El Apple Watch no logra convencer a los usuarios... ¿por qué?

Tecno
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Está muy bien hecho, pero no muy bien diseñado. Es difícil de usar y no resuelve problemas relevantes. No cuida la experiencia del usuario y tampoco está a la moda.





Parece que, a pesar de los años de bombo que tuvo antes de que fuera anunciado, el Apple Watch está fracasando.

No fue buena señal cuando la firma de la manzana anunció poco antes del lanzamiento del reloj que no darían cifras de ventas. Ahora, un nuevo informe de Slice Intelligence, no sólo muestra que las ventas cayeron un 90% desde su lanzamiento -algo importante dado que implica que los primeros usuarios no están haciendo buenos comentarios a compradores más cautos-, sino que Fitbit supera a Apple en ventas en el espacio de los "vestibles". Puede que Apple ya haya aplastado a pequeñas compañías de relojes inteligentes, como Pebble, pero el Watch no logró sacudir el mercado.

Imaginemos que meses después del lanzamiento de la iPad supiéramos que no había superado en ventas a algún modelo de tableta de Windows. Un par de millones de unidades vendidas suena bien, pero no es el éxito rotundo que hemos llegado a esperar de Apple. ¿Una baja precipitada en las ventas después de un par de meses? No es buena señal.

¿Se recuperará el Apple Watch, vendiendo 100 millones de unidades en dos años, como la iPad, o en tres años, como el iPhone? Aún hay tiempo, pero no a este ritmo. (Que, para ser justos, son proyecciones basadas en pedidos vía mail obtenidas por Slice, no de Apple misma.) Pero, aun considerando generosos errores de redondeo, el Watch no logró convertirse en el objeto de status quo en tecnología vestible. Para Apple, eso es un fracaso.

¿Cómo sucedió esto? La respuesta puede sonar una herejía a los que canonizan -o incluso meramente admiran- a los diseñadores de Apple. ¿Qué pasa si el Apple Watch, con todos su metales pulidos, todas sus apariciones en la pasarela, en realidad no está tan bien diseñado? Hasta ahora, el Apple Watch no parece tan útil y no demostró estar tan a la moda.
Las ventas cayeron un 90% desde su lanzamiento.

Los primeros comentarios estaban llenos de críticas tentativas y explicaciones enredadas de por qué uno podría querer un Apple Watch. The New York Times necesitó de "tres días largos, a menudo confusos y frustrantes" para aprender a usarlo. Otros señalaron que tiene un desempeño técnico pobre y le faltan aplicaciones significativas. Muchas críticas contenían la alerta de que "no es para todos". Una crítica influyente de TechCrunch señaló lo que se convirtió en la consigna para la defensa de la utilidad del Apple Watch: el tiempo que se ahorra al usar una pantalla que se lee a la pasada, como si los adolescentes y las abuelas en todas partes disfrutan de la opción de gastar 500 dólares para ahorrarse el equivalente de unos segundos por día. (Segundos que, a menudo, son consumidos por una alerta del reloj instruyendo al usuario a mirar su teléfono.)

Reconocidos programadores de aplicaciones se quejaron antes del lanzamiento de que Apple había limitado las funciones del Watch demasiado como para crear experiencias ricas y significativas. Presumiblemente para preservar la limitada vida de la batería del "reloj", las aplicaciones funcionan en el iPhone, los sensores y el Motor Taptic quedaron afuera y muchos elementos gráficos tuvieron que llegar al Watch vía streaming en vez de generarse allí mismo. Apple, desde entonces, presentó un nuevo kit para desarrolladores de software (SDK) para remediar algunas de estas limitaciones, que sin duda mejorará la experiencia de aplicaciones, por poco llamativas que hayan sido hasta ahora.

Desde el punto de vista de la experiencia del usuario, no está claro que Apple haya descubierto cómo se supone que la gente debe interactuar con el Watch. Basta considerar que tiene cuatro tipos distintos de notificaciones: un "vistazo", una notificación breve, una larga y otro estilo que sólo aparece dentro de la ventana digital del reloj. En algunos casos, le da la información que necesita. En otros, le indicará que abra una aplicación en su iPhone. Pero las notificaciones nunca indican que Apple descubrió una manera perfecta de usar su propio invento. Y, pese a tener tres tipos distintos de interface táctil -interacción básica de pantalla táctil, Toque Forzado y la Corona-, el reloj sigue dependiendo mucho de Siri, el agente de reconocimiento de voz de Apple, que continúa siendo bastante tonto y sordo.


