La venganza del toro: corneó y le destrozó la pierna al torero

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Además de la herida en el muslo, preocupan las consecuencias de la fuerte caída.







Para rebajar su categoría, dicen algunos que a Ponce no le cogen los toros. No es cierto: ha sufrido ya graves cornadas. Así es la Fiesta. En el segundo toro, Enrique corta una oreja. Se espera que redondee su triunfo, en el quinto. Lleva camino de lograrlo cuando el toro lo empitona y lo lanza a buena altura; la caída parece muy mala. Sufre una cornada en el glúteo y una rotura de ligamento lateral, que preocupa tanto o más porque la recuperación va a interrumpir su temporada.

Todo hacía pensar en un festejo grato, con dos conmemoraciones. Tal día como hoy, hace 60 años, tomó la alternativa, en la corrida de Fallas, Curro Romero. Tal día como hoy, hace 100 años, nació el Valencia Club de Fútbol. Desde entonces, ¡cuántas ilusiones, cuántas tardes de gloria! En la víspera de San José, debe haber un gran cartel taurino. Por muy bueno que sea Diego Ventura, que lo es, no me gustan estos festejos «mixtos» de un rejoneador y dos toreros, a pie. Defiendo que los jóvenes entren en carteles de figuras pero no tiene sentido que alternen, como en un mano a mano, dos diestros tan dispares como Enrique Ponce y Toñete.
Ponce, con gesto de dolor, es trasladado en volandas a la enfermería
Ponce, con gesto de dolor, es trasladado en volandas a la enfermería - Mikel Ponce

Diego Ventura, en el primero, realiza una faena madura, medida, pero falla con el rejón de muerte. En el cuarto, calienta el frío ambiente el precioso «Sueño», galopando a dos pistas. Yendo hacia atrás y quebrando, muy en corto, «Nazarí» juguetea con el toro, que se ha parado pronto. Levanta un clamor al clavar a dos manos con «Dólar», sin riendas ni cabezal. Mata a la segunda: oreja.


Enrique Ponce cortó una oreja al segundo toro
Enrique Ponce cortó una oreja al segundo toro - Mikel Ponce

En honor al Valencia, Ponce estrena un vestido blanco y azabache, los colores del equipo. Recibe con verónicas cargando la suerte al segundo. El toro se mueve pero flaquea, protesta, se queda cortito. Ponce lo va metiendo, traza muletazos con facilidad y elegancia, le saca todo lo que tiene pero es poco toro para un éxito grande. Estocada rinconera de efecto rápido: oreja. El quinto, apenas picado, se mueve y humilla. Ponce brinda «a todos los valencianistas»: liga muletazos mandones en una faena que va a más, se huele ya el triunfo pero, en un pase de pecho, el toro se queda corto, lo empitona por la pierna, lo voltea alto y, en la caída, queda inmóvil. Lo llevan a la enfermería, con gestos de dolor. Arrastraba ya una lesión de ligamento cruzado: quizá eso le ha influido para no librarse del percance. Con ella parece imposible haber seguido toreando. La operación quirúrgica, que dilató, es ahora inevitable.

Ésta es la corrida número 60 de Ponce, en la Feria de Fallas: la oreja de hoy ha sido la número 63; de no ser por la cogida, hubiera logrado su salida en hombros número 40. A Alberto García Reyes , en ABC, le ha contado el maestro Curro Romero su concepto del toreo: «Uno no quiere que el tiempo pase. Es la misma vida. Es punto y aparte». También es punto y aparte Enrique Ponce, torero de Valencia.
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