Construyen hogares para pacientes oncológicos

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Con esperanzas y un objetivo claro de trabajar para los pacientes con cáncer  es que un grupo de 20 alumnos trabaja en una casa especial, en el barrio Las Marías, provincia de Río Negro. Los jóvenes estudian en el Centro de Capacitación Técnica N°1 de Bariloche y precisamente son los encargados de llevar a cabo la construcción de una casa para pacientes oncológicos que llegan a la ciudad desde parajes cercanos o de pueblos de la Línea Sur para recibir tratamiento en el hospital Ramón Carrillo.


En la actualidad, estudiantes que se  encuentran cursando el segundo año de la carrera de Perito en Construcción, realizan la obra de la construcción de una casa para pacientes oncológicos sin otro fin que la práctica y las ganas de aportar a través de un emprendimiento social de estas características. “Es bueno que la práctica no sea una obra particular sino que tenga un fin social como éste”, cuenta Carmen Cabezas rodeada de sus compañeras mujeres de la obra- Rocío De Azkue, Cecilia Cheuquepal, Tatiana Santana - hacen las mismas tareas que los hombres.


Hay de todo en el grupo, desde chicos jóvenes que recién terminan la secundaria, exuniversitarios, trabajadores de la construcción que buscan capacitarse y están los que interesados en tener una formación y oficio con salida laboral, llegaron a estudiar.


Si bien la iniciativa fue ideada por la Fundación Cerca Tuyo, luego de la cesión del terreno por parte de la municipalidad en 2013 se demoró en comenzar por falta de fondos. Tras recibir donaciones anónimas y organizar eventos solidarios se logró avanzar rápidamente con el proyecto.


Hoy ya están las paredes y el techo de la primera etapa. Se trata de dos salones que serán utilizados para talleres o espacios comunes, con cuatro baños, un área de administración, cocina pequeña y un consultorio. En la segunda etapa, también avanzada, estarán las siete habitaciones, cada una con su baño privado, cocina y una sala de estar, distribuidas en dos pisos, donde podrán alojarse los pacientes que lleguen a Bariloche para seguir con tratamientos oncológicos en el hospital.


“Siempre buscamos obras para hacer prácticas, hubo años que no conseguimos y teníamos que hacer paredes en el patio de la escuela. Con una obra así nos involucramos con todos los aspectos de la obra, qué materiales necesitamos cada sábado, qué herramientas debemos traer, y además tiene un fin social que genera mayor motivación”, expresó la alumna Carmen.


“Es buenísimo tener esta práctica, nos gusta ver cómo la obra avanza y que somos parte, aprendemos y tenemos el plus de hacer esta casa para pacientes oncológicos. Dan más ganas de venir, tiene un sentido”, destacó Fermín Rodríguez Casalla, uno de los estudiantes que forma parte del alumnado del CCT N°1.


Rocío De Azkue también comparte que “hacer la práctica en una obra te da más detalle que la teoría, vemos cosas que ahí no ves” y todos coinciden en el mayor sentido que cobra la tarea al pensar que en un futuro podrá transitar por esta casa gente que llegue de lugares lejanos por un tratamiento médico.


La fundación espera que para el próximo año se pueda habilitar al menos una parte de la edificación para que las personas en tránsito que necesiten un lugar tengan un espacio donde estar. Sin embargo y a pesar del avance de la obra, aún faltan las instalaciones de gas, electricidad y agua, entre otras terminaciones, además de recursos.


Fundación


La Fundación Cerca Tuyo trabaja con pacientes con cáncer y sus familiares. María Elisa Kreimer junto a 18 personas siguen en la lucha de sostener la Fundación Cerca Tuyo que comenzó en 2009 a brindar acompañamiento a los pacientes y familiares con cáncer que llegaban a Bariloche para recibir un tratamiento médico en el hospital.


“Cuando volví- de realizar su tratamiento oncológico- me dio cuenta de que no pasara con la gente de mi pueblo, de mi ciudad, lo mismo que había pasado yo. Enfrentar un diagnóstico de cáncer es difícil. No importa  cuántos diagnósticos de cáncer pueda tener una persona, cada vez que a uno le dicen que las células no dieron bien o que los análisis no dieron bien, es como si le dieran una pedrada en la cabeza. Convoqué a amigos y conocidos y fundamos la fundación”, expresa María Elisa Kreimer, una de las artífices de la fundación, quien padeció el cáncer en dos oportunidades.


El proyecto del hogar de 400 metros cuadrados surgió como una necesidad de los pacientes que muchas veces se ven obligados a deambular por la ciudad a la espera del colectivo o tren que los lleve de regreso a casa. En este espacio tendrán un lugar de tránsito, talleres o diversas actividades para distenderse y estar activos, que también estarán abiertos a los pacientes locales.


“Me di cuenta que no quería que la gente de mi pueblo pasara lo mismo que yo había pasado. Enfrentar un diagnóstico de cáncer es difícil. Formé la fundación con amigos y conocidos y desde hace cinco años estamos en el hospital acompañando a los pacientes que están haciendo la quimioterapia”, concluyó María Emilia Kreimer.

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