El debut de la boleta electrónica en las elecciones porteñas

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Desde una escuela ubicada en Palermo, donde también vota el precandidadto a la presidencia por Cambiemos, Mauricio Macri, se registró como fueron las primeras votaciones con el nuevo método, que había plantado muchas dudas en los último días.




La escuela Wenceslao Posse, de Palermo, lugar de votación de Mauricio Macri.

En las primeras horas, el público que se acercó a los centros de votación de la ciudad era mayoritariamente adulto de edad avanzada que, si bien se acercaron en principio con algo de recelo a las terminales de votación, finalmente pudieron cumplir con su obligación ciudadana sin mayores contratiempos.

En la escuela Wenceslao Posse, en Coronel Díaz y Juncal -allí vota el jefe de gobierno, Mauricio Macri-, fueron habilitadas 14 mesas de votación, las autoridades electorales se conformaron sin problemas y se dispuso una máquina especial con un técnico y un capacitador que ayudaba a los interesados en hacer una práctica previa.

Santiago Líbano de 71 años, luego de votar dijo que le resultó "sencillo" y elogió que la ciudad de Buenos Aires se "acople a la tecnología" para la votación. Además, reveló que "hace tres meses" ya había hecho una práctica y que hoy le resultó simple votar. Finalmente, aclaró que "no tiene dudas" sobre la confiabilidad del sistema.

Gabriela Masu manifestó sus dudas sobre el nuevo sistema y aprovechó para cuestionar su vigencia. "Es el mismo método de antes, pero ahora con la diferencia que hay una máquina que procesa el voto", afirmó.

María Emilia, de 67 años, le pareció muy fácil el voto con boleta electrónica y reconoció que había llegado "asustada", porque no había hecho una práctica en simulador. Recibió ayuda en el lugar y pudo votar sin problemas. "Me gustó y es mejor que el sistema anterior porque es mucho más rápido", dijo.

Dana, una suplente de mesa que llegó temprano para, eventualmente, cubrir a algún ausente, relató que recibieron una intensa capacitación y se mostró segura de que podría ayudar a los electores que tuvieran dudas.

María Ester Martínez, de 70 años, no estaba informada de que debía traer el último documento y las autoridades de mesa no la dejaron votar. Enojada, se fue y dijo que no tenía intenciones de volver.

Pasados los primeros minutos, la fila en la máquina de prueba empezó a ser más extensa que las que había en cada una de las mesas de votación. Pese a que la circulación de gente era moderada en las primeras horas de los comicios, ya empezaba a registrarse una tendencia: los capacitadores tendrán trabajo con los indecisos.

Un detalle que no muchos sabían también le daba un dato más a los comicios: los que no votaron en las PASO no aparecieron en los listados y no pudieron votar.

Fuente: La Nación
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