Son tres los apostadores que esta semana tendrán una suculenta suma de dinero en sus bolsillos.
Viven en la calle, decidieron superarse y tienen asistencia perfecta para terminar la escuela
Sergio, “Toro” y “Tapita” trabajan de maleteros en la Terminal de Omnibus. Se decidieron a terminar los estudios. Tomaron coraje y con el apoyo y afecto de corazones solidarios están saliendo adelante a puro “Muy Bien 10”.
A las 19.30 salen de la escuela “Tambor de Tacuarí” los maleteros de la Terminal. Aunque tienen más de 40 años todos, se han decidido a terminar la primaria. Recién ahora, la mayoría de ellos está aprendiendo a escribir su propio nombre, su número de DNI y a armar frases relatando momentos de su vida cotidiana. Era tanto el entusiasmo que tenían este viernes que parecían un grupo de chicos en el recreo. Competían ante la cámara de DIARIO MÓVIL para mostrar quién cosechó más “muy bien 10” en la semana. Pero tienen duras historias de vida que los llevaron a vivir en la calle, hasta que salió esta oportunidad.
“Esta fue una propuesta que largó Viviana Fornés, joya de diez”, dijo Sergio Daniel Arce. “Yo llegué hasta cuarto grado y ahora empecé de nuevo la escuela. La gente me trata muy bien, la señorita se llama Violeta pero yo le digo mami. ¡Tiene una cultura!, porque para tenerlos a todos estos vivos…”, contó haciéndole chistes a sus compañeros de curso.
“La rutina mía es levantarme y trabajar de maletero o hacemos changas, cuidamos autos, lo que sea. Y en las tardes nos juntamos con el Tapita y el Toro en la Terminal y nos venimos para acá. Aquí aprendemos y conversamos de diez”, agrega Sergio con la mirada de aprobación de sus compinches. “Lo que más me cuesta es reflexionar todos los años que he perdido de escuela, pero bueno, seguimos, con entusiasmo. Es complicado pero tenemos empeño y voy a seguir hasta que me muera. Ojalá lleguemos a la facultad”.
Antonio Tomas Morales, “Toro”, es el que la mayoría de las veces lleva en la bici a sus amigos desde la Terminal hasta la escuela en la Villa del Pino. No suelta la bici ni para la foto. Fue el regalo que le hizo Vivi para su cumpleaños. La han apodado “la delegada”, de cariño. Es el más tímido del grupo. Creció hasta los 21 años de vida en el Patronato de Menores y allí aprendió las primeras palabras.
Es el más alfabetizado del grupo y así lo muestra su cuaderno, muy prolijo, con oraciones en imprenta y en cursiva. “Escribía con lápiz negro y ahora con lapicera. Me cuesta sacar las palabras de la boca”, reconoció. De a poco va tomando confianza y hasta se anima a reír y hacer piruetas en la bici cero kilómetro. “Yo andaba tirado en la calle hasta que apareció la delegada. Y ellos son mis compañeros, todo. Trabajo de sábado a sábado y entre semana me reciben mis compañeros”, comentó.
Ariel Gustavo Rodríguez, El Tapita, es el pasajero favorito de Toro. “Tenemos manso auto para venir a la escuela”, dice por la bici. Tapita es maletero también en la Terminal y vive en situación de calle desde que era niño. Ahora, a los 41 años, está aprendiendo a escribir su nombre; recientemente descubierto cuando tramitó después de mucho tiempo su DNI. “Me gusta mucho estudiar, pasar al pizarrón, leer y escribir. Aprendí mi número de documento y se viene mi cumpleaños el 16 de julio. Para el invierno capaz me lo festeje”, anticipó.
“Estoy a full y la señorita es muy buena. No tengo hijos pero algún día, quizás. Ahora tengo muchos sueños y estoy contento. ¡No sé ni qué decir con la alegría que tengo!”, dice. Y se acuerda y aprovecha: “Les mando un saludo a las chicas y chicos de limpieza y a todos los de la Terminal”.
A las 19.30 salen de la escuela “Tambor de Tacuarí” los maleteros de la Terminal. Aunque tienen más de 40 años todos, se han decidido a terminar la primaria. Recién ahora, la mayoría de ellos está aprendiendo a escribir su propio nombre, su número de DNI y a armar frases relatando momentos de su vida cotidiana. Era tanto el entusiasmo que tenían este viernes que parecían un grupo de chicos en el recreo. Competían ante la cámara de DIARIO MÓVIL para mostrar quién cosechó más “muy bien 10” en la semana. Pero tienen duras historias de vida que los llevaron a vivir en la calle, hasta que salió esta oportunidad.
“Esta fue una propuesta que largó Viviana Fornés, joya de diez”, dijo Sergio Daniel Arce. “Yo llegué hasta cuarto grado y ahora empecé de nuevo la escuela. La gente me trata muy bien, la señorita se llama Violeta pero yo le digo mami. ¡Tiene una cultura!, porque para tenerlos a todos estos vivos…”, contó haciéndole chistes a sus compañeros de curso.
“La rutina mía es levantarme y trabajar de maletero o hacemos changas, cuidamos autos, lo que sea. Y en las tardes nos juntamos con el Tapita y el Toro en la Terminal y nos venimos para acá. Aquí aprendemos y conversamos de diez”, agrega Sergio con la mirada de aprobación de sus compinches. “Lo que más me cuesta es reflexionar todos los años que he perdido de escuela, pero bueno, seguimos, con entusiasmo. Es complicado pero tenemos empeño y voy a seguir hasta que me muera. Ojalá lleguemos a la facultad”.
Antonio Tomas Morales, “Toro”, es el que la mayoría de las veces lleva en la bici a sus amigos desde la Terminal hasta la escuela en la Villa del Pino. No suelta la bici ni para la foto. Fue el regalo que le hizo Vivi para su cumpleaños. La han apodado “la delegada”, de cariño. Es el más tímido del grupo. Creció hasta los 21 años de vida en el Patronato de Menores y allí aprendió las primeras palabras.
Es el más alfabetizado del grupo y así lo muestra su cuaderno, muy prolijo, con oraciones en imprenta y en cursiva. “Escribía con lápiz negro y ahora con lapicera. Me cuesta sacar las palabras de la boca”, reconoció. De a poco va tomando confianza y hasta se anima a reír y hacer piruetas en la bici cero kilómetro. “Yo andaba tirado en la calle hasta que apareció la delegada. Y ellos son mis compañeros, todo. Trabajo de sábado a sábado y entre semana me reciben mis compañeros”, comentó.
Ariel Gustavo Rodríguez, El Tapita, es el pasajero favorito de Toro. “Tenemos manso auto para venir a la escuela”, dice por la bici. Tapita es maletero también en la Terminal y vive en situación de calle desde que era niño. Ahora, a los 41 años, está aprendiendo a escribir su nombre; recientemente descubierto cuando tramitó después de mucho tiempo su DNI. “Me gusta mucho estudiar, pasar al pizarrón, leer y escribir. Aprendí mi número de documento y se viene mi cumpleaños el 16 de julio. Para el invierno capaz me lo festeje”, anticipó.
“Estoy a full y la señorita es muy buena. No tengo hijos pero algún día, quizás. Ahora tengo muchos sueños y estoy contento. ¡No sé ni qué decir con la alegría que tengo!”, dice. Y se acuerda y aprovecha: “Les mando un saludo a las chicas y chicos de limpieza y a todos los de la Terminal”.
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