrió que la historia económica reciente es lo que el ministro más disfruta explicar. Describe las distintas etapas de la fase de industrialización desde 1945 hasta 1976 donde la industria argentina era distinta y se trabajó para sacarla de la monoespecialización; habla del ciclo de posguerra con materias primas y commodities bajos; también de un ciclo de industrialización trunca.

"La soja es un país para entre cinco y seis millones de argentinos y eso es inviable. La gran pregunta que le haría al presidente de la Sociedad Rural es para cuántos es el país que se imagina", le dijo a su invitado industrial. También le habló de la necesidad de tener producción local para generar puestos de trabajo. "El golpe de Estado terminó desarmando el movimiento obrero organizado y la dictadura destruyó a la industria con esa idea", resumió en su diálogo. En los 90 al campo -según su visión- se sumó la renovación de los negocios de servicios y finanzas y el retorno fue limitado para la sociedad. "Allí fue que los trenes perdieron protagonismo, al igual que varias fábricas se vieron obligadas a cerrar sus puertas", describió ante otra comitiva.

Según su manera de ver la macro, el Estado debe tener un rol importante que no implica ser socialista ni estatista, pero "sí protagónico" para cuando la economía se enfría y para mantener los niveles del mercado interno competitivos. Desde su perspectiva otro activo del gobierno son los gremios industriales con crecimientos exponenciales en sus afiliados. "Antes eran desocupados y hoy suman cada vez más personas a sus ligas", le resumió al delegado sindical que hoy juega en la cancha opositora y lo miraba atónito. A diferencia de otros colegas suyos que ocuparon el máximo sillón de Economía no tiene países de referencia en cuanto a lo aspiracional. "No miro ninguno en particular. No creo en aplicar un caso externo a una cultura local", justificó en otro encuentro a puertas cerradas.

Al único al que hace referencia en algunas oportunidades es al Brasil de Luiz Inacio Lula Da Silva, a quien respeta por sus políticas y resultados. También le interesa discutir sobre cuál es el piso del desempleo en la Argentina. Recuerda una y otra vez a aquellos que en la facultad le decían que entre un 15 y un 20 por ciento era su piso. "Se derribó el mito y después los economistas que nos daban a estudiar adaptaron su discurso", sostuvo enérgico.

La sucesión no es algo que lo desvele, pero sí algo para lo que ya tiene sus vaticinios. "El modelo funciona así. Si después viene Macri y abre el mercado se va todo al bombo. La buena noticia sería que no tiene inflación, la mala es que ustedes tampoco tendrían empleo. Lo destruiría", azuzó a otro delegado sindical desde su lugar. En torno al financiamiento externo su posición pasa por el fin que se le dé a la deuda. Hoy cree que las calificadoras de riesgo crediticio deberían rever su rol. "Todos sus pronósticos no se cumplieron y la trampa del sistema pasa porque las mismas que erran en sus malas calificaciones son las que ponen el costo al dinero. La deuda no es mala per sé para Kicillof. Lo importante es con quién y para qué", agregó en otro encuentro a puertas cerradas.

Respecto de los empresarios que respeta y en los que confía dice no tener ninguno en particular, aunque valora a "muchos" a los que llama y con los que se reúne. Algo distinto le ocurre con los medios. "Me han demonizado con varias mentiras", se enojó en otra reunión.

A su círculo más íntimo le admite que ese tipo de noticias le generan un impacto directo en su vida cotidiana ya que las desmentidas siempre son más chicas que la publicación original. Lleva a sus chicos al colegio, va al club de toda la vida y le divierte hacer las compras, pero odia lo que considera la farandulización de la política que pasa por mezclar vida personal con la profesional. Su futuro político no depende de él, le anticipó a otro empresario constructor. Y lo cree genuinamente. "Conduce Cristina y donde quiera que esté, estaré", cerró cortante a otro invitado al que le vaticinó un segundo pronóstico: "Vamos a arrasar en las elecciones y allí nuevamente será tiempo de escuchar a todos aquellos que dijeron lo contrario".

Por último, vale la anécdota de aquel empresario al que la gente de ceremonial invitó gentilmente a retirarse porque su tiempo se había cumplido. Kicillof dejó latentes dos definiciones: su futuro será en la política o en las aulas. Y acaba de generar otro índice al que un asistente a las reuniones bautizó irónicamente como kirchnerismo en sangre. Léase la afinidad de sus visitantes con el modelo antes y después de conocerlo. Allí más de uno lo sorprendió con su respuesta.

SU MUNDO DE 6 PANTALLAS Y EL EQUIPO DE LEALES

Su lugar de trabajo

Le devolvió al despacho ministerial un estilo nac &pop lejano del tono metálico de los tiempos de Amado Boudou

El minuto a minuto

Al igual que en su momento lo hacía Néstor Kirchner, sigue cada una de las variables a diario. Tiene seis pantallas con indicadores específicos

La mesa chica

A todo aquel que le pregunta le responde que el equipo económico es un todo indisoluble que le ha sido fiel en los momentos más difíciles

Su futuro

Asegura a empresarios que él no aspira a serlo, pero que sí se ve en política adonde la Presidenta se lo indique o en las aulas.

Fuente: La Nación

 
Te puede interesar
Lo más visto