Los gremios de árbitros argentinos dividen las aguas

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Un nuevo escándalo por malos arbitrajes profundizó la grieta entre la AAA y el Sadra. "Así es difícil la comunión del grupo", admitió el suspendido Laverni.








 

La última polémica arbitral, protagonizada por Sául Laverni y el asistente Cristian Navarro, en el partido entre Lanús y Gimnasia y Esgrima La Plata, destapó una situación que estuvo disimulada, aunque siguió su curso en el núcleo de quienes dirigen en los torneos argentinos. Los dos gremios que reúnen a los referís no tienen diálogo. Y la tensión fue en aumento en los últimos tiempos.

La Asociación Argentina de Árbitros (AAA) y el Sadra, lideradas por Federico Beligoy y Guillermo Marconi, respectivamente, determinaron desde hace un tiempo que sus asociados no compartan los equipos arbitrales. Un despropósito, una señal de la desunión y de los egos que se fueron alimentando, de los ataques verbales que se repiten. "Hay una brecha. La relación es prácticamente nula, más allá de algún grupo de whatsapp. Esto parece unitarios y federales. Así es difícil la comunión del grupo", expresó Laverni, que no escondió la problemática que rodea a los árbitros.

El encuentro entre Tigre y San Lorenzo, de la 26ª fecha del reciente campeonato, terminó de desatar la crisis. El mundialista Néstor Pitana, de la AAA, y el asistente Yamil Bonfá, del Sadra, fueron los actores de una desacertada resolución, quienes encendieron la mecha y provocaron los primeros cruces de acusaciones. El árbitro internacional convalidó un gol del colombiano Rincón (Tigre) a instancia de su colaborador quien, tras darle el visto bueno mediante el intercomunicador, generó el error. "Vamos a terminar todos a los bollos. El tema pasa por las designaciones, porque el poder de los gremios pasa por ahí: de quién juega o no. Es un tablero de ajedrez donde se miden las fichas que se juegan. Después de aquel partido, en el que Beligoy era el cuarto árbitro, empezaron las declaraciones. Ahí empezó el enojo y el encono de los dos lados y, entonces, cada gremio juega con árbitros suyos", resumió en diálogo con La Red el rosarino, que fue suspendido, de manera provisional, y ayer envió el descargo a la AFA.

Para Laverni, en la acción que antecede al gol de Lanús -off-side de Oscar Benítez- es de apreciación, de 20 o 30 centímetros. "Cristian [Navarro] apreció que arrancaron en la misma línea. En el diálogo por el handy [intercomunicador] le dije: 'Si acertaste sos Balón de Oro, pero si no, no sabés en el bolonqui que nos metimos'". La decisión de no sancionar penal sobre Ignacio Fernández, de Gimnasia, la sigue defendiendo: "El informe del veedor dice que fue penal; yo disiento, porque las fuerzas son dispares".

El descontrol, la división profunda entre los gremios, serán cuestiones que tendrán que resolverse tras las elecciones de mañana en la Asociación del Fútbol Argentino. Será un tema espinoso, como muchos de los que les espera a los candidatos Marcelo Tinelli y Luis Segura. La salida de Miguel Scime, la designación de Víctor Blanco, presidente de Racing, en el puesto de titular del Colegio de Árbitros, fueron todos movimientos que agregaron una cuota mayor de confusión en una temporada en la que los jueces estuvieron bajo la lupa desde el comienzo. Todo, en un medio que se hizo cada vez más belicoso y en el que el error ajeno es fustigado, aunque pocos admiten sus equivocaciones.

 

Fuente: La Nación.-
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