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¿Dónde fue tu Apple Watch, Drake? ¿Y qué hay del tuyo, Karl Lagerfeld? ¿Está oculto bajo esos puños? ¡Decí que no es así Beyoncé! Aunque por lo menos Beyoncé, que logró titulares por usar la edición con banda de oro del Apple Watch (dicho sea de paso, es al revés; seamos honestos, debe ser un esponsoreo por debajo de la mesa del que nos enteraremos en sus memorias dentro de 40 años), aún se muestra con él en Instagram cada tanto. Se puede ver esto en dos sentidos y ninguno de ellos anticipa nada bueno para el Watch. La falta de apoyo de los ricos y famosos podría indicar un factor de enfriamiento de su atractivo. No porque el Watch tenga nada malo, sino porque Apple no es inmune a los caprichos de la moda, que pasan mucho más rápido que el ciclo de actualización de dos años del iPhone.

Ignoremos el desafío de adivinar qué elige cada día Beyoncé en materia de moda y tecnología sólo a partir de las imágenes que aparecen en Instagram, muy editadas. Digamos que no usa el mismo reloj todos los días, es una chica a la moda que cambia el look diariamente. Pero ¿cuándo lo usa?

Un lindo reloj para alguien que es normal, no un rico y famoso, encaja en algún punto entre el anillo de bodas y los zapatos negros de cuero. Uno los usa mucho, pero no todo el tiempo.

Pero el Apple Watch no es una joya más. Si uno no usa un Rolex todos los días, no es gran cosa. Pero si uno no usa un Apple Watch todos los días, ¿cómo se va a convertir en parte importante a la hora de pagar, identificase a uno mismo o ver el correo electrónico? Para que un Apple Watch reemplace la funcionalidad de nuestros celulares, aunque sea en parte, tiene que usarse todo el tiempo. Y lo que parece -por lo menos de acuerdo con mi análisis altamente científico del Instagram de los ricos y famosos, cruzado con el rechazo de muchos de mis amigos proclives al uso de gadgets- es que el Apple Watch simplemente no encaja en todo contexto. (Y aquí estamos hablando de la versión de más de US$ 17.000, que al menos tiene el cachet del exceso. Los modelos de entrada pueden ser más inofensivos, pero siguen siendo relojes inteligentes y los relojes inteligentes siguen siendo recursos tecnológicos de muñeca).
Quizás el Apple Watch tuvo su momento, pero ahora se ve, si no malo, al menos vulgar.

Todo esto lleva a la falla fundamental del Apple Watch: es una obra maestra miope en cuanto a diseño industrial, con microchips bajo un vidrio curvo que se mantiene sujeta con broches magnéticos con la elegancia del velcro, tan concentrada en la terminación que olvidó la experiencia del software. Y paradójicamente es la experiencia de software la que podría solucionar la desilusión que causa la experiencia de usuario, junto con el viejo problema de tener que usar el mismo reloj todos los días.

Mire la página de Apple Watch en Internet y verá los macros de la corona digital y la banda metálica entretejida, pero, en última instancia, el Apple Watch tiene un mismo aspecto. El software apenas si incide en su estética. Apple ni siquiera abrió la cara digital del reloj a terceros diseñadores y, aunque lo haga, no dejará de verse como una pantalla muerta que teme despertar su batería, no vaya a ser que esté descargada.
El Apple Watch está fracasando porque está muy bien hecho, pero no muy bien diseñado.

En términos de utilidad, es difícil de usar y no resuelve problemas relevantes. En términos de moda, es una pieza de tecnología que es inherentemente atemporal, pero tampoco está a la moda.

No estoy seguro de que el Apple Watch tenga que solucionar todos estos problemas para convertirse en un gran éxito, pero definitivamente tiene que resolver algunos. Hasta entonces, el Apple Watch seguirá "no siendo para todos". Y, aparentemente, tampoco los es aún para tantos como se esperaba.

 

Fuente: La Nación.-
